25- Acercandose

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-Me voy a cambiar al baño. Me dice mientras recoge algunas cosas de su maleta y camina hacia allí.

-Vale, yo me cambio aquí.

La situación no podría ser mas incomoda. Cada momento que pasa me convenzo más de que esto es una prueba de la vida. A mí solo me pasa casarme con una desconocida que esta guapísima y que me tenga miedo, vamos que es el combo completo. Me quito la camisa, los zapatos, las medias, el pantalón, y me coloco un pantalón corto. Creo que es la primera vez que dormiré de esta manera, ya que normalmente solo duermo con mi bóxer.

Ella regresa a la habitación y al verla me quedo sin habla. Pantalón corto de seda color negro con encaje en rosa y una camisa de tirantes haciendo juego. Definitivamente aunque ella no me lo pida dormiré en el sofá. Busco una de las almohada en la cama y comienzo a caminar hacia el sofá.

-¿Qué haces? Me pregunta cuando acomodo la almohada en el sillón.

-¿Preparándome para ir a dormir? Pregunto confundido. -¿O acaso quieres jugar ajedrez? Le pregunto entre risas al ver la mesa de ajedrez que hay a un lado.

-No rubio, no quiero jugar ajedrez. Dice sarcásticamente. –No es necesario que duermas ahí, la pasaras mal.

Hay rubia... a tu lado la voy a pasar mal. Pienso.

-No es la primera vez que dormiré en un sofá, además se ve bastante cómodo. Digo tanteando la suavidad de los almohadones.

-Rubio, seamos adultos. Que tengamos que dormir en la misma cama no quiere decir que algo deba suceder entre los dos, además hicimos un trato.

El trato... ¿Cómo olvidarlo? Pero si sabía que estaba ese pijama de por medio lo pensaba un poco mejor.

-Sí pero... Intento decir.

-Pero nada, vamos. Mañana tengo un día demasiado ocupado. Dice y se mete entre las sabanas.

-Vale. Respondo y con mi respiración fuera de sincronía me acuesto a su lado. –Sabes, no tengo dudas que has sido tú la que me convenciste de que nos casáramos cuando estábamos ebrios. Le comento mientras cruzo mis brazos.

-¿Por qué lo dices? Me pregunta confundida mientras se voltea de lado y me observa.

-Porque siempre me convences de todo.

-Tienes el si flojo. Dice entre risas.

-A veces sí, pero contigo demasiado... Me atrevo a confesarle.

-Es que soy irresistible. Dice entre risas.

-No se porque te ries... es verdad.

-Rubio, no comiences. Me advierte.

-Tranquila, no hare nada. Le vuelvo a repetir.

-Bueno rubio, que descanses. Dice.

Se voltea mirando hacia el otro lado, apaga la luz de la mesita de noche de su lado, y luego yo hago lo mismo con la mía.

-Buenas noches rubia.

El sentir su cuerpo tan cerca del mío me está volviendo loco. Su largo cabello roza con mi espalda y de verdad que estoy teniendo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no voltearme y dormir abrazado a ella. Intento poner mi mente en blanco, en no pensar en su presencia, pero falló una y mil veces. ¿Cómo no pensar en ella cuando su exquisito aroma invade mis sentidos?

Después de lo que a mí me parece una eternidad finalmente el cansancio me gana haciendo que mis ojos se cierren y así poder descansar.

[...]

Abro mis ojos algo desorientado al sentir algo extraño sobre mi pecho y me percato que es ella que duerme abrazada a mí. Se ve tan preciosa. Su cabello me cubre mientras que la sensación de sus manos sobre mi me queman. No me atrevo a acariciarla por miedo a su reacción, solo puedo contemplarla y pensar que no estaría mal amanecer de esta manera todos los días.

Miro el reloj que hay en la mesita de noche, y el mismo marca las nueve de la mañana. Vaya que hemos dormido bastante. Su cuerpo comienza a moverse y de a poco ella abre sus ojos y al verse abrazada a mi me mira sorprendida.

-¡Discúlpame! Dice mientras sus mejillas se prenden fuego e intenta separarse, pero yo se lo prohibió al sujetarla.

-No te disculpes, no pasa nada. Quédate así un momento. Le pido de manera amable y con un poco de dudas lo hace.

-¿No te molesta? Me pregunta mirándome recostada sobre mi pecho.

-Honestamente no, ¿Y tú?

-Honestamente estoy muy cómoda. Dice sonriente. –Eres una gran almohada rubio.

-Vaya, ese cumplido nunca me lo habían dicho. Digo entre risas. –Pero supongo que mi pregunta es si no te molesta sentirme así tan cerca.

Puedo notar ese debate que hay dentro de ella entre el debe y el ser de sus sentimientos/

-Creo que no. Dice de manera tímida. –No estoy sintiendo ganas de huir de aquí como me ha sucedido antes. Me confiesa y una sonrisa se dibuja en mi rostro.

-Me alegra mucho saber eso. Confieso y ella levanta su rostro apoyándolo sobre sus brazos encima de mi pecho y me mira fijamente.

-¿Por qué te alegra eso?

-Porque lo que menos estoy queriendo en estos momentos es que huyas de mi lado. Digo de la manera más directa que me es posible.

-¿Y qué es lo que quieres en estos momentos? Me pregunta de una manera que hace que todo mi interior se revolucione.

-¿De verdad quieres saberlo? Le pregunto en un último acto de autocontrol.

-Aha. Dice asintiendo.

-Esto quiero. Digo sujetando su rostro con mis manos y acercando mis labios a los suyos para comenzar a besarla.

Casados Por Accidente [Pablo Alboran] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora