Capítulo 21.

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REESE.

Quiero morirme.

Bueno no, no quiero morirme. Quiero ir y besarlo hasta que me quede sin aire, y luego ya podré morir tranquila.

Es que... ¡Dios mío! ¿Como puede ser legal ser tan perfecto?

-¿Reese, cariño, te encuentras bien? -me pregunta Josephine desde su asiento. Su hermana le está retocando los últimos detalles del peinado y hay un montón de productos de belleza distribuidos por el tocador.

Desvío mi vista de la ventana de la habitación un momento para mirarla.

-Eehh...Sí, claro. -digo asintiendo con la cabeza.

-Te veo algo distraída.

-No es nada importante, enserio. -digo volviendo a girarme para buscar a Eros otra vez en el patio delantero. Hay personal colocando los preparativos y las últimas sillas que faltan por colocar. Los invitados ya deambulan por el jardín decorado con flores blancas y sencillas y comienzan a sentarse. Pero no lo veo por ninguna parte.

-Pues ya estoy lista. -dice con tono de alegría Josephine.- Tengo algo viejo y azul, el pelo hecho, un vestido bonito.... Espera. ¿Es bonito el vestido, verdad? ¡Mierda! Debería de haber comprado el que no tenía mangas, pero no tenían tallas para mí. ¡Ya claro! ¡Eso no se lo cree nadie! Siempre podían hacerle algunos arreglos y...

-Josephine. -la interrumpo.- Estás preciosa. Enserio. -le digo con una sonrisa.

Su hermana suelta una carcajada.

-Tu también. -me dice ella a mí.- La verdad es que elegimos bien ese vestido, te queda de infarto.

Le sonrío en señal de agradecimiento. En realidad el vestido no está nada mal. Al principio pensé que era demasiado llamativo, pero luego pensé que no habían muchas ocasiones para ponerte un vestido rojo de dos partes con el cual enseñabas parte de la barriga y también con escote. Y ahora se que he hecho bien en ponérmelo.

Vuelvo a mirar por la ventana, asomándome ligeramente mientras frunzo el ceño. ¿Donde narices se habrá metido?

-Tengo que irme, he dejado a Michael solo con los tres niños. -se disculpa su hermana limpiándose unas pequeñas lágrimas que le habían saltado.

-De acuerdo. -dice Josephine levantándose también.

Antes de que su hermana pueda abrir la puerta, tres golpecitos suenan detrás de esta. Al abrirla, aparece Eros con su perfecto smoking negro y su pajarita, y sinceramente, no me creo que hace tan solo unas cuantas horas yo estaba besando a este chico el cual parece que acabe de bajar del cielo. Y no, no estoy exagerando ni un poco.

-Tengo un mensaje para la novia. -dice con una sonrisa.

Josephine le sonríe antes de míralo de arriba abajo.

-Chico, espero que no vayas a decirme que deje plantado a Patrick en el altar y me fugue contigo, porque tendríamos un serio problema. -dice antes de soltar una carcajada. Yo me río antes de mirar pícaramente a Eros, que me devuelve la sonrisa.

-No. Vengo a decirte que ya está todo listo. Los invitados están esperando. Siento mucho rechazar la oferta. -ella ríe y luego cambia la expresión.

-¡Ay dios! ¡Voy a casarme! -dice cogiéndome de ambas manos.

-Seguro que todo sale perfecto. -la animo.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora