104. Antojos

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Luego de un largo y divertido día en la piscina y haber almorzado mi intento de parrillada, estamos los cuatro... bueno... seis incluyendo a los bebes, viene una película en la sala. Mi esposa básicamente usa mi hombro de almohada, pero la noto muy inquieta. Cruza sus piernas de una manera, luego de otra, y sigue así por un rato largo.

-Rubia, ¿te encuentras bien?- Le pregunto bajito para no interrumpir la concentración de Sofí y Elisa en la película.

Ella me mira y niega –No amor... me estoy muriendo de ganas por un trozo de tarta de chocolate... no puedo más.- Me dice avergonzada y ahora sí que no puedo contener mi risa.

-No sé de qué te ríes. Te juro que nunca me había sucedido algo así; necesito tarta de chocolate ya.- Dice y puedo notar en su voz que no está bromeando.

-Cariño, eso se llama antojo.- Le explico al oído y dejo un beso en su cuello. –Quédate con las niñas aquí y yo voy a la pastelería a buscarte una tarta de chocolate.- Le pido, le doy un corto beso y me pongo de pie para irme.

La veo sonreírme y me lanza un beso -¡Eres el mejor!- Me dice feliz y rio.

-Tito, ¿Dónde vas?- Pregunta Sofí.

-Cariño, voy por una tarta de chocolate a la pastelería; ya regreso.- Le explico y sé que ella también ama la tarta de chocolate.

-Vale.- Me dice y vuelve su mirada a la televisión; definitivamente la película le encanta porque de otra manera me pediría ir conmigo.

[...]

Después de conducir por casi 15 minutos, aparco el auto y comienzo mi proceso de camuflaje pero sin mis Ray Ban ya que es de noche. Afortunadamente no hay mucha gente aquí y me atienden enseguida. Miro el escaparate rápidamente y le pido la tarta de chocolate que tiene allí y fresas bañadas en chocolate aunque no forman parte del pedido. Sé que ella ama las fresas con chocolate.

Es claro que al leer el nombre en la tarjeta del banco la mujer que me ayudo iba a darse cuenta quien soy.

-¡Pablo Alboran!- Exclama y automáticamente le pido que baje la voz.

-Sí, si soy yo... pero por favor... no grites que si no se armara un escándalo. Mira, tengo a mi esposa con un antojo de tarta de chocolate en casa; ya sabes como son la embarazadas.- Le digo y ella ríe.

Que el embarazo de mi esposa ya no sea un secreto definitivamente facilita muchas cosas.

-Te entiendo perfectamente, ¡felicidades por los niños!- Me dice más bajito y claramente está enterada de todo. –Puedo solo pedirte una foto ¿por favor?- Me pide de manera muy amable y asiento.

Una vez que termina de cobrarme, nos tomamos la foto rápidamente sin que nadie se dé cuenta y salgo lo más pronto posible de la pastelería antes que el resto de la gente se dé cuenta de quién soy. Si no fuese porque mi esposa está desesperada por esta tarta; no tendría problema alguno en hacerme fotos con quien me lo pida, pero en estos momentos de mi vida tengo prioridades y los antojos de ella forman parte de esas prioridades.

[...]

Al entrar a la casa, me encuentro con la imagen más tierna que he visto jamás. Ella está en el sofá y a cada uno de sus lados están mis sobrinas usando sus piernas como almohada.

Me acerco sigilosamente hacia ella y le sonrió. –Estaban agotadas.- Digo bajito mientras dejo la bolsa a un costado.

-Eso parece... ¿Por qué no las llevas al cuarto?- Me pide en un susurro.

-Si, déjame llevar primero a Sofí. Ni se te ocurra levantar a Elisa; tú no puedes hacer fuerza.- Le advierto ya que la conozco muy bien.

-Vale...-

Dejo a cada una de mis sobrinas en la cama de la habitación de huéspedes y luego regreso a la sala.

-Gracias rubio.- Me dice levantándose del sofá y tomando la bolsa. –De verdad muero por esta tarta.- Comenta y me da un corto beso.

-Nunca dudes que cumpliré todos tus antojos.- Le digo mientras caminamos hacia la cocina.

-Y yo prometo que te compensare.- Dice pícaramente mientras busca dos platos.

-Eso no lo dudo cariño, aunque tú me compensas a cada día.- Le digo tomándola por la cintura.

-Necesito esta tarta de chocolate primero...- Me dice entre risas y hace que la suelte.

-Vaya antojo...- Bromeo.

-Después te necesito a ti, pero primero lo primero.- Dice sirviéndose un trozo de la tarta y sentándose en una de las sillas alrededor de la mesa.

Ya que ella no me ha servido nada, lo hago yo mismo y me siento justo enfrente de ella. –Jamás te había visto así de antojada por algo.- Comento al verla disfrutar de cada bocado.

Me mira arqueando sus cejas y sonríe –Oh si rubio... si he estado así por otras cosas... en realidad por ti.- Me dice en un tono de voz que está lleno de sugerencias.

-Eso es muy interesante... ¿ósea que tu primer antojo he sido yo?- Le pregunto entre risas.

Su media sonrisa me desarma completamente... -Eso parece...-

-¿Y será que puedo cumplir algún otro antojo esta noche?- Le pregunto entre risas.

Ella se pone de pie y se acerca a mí con el plato en su mano. –Ven rubio que te explico...- Me dice jalándome para que me levante y al hacerlo me hace caminar con ella por toda la casa con la clara intensión de ir a nuestra habitación.

-Me gustas mucho embarazada.- Bromeo cuando cierra la puerta detrás de nosotros.

Ríe de mi malísima broma y me empieza a besar sin tregua. Sus labios saben a chocolate y vaya que un sabor que creía que no podía mejorar lo hace.

-Sabes a chocolate.- Le comento entre beso y beso.

-Tu también, y es exquisito... - Sentencia dejando el plato con lo poco de pastel que queda en el sobre el mueble que hay en nuestra habitación.


Casados Por Accidente [Pablo Alboran] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora