REESE.El profesor habla sin parar pero no le presto atención. Sí, sé que está mal, pero es que no puedo dejar de pensar en mi fiesta y en todos los preparativos que tengo que hacer y organizar. Por suerte Ariadna y Lily se ofrecieron a ayudarme para que no tenga que hacer tanta faena. Quiero que sea una de las mejores fiestas del curso y sobretodo, que consiga que se me vaya la mala fama que tengo ahora mismo.
Miro a uno de los culpables de todo lo que me pasa, el cual está sentado a mi lado y se ha quedado dormido, escondiendo la cabeza entre ambos brazos cruzados y apoyados encima del pupitre. Solo espero que no comience a roncar en medio de clase. Suspiro. Es tan bipolar... A veces va de chico malo y misterioso y se dedica a hacerme rabiar de todas las maneras posibles, provocando que lo odie a más no poder; y otras parece que de verdad tiene sentimientos y se toma enserio su trabajo, pero ya no sé ni qué pensar. El profesor grita algo frustrado para que la gente se calle y Eros gira su cabeza, dejando su rostro a la vista, aún dormido. Cuando duerme todos esos aires malignos que le rodean desaparecen, y su semblante es sustituido por uno tranquilo. Tanto que se me olvida que mide casi el doble que yo y que podría tumbarme de un puñetazo en menos de dos segundos. Igual que hizo con Justin. Sigo sin entender por qué demonios se puso tan violento, a la que insulto fue a mi no a él, y se defenderme sola. Pero eso indica la clase de persona insensata y violenta que es y volvemos al mismo ciclo vicios.
Eros abre los ojos y me pilla mirándolo embobada. Mierda. Mi primer instinto es sonreír incómodamente. Esa sonrisa que pones cuando saludas a alguien que te cae mal pero quieres quedar bien. A diferencia de que yo me sonrojo como una idiota.
En cambio la que me da él es su típica sonrisa que grita "problemas" hasta cuando la ves de lejos.
-Señorita Russell, la veo muy distraída hoy... ¡Tiene la cabeza en las nubes! ¿Acaso está enamorada? -la gente ríe y yo tengo ganas de esconderme debajo del pupitre.
Eros se pone erguido y aprieta la mandíbula enfadado. Se da la vuelta y cuando la gente le ve todos callan. Lo agradezco, pero sigo sin entender por qué reacciona así.
-Como sea, ya va sonar el timbre y la semana que viene hay examen. -todos murmuran algo negativo y se oyen cuadernos y estuches cerrándose por toda la clase. Yo trago saliva. ¡Mierda! ¿Cómo se me ha podido olvidar?- Supongo que la señorita Russell sacará la mejor nota de clase, a diferencia del resto. -la gente ya ni le presta atención. Todos están colgándose sus mochilas y hablando entre ellos. Apoya ambas manos en mi pupitre y me mira desde arriba.- No espero menos de usted...
Las manos comienzan a sudarme y seguro que ha notado mi nerviosismo. Suena el timbre y yo se lo agradezco a los dioses. La gente se amontona en la puerta.
-¡No os olvidéis de estudiar! -grita por encima de las voces. Demasiado tarde, Mr. Turner.
Salgo a toda prisa de clase, sin esperar a Eros, y aún avergonzada por todo. Me zambullo entre la gente y encuentro a Lily y a Karol con el periódico escolar en la mano junto a sus taquillas. Parecen absortas.
-¿Que pasa?
-Tu guardaespaldas pasa. -pronuncia Karol.
Frunzo el ceño.
-¿Por que dices eso?
Lily me tiende el periódico escolar donde sale una foto de Eros de lejos, hablando con el entrenador Jones. Abajo hay otra foto en la que sale pegando a Justin y luego otra en la que sale hablando con Ariadna, con una sonrisa y la camiseta gris y de manga corta que llevaba el mismo día en el que llegó tarde. Me sienta como una patada en el culo ver esa foto y saber que prefería hablar con ella antes llegar a tiempo para no dejarme sola. Pero me choca más que hay alguien el cual o la cual se dedica a sacarle fotos a Eros allá a donde va. Me pregunto si será la misma persona que está obsesionada con llenar mi vida de desgracias.
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Mala influencia®
Teen FictionYA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que encontrarnos. Lo intentaría, pero no podría odiarte, porque un día, sin avisar, me salvaste. Y esas son de las cosas que nunca se olvidan. Y es...