Capítulo 6.

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EROS.

Ayudo a Reese a bajar del coche y lo cierro antes de pasar su brazo por encima de mis hombros para ayudarla a caminar hasta la entrada de la mansión.

La verdad es que me muero de ganas de preguntarle por qué demonios ha reaccionado así, es la primera vez que la veo tan sensible hacia algo, pero también se mantener distancias. No es de mi incumbencia y si no me lo ha contado supongo que será por qué no quiere hacerlo, pero verla así de afectada ha causado en mi un sentimiento extraño que no estoy acostumbrado a sentir. Quizás sea pena.

Abro la puerta de casa e instantáneamente la voz de Bruce nos saluda.

-¡Que rápido habéis llegado! -cuando aparece por la puerta que da al salón y ve a su hija, no tarda ni un segundo en reaccionar.- ¿Que ha pasado? ¿Han sido los ataques anónimos otra vez? Voy a llamar a una patrulla.

Sus manos desesperadas buscan el móvil en sus pantalones de Armani.
Los ojos culpables de Reese se clavan en los míos y sin darse cuenta se muerde el labio haciendo que sea inevitable posar ahí mi vista.

-¡Papa espera! -dice deteniéndolo.- ¡No ha sido nada! Solo me caí bailando.- mis mano sigue sujetando su cintura y ella me mira antes de contestar.- Por suerte estaba Eros para ayudarme y traerme a casa.

No paso por alto el cumplido que hace a cambio de que mantenga mi boca cerrada. Pero Bruce no se da cuenta.

-Oh, vaya mierda. -pronuncia.- Iré a por el botiquín, espérame en el sofá pequeña. -dice desapareciendo del recibidor.

La ayudo a trasladarse al salón y cuando estoy a punto de dejarla en el sofá, le doy la vuelta a su minúsculo cuerpo y la pego a mi, haciendo presión en su cintura. Su mirada se dirige instantáneamente a mis labios y apoya una mano en mi pecho para no caerse, también noto sus pechos pegados a mi, lo que hace que sienta algo despertarse dentro de mi. La pongo nerviosa.

-Vaya, vaya. Así que la niñita inocente acaba de mentir a su papá.-Reese intenta zafarse de mi agarre pero solo consigue acelerar su respiración.

-Eros. -murmura muy suave.- Suéltame, nos va a ver mi padre... -dice mirando hacia la puerta.

Una inevitable sonrisa aparece en mi cara.

-Siempre puedes mentirle, ¿no? -digo a la vez que la suelto dejándola caer en el sofá y Bruce entra por la puerta en el momento exacto.

-¿Te duele mucho, cariño? -le pregunta a su hija.

Reese niega con la cabeza, pero sus ojos siguen posados en mi, como si temiera que en cualquier momento pudiera destapar su mentira. Relamo mis labios y le guiño un ojo antes de irme del salón y subir escaleras arriba.

(...)

Creo que ya está claro que he tenido bastantes ventajas al mudarme a esta casa. Pero sin duda, creo que la más grande es la comida. ¡Dios mío esto está delicioso! Es como si mi paladar tuviera vida propia al poder saborearla. No puedo evitar devorar el plato y mantener mientras tanto la educación, así que directamente engullo todo lo que tengo delante bajo la atenta mirada de Bruce, que se encuentra al otro extremo de la mesa.

-Eros. -me llama, pero a penas puedo separar la vista de la comida.- Debes de aprender a comportarte correctamente a la hora de comer.

-¿Quién ha cocinado esto? -pregunto con la boca llena de patatas.

-Estela, nuestra cocinera. -bruce corta la carne educadamente y con elegancia.

-Me voy a casar con ella.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora