Capítulo 37.

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REESE.

Quería un cumpleaños tranquilo. Aunque fuera solo por una vez en toda mi vida. ¿Acaso era mucho pedir?

Todo había empezado bien. Una pequeña sorpresa con una tarta de cumpleaños deliciosa y un desayuno riquísimo hecho por Estela. Después estuvo lo del coche. Había sido un detallazo por parte de mi padre, ya que no me lo esperaba para nada, y madre mía, era precioso. Me imagino cuanto le habrá costado... Bueno, siguiendo con el tema, lo de la sorpresa de mis amigas habría estado genial de no ser porque estaba Ariadna, y porque ha venido al dichoso viaje organizado por mi padre. Y porque por culpa de esa zorra mi mejor amiga ha besado a Eros, estropeándolo todo.

Y ahora esto.

Eros con la rodilla en el suelo, mirándome con ojos brillantes y un anillo de matrimonio perfecto en sus manos.

-¿Quieres casarte conmigo, princesa?

¿QUÉ?

¿He oído bien?

Pestañeo y respiro, comprobando que no estoy soñando ni nada por el estilo. Vuelvo a mirarlo.

Ay dios. Esto está pasando de verdad, ¿no?

Tengo que entreabrir los labios para respirar pero creo que no funciona. Me tapo la boca con las manos a causa de la sorpresa. Esto tiene que ser una broma.

Estamos hablando de Eros Douglas. Eros Douglas pidiéndome matrimonio. A mi.

-¿Es una broma? -tartamudeo por fin. Tengo que saberlo. Vuelvo a mirar el precioso anillo y solo puedo imaginármelo alrededor de mi dedo. Es sencillo pero elegante, con una piedra reluciente en medio que no deja de brillar.

-No, no es una broma. -contesta levantándose.

-¿Es que te has vuelto loco? -digo mirándolo a los ojos. Parece contento.

-No se me ocurría ningún otro regalo que estuviera a tu altura, Russell. -Oh dios. Creo que voy a desmayarme.- Me he gastado todos mis ahorros para comprarlo, así que espero que te guste.

¿Como mierdas no iba a gustarme? ¡Es malditamente perfecto!

-Me encanta. -consigo murmurar.

-No tienes que darme una respuesta, ni espero que lo hagas. Sé que acabas de cumplir dieciocho años y tienes toda la vida por delante, aún tienes que estudiar, pensar en tu futuro y hacer más cosas; y que si tu padre se enterara de esto me cortaría el jodido cuello. Así que no quiero que te sientas presionada para responder; es solo para que sepas lo mucho que me importas, y que ni el anónimo, ni Ariadna, ni tu padre, ni nada ni nadie, va a cambiar eso.

-Si que estás loco. -respondo acompañada de una carcajada nerviosa mientras rodeo su cuello con mis brazos. Eros sonríe.

-Debo de estarlo para hacer una cosa así.

Vuelvo a respirar hondo. El echo de que tan solo sea una propuesta para el futuro consigue tranquilizarme, pero esto sigue sigue siendo una locura. Una locura enorme.

-Y yo también debo de estarlo para aceptar tu propuesta. -le contesto con picardía.

-¿Lo dices enserio? -pregunta con algo de esperanza y el semblante serio.

Sí, seré una cría que acaba de cumplir la mayoría de edad. También soy una mimada y una niña de papá con dinero, lo sé, pero eso no hace que no esté segura de lo que quiero. Es obvio que no quiero casarme ahora mismo. Pero sé que si algún día lo hago, quiero que sea con él. Porque no me imagino a alguien mejor para hacerlo, y porque no le quiero, es que estoy locamente enamorada de él. Aunque eso no se lo haya dicho aún, claro.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora