Capítulo 28.

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EROS.

Simon estaba encantado con su sala de hospital. Según él, todos le trataban bien, los niños no se reían de él y le daban comida gratis. Además, tenía televisión y estaba todo el día tumbado. Cosa que sin duda me hizo gracia al oírla.

Diego había aprovechado mi visita para poder dormir un poco, así que ahora mismo se encontraba roncando en uno de los incómodos sofás. La policía y los de servicios sociales no han parado de intentar llevarse a Simon ahora que ya no corre peligro, y Diego no ha podido pegar ojo. Además, como ha tenido que dejar el trabajo no tiene dinero para pagar el mantenimiento de su hermano, cosa que estoy haciendo yo con el dinero que había ahorrado para que ambos se fugaran del país, y que ya no van a necesitar. O al menos no de momento.

Dos golpes suenan en la puerta de la sala y me apresuro a abrir antes de que despierten a Diego, encontrándome a Peyton al otro lado de la puerta. Le hago un gesto para que pase y esta me abraza con fuerza. La rodeo con mis brazos, devolviéndole el abrazo con cariño.

Simon aplaude ante su llegada y esta va a abrazarle, entregándole una bolsa con un pequeño oso de peluche dentro, el cual Simon abraza con fuerza.

Observo la escena de brazos cruzados, sin poder evitar sonreír ligeramente, y Peyton se acerca a mi mientras Simon juega con el oso.

-¿Como te van las cosas, leyenda? -pregunta con un tono de voz bajo, para no despertar a Diego.

Me encojo de hombros.

-No me puedo quejar.

-¿No tienes nada nuevo que contarme? -pregunta levantando las cejas con complicidad.- He visto a Reese en la entrada... -murmura dándome con el codo de manera juguetona.

-¿Que quieres que te diga? -pregunto con una sonrisa mientras observo a Simon.

-¿Ya estáis juntos o aún seguís haciendo como que os odiáis para disimular que os queréis meter la lengua hasta la garganta?

-Puta mocosa. -digo en una carcajada no muy sonora. Esta también se ríe y se aparta de mi como si le pudiera hacer algo. Cosa que si que puedo. - Ven aquí.

Peyton niega con la cabeza.

-Ven o será peor.

Esta se vuelve a reír antes de que la atrape y comience a hacerle cosquillas. Se tapa la boca intentando no reírse demasiado fuerte, cuando un portazo hace sobresaltarnos a todos. Incluso a Diego, que se despierta e incorpora de un salto, bastante asustado.

-Lo siento... -murmura Reese avergonzada. - Ha... ha sido sin querer.

Está algo ruborizada y se rasca la nunca de forma incómoda.

Típico en Reese.

Su mirada se posa sobre Peyton y sobre mi, y ve que yo sigo agarrándola de la cintura. Suelto a Payton sin que se note demasiado y me encamino hacia ella. Peyton suelta un carraspeo, colocándose bien un mechón de pelo y Diego se frota los ojos desde el sofá.

-¿Que haces aquí? -le pregunto intentando agarrarla de las manos. Esta evita mi roce, cosa que no me pasa desapercibida.

-Siento haberte molestado, pero he decidido subir a ver a Simon. -pronuncia antes de pasar por mi lado e ir hacia la camilla. Simon y ella comienzan a hablar y solo hacen falta unos segundos más para que Reese comience a jugar con el nuevo oso de Simon. Vale. Está molesta. Genial.

-Parece que alguien se ha puesto un poquitín celosa. -murmura Peyton a mi lado.- Lo siento, no quería que nadie malinterpretara las cosas.

-Tranquila, no es culpa tuya. -le consuelo frotando su brazo.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora