75- Una Caja de Sopresas

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Si la curiosidad matara; yo ya estaría muerto. Desde que ha llegado a la casa con esas bolsas, no me ha querido decir que es lo que tiene en mente. Apenas estoy asimilando la noticia de que seremos padres y ahora no tengo ni idea de lo que ella ha preparado para pagar su apuesta. Terminamos de cenar bajo miradas llenas de felicidad y palabras que no nos salen de la boca y ella se levanta de la mesa.

-Rubio, encárgate de lavar los platos que yo tengo una sorpresa que preparar. Te espero en la habitación en como veinte minutos.- Me dice abrazándome desde atrás y me da un beso en el cuello dejándome sonriendo como un tonto.

Yo se que está loca, que no es de esas mujeres normales las cuales está llorando de emoción ante la noticia de su embarazo, y me encanta que sea así, pero en momentos como este no sé si asustarme o agradecer a la vida por mandarme una mujer tan diferente al resto a mi vida.

Tal como me lo pidió, termino de lavar los platos y cuando llega el tiempo acordado subo hacia nuestra habitación y veo un papel pegado sobre la puerta que dice "cierra los ojos y golpea la puerta". Rio ante la nota y hago lo que me pida.

A los pocos minutos escucho la puerta abrirse. –Me encanta que seas tan obediente.- Dice burlándose de mí y ambos reímos. –No abras los ojos.- Dice y cuando menos me doy cuenta ella me venda los ojos.

-¿Qué es esto?- Pregunto confundido.

-Tú ganaste una apuesta y yo te la estoy pagando, pero a mi manera...- Dice y sujeta mis manos. –Ven.- Me pide y con su ayuda camino hasta que me doy cuenta que me hace sentar sobre la cama. Me llama la atención la textura de las sabanas ¿son de seda? Me pregunto a mi mismo.

-¿Y ese aroma?- Pregunto al oler un exquisito y extraño aroma.

-No comas ansias...- Le escucho decir y con sus ayuda me voy acomodando al final de la cama hasta que siento mi espalda apoyarse sobre el respaldar. Siento sus manos subir mi camiseta y quitármela. –Esto sobra...- Me susurra.

-Mmmm esto me está gustando.- Digo entre risas.

-Esto también...- Dice y quita mi cinturón. Juro que me volverá loco.

No sé por qué, pero ella quita mis zapatos, mis calcetines, y solo me deja con mi pantalón puesto. –Cariño... ¿Qué te traes entre manos tu?- Pregunto sonriente.

-Ya casi te enteras.- Me dice al oído. –Cuenta hasta veinte y quitate la venda.- Me susurra de manera sensual y no sé como hago para mantener la compostura.

-Vale.-

En mi mente voy contando de uno al veinte y cuando llego al número acordado quito la venda a la vez que una música árabe comienza a sonar. Cuando mis ojos logran adaptarse a la media luz que hay en la habitación, me doy cuenta de que moriré de un infarto aquí mismo. Ha preparado una velada estilo las mil y una noches, donde ella es la protagonista vestida como si fuese una odalisca y baila danza árabe con un traje color negro que es extremadamente sensual. Apenas cubre su cuerpo, pero no es vulgar si no todo lo contrario; es elegante y muy provocativo. Me baila moviendo sus caderas mientras que sus manos mueven su tul; parece una experta en la materia y nuevamente me pregunto ¿con quién me he casado?

Me seduce subiéndose a la cama y desprendiéndose de algunos velos que cubren sus piernas. ¿Acaso es el baile de los siete velos? Logro preguntarme a mí mismo mientras se acerca a mi boca, pero no me besa. Sigue moviéndose de tal manera que no le hace falta ni tocarme para provocarme. Todo mi cuerpo la aclama y ahora entiendo porque solo ha dejado mi pantalón puesto... para ahorrarme el trabajo de desvestirme mientras la veo. Esto va mucho mas allá de mi mejor fantasía con ella.

La primera canción termina cuando ella termina de desprenderse de todos los velos y quedando vagamente vestida. Una nueva canción comienza a sonar, pero esta vez ella se sube a la cama y con la ayuda de sus rodillas se acerca a mí. –Rubio, no te lo había dicho antes... pero, estudie siete años de danza árabe.- Dice de manera sensual y acompañada con una enorme sonrisa.

-¿Qué? ¿Y recién ahora me lo dices?- Digo mirándola detenidamente. Se ve tan pero tan perfecta...

-Pensaba bailarte en nuestra luna de miel, pero bueno... las circunstancias lo merecen.- Dice colocando sus piernas a cada lado de las mías y pegando su cuerpo al mío.

-No te preocupes que me puedes bailar cuando tú quieras; no me enojare.- Digo sobre sus labios mientras mis brazos se enredan en su cintura sintiendo los adornos que cuelgan del sujetador.

-¿Sigo?- Pregunta de manera provocativa y hago que su cuerpo se ubique sobre el mío.

-¿Tu qué crees?- Le pregunto de manera picara.

-Y... creo que si sigo tendré que llamar a emergencias...-

-Si sigues, me muero aquí mismo.- Le interrumpo y la beso con todo este deseo que me consume por ella. –Tienes que darme tiempo a que pueda verte bailar más de quince minutos.- Digo sobre sus labios y ambos reímos.

-Vamos a tener que practicar...-

-Te pediré que me bailes todas las noches.- Le digo mientras voy desabrochando su sujetador.

-Con gusto...-

-Eres una cajita de sorpresas.-

-Todas tuyas...-

-Mía.- Digo finalmente y me muevo de tal manera que su cuerpo quede debajo del mio para hacerle el amor bajo el sonido de la música árabe y nuestra noche de celebración por tan hermosa noticia; la de nuestro hijo.

Casados Por Accidente [Pablo Alboran] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora