Capítulo 13.

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REESE.

-No pienso besar a nadie. -es lo primero que digo. Sus ojos me miran con una intensidad enorme, retándome.

-¡Oh vamos! -se queja Ariadna.- ¡Solo es un beso! Yo lo haría. -dice esta vez mirando a Eros, con sensualidad en la voz. Este no dice nada. ¿Por qué narices no dicen nada? ¡Es un estúpido! Tan solo bebe un trago enorme de su vaso rojo, indiferente. Yo hago lo mismo, no quiero que parezca que estoy afectada. Observo lo grande que es su mano, ocupa casi el vaso entero. Los demás se ríen.

-Ya me habéis oído. -vuelvo a repetir. Luego vuelvo a beber acabándome todo el líquido que había vertido, sintiendo el líquido ardiente pasar por mi tráquea y bajar hasta mi estómago. Sé que había dicho que no quería estar como el último día en la fiesta de Ariadna, pero ahora mismo esa promesa acaba de ir a el apartado de "cosas que dije que iba a hacer y no hice" que hay en mi cerebro, junto a aprender a patinar y comenzar a ver Juego de Tronos.

-Dejadla. -me defiende Lily.- Si no quiere hacerlo decidle otro reto, no está obligada. -le sonrío agradeciéndole y ella me devuelve la sonrisa. Y pensar que antes me había molestado con ella por hablar con Eros sabiendo sus intenciones... Dios, no me puedo creer que me esté convirtiendo en ese tipo de personas posesivas y obsesas. Ella no tiene la culpa de nada. Él si.

Often de The Weeknd comienza a sonar por los altavoces.

-Haznos un striptease. -murmura Matt, uno de los amigos de Justin. Agradezco que no haya venido la verdad, era lo único que me faltaba esta noche para que fuera perfectamente horrible. La frase que me dijo el día en que Eros le dio un puñetazo aún sigue rondando por mi cabeza y causándome pesadillas.- No hace falta que hagas un show, solo bailas y te quitas el vestido.- hago una mueca ante la estúpida ocurrencia de Matt.

-No es nada que no puedas hacer. -me anima Lily, que está sentada a mi lado.- Eres bailarina, y bueno, el sujetador es como un biquini y prácticamente todas las chicas de aquí están en biquini.

Siento los colores subir a mi cara, no me atrevo a mirar a Eros. Puede que en otra ocasión lo hubiera hecho, pero después de lo de la noticia de mi madre, el disparo, las coincidencias... Después de todo eso no consigo mantener mi mente tranquila, y tampoco es que tenga muchas ganas de fiesta.

-Ya tengo un vídeo haciendo el ridículo mientras bailo, no quiero que se repita. -digo como excusa, avergonzada.

-Entonces quítate solo el vestido. -vuelve a sugerir Matt.- Joder Reese, es lo más fácil a lo que podemos retarte. Y me muero de ganas de verte aunque sea semi desnuda.

Le echo una mirada de desprecio. Por el rabillo del ojo, veo a Eros apretar los puños y mover la pierna nervioso. Pequeñas gotitas resbalan por su mandíbula perfectamente afilada y me dan ganas de ver cómo bajan por su torso. Está guapísimo, que rabia que sea un completo imbécil.

-No seas mojigata. -dice Ariadna, cosa que me tomo más como un insulto que como un ánimo. Si, soy un poco inmadura y algo infantil, pero no soy ninguna mojigata. Y se lo voy a demostrar.

Me intento levantar y al hacer algo de movimiento, noto el alcohol haciendo efecto sobre mis sentidos. Me mareo ligeramente y cierro los ojos un momento para recuperarme. Cojo el borde del vestido y comienzo a levantarlo sensualmente, dispuesta a sacármelo por encima de la cabeza y cumplir el reto. Pero alguien me agarra por el brazo y me zarandea bruscamente.

-Ni de coña. -dice Eros con la mandíbula apretada.- No vas a hacer eso.

Mi cuerpo se pega al suyo sin querer, el cual aún está mojado, pero doy un paso hacia atrás. Todas las miradas del círculo se posan sobre nosotros. ¿Y a este que mosca le ha picado?

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora