Capítulo 20.

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EROS.

Joder. ¿Por qué cojones tenían que casarse los amigos de Bruce? Bueno no. ¿Por qué cojones tiene que ir Bruce a la jodida boda? Y peor. Llevarnos a Reese y a mí con él.

-Pasajeros del vuelo 3437D con destino a Orlando, diríjanse a la puerta de embarque, por favor. -se escucha por todos los altavoces del aeropuerto. Trago saliva.

Siempre pensé que no le tenía miedo a nada. Y eso ha sido así hasta hoy. El día el cual he descubierto que me dan miedo ni más ni menos que los putos aviones. Más que eso. Me acojonan.

-Vamos papá, perderemos el vuelo. -se queja Reese estirando de su mano mientras Bruce observa un escaparate de las tiendas que ponen dentro de los aeropuertos.

-Tranquila cariño, ese avión no despegará sin nosotros. Somos los pasajeros de primera clase. -le contesta orgulloso mientras empuja de su maleta. Yo les sigo mientras cargo todo el equipaje rosa de Reese y mi pequeña e insignificante maleta, casi vacía.- Eros, ¿te encuentras bien? Te veo muy pálido.

Asiento con la cabeza, sintiendo un mareo repentino.

-Si, claro, creo que solo ha sido una bajada de tensión de esas. -murmuro quitándole importancia. Si supieran que me da miedo montar en avión se reirían en mi puta cara. Esta gente utiliza los aviones como la gente de mi barrio utilizaba el metro. Casi a diario.

-¿Quieres algo de comer antes de subir al avión? -me pregunta con cierta preocupación.

-No, gracias, no tengo hambre.

Bruce niega con la cabeza como si yo no hubiera entendido algo, pero tampoco llego a darme cuenta de el qué. Tan solo sé que si como ahora mismo, lo tiraré todo cuando esa máquina de la muerte salga disparada hacia el cielo.

Reese me mira con el ceño fruncido, como si intentara descifrarme, pero aparta la mirada cuando la miro y no dice nada. Observo su perfilado cuerpo sin que nadie se de cuenta, pero ni eso logra hacer que se me pase esa sensación de angustia que estoy sintiendo. Estoy jodido.

Cuando facturamos las maletas y embarcamos, las azafatas nos colocan en primera clase, y sientan a Reese justo a mi lado. En cambio a Bruce lo colocan justo en la fila de al lado. Este saca una pastilla e inclina su asiento hacia atrás, comenzando a dormir. La azafata me mira coqueta y se marcha por el pasillo meneando las caderas. Reese hace una mueca de sorpresa y yo intento relajarme inclinando la cabeza hacia arriba, e ignorando la situación. Estoy tan nervioso que no puedo pensar en nada más.

-¿Es que no has visto eso? -me pregunta mirando otra vez hacia el pasillo, siguiéndola con la mirada.

-Si, claro. -contesto para que deje el tema en paz. Miro por la ventanilla observando el ala del avión y respiro hondo.

Reese levanta una ceja.

-Tienes miedo a los aviones.

Mierda. ¿Como coño lo ha sabido?

Suelto una carcajada la cual suena bastante falsa y niego con la cabeza.

-Que va. No le tengo miedo a nada.

Reese dibuja una sonrisa picarona la cual me pararía a observar mucho mejor en su cara. Los rayos del sol entran por la pequeña ventana de plástico del avión y dejan destellos por su pelo, haciéndolo de un tono más claro.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora