REESE.
-...y la directora de la obra me ha felicitado por mi ensayo. -hablo orgullosa.
-Eso está genial, mi pequeña. -me contesta mi padre mientras unta mermelada en su desayuno.- ¿Ya has hecho los deberes que tenías?
Asiento con la cabeza.
En realidad no.
-Así me gusta, tienes que sacar buenas notas para entrar en la universidad. -después come.- ¿Y tú qué tal en los entrenamientos, Eros?
-El próximo viernes tenemos la liga. Es el partido más importante de todos, estará el hombre que otorga la beca así que tengo que hacerlo de puta madre. -luego carraspea.- Quiero decir, lo mejor posible.
Mi padre asiente con la cabeza orgulloso por su uso de las palabras correctas y no-malsonantes.
Casi no me acordaba del asunto de la beca para Eros. Y eso que es súper importante ya que de momento es la única oportunidad que tiene para tener un futuro estable cuando ya no sea mi guardaespaldas, porque aunque me guste tenerlo cerca de mi todo el tiempo, algún día descubriremos quien es el verdadero anónimo o anónimos y Eros por desgracia, tendrá que irse de la mansión.
-¿El próximo viernes? ¿El mismo día que la obra de Reese?
Eros y yo nos miramos. Y este asiente con la cabeza.
-Vamos a necesitar más vigilancia en la obra. Nadie la protegerá igual que tú.
Una ligera sonrisa aparece en mi cara y agacho la cabeza para que no se vea. Mi padre tiene razón. Nadie me protegerá como lo hace Eros.
Y sí, el mismo viernes que el partido de Eros también es un día importante para mi, porque por fin voy a protagonizar una obra que no esté representada en el instituto, y donde habrán muchas personas con cargos importantes que valorarán mi futuro como bailarina. Y eso, añadiendo que la primera vez que superé mi miedo escénico casi me cae un foco encima, le pone mucha más presión al asunto.
-Vaya puta mierda, yo quería ver esa obra de los patos. -se queja Eros.
-Cisnes. -le corrijo yo.
-Ese vocabulario, Eros. -le corrige mi padre.
-Lo que sea. -contesta este rodando los ojos antes de morder su tostada.
-Yo puedo grabarla.- habla Diego.
-Pensaba que tu vendrías a verme a mi. -le contesta Eros indignado.
-¿Y a ti que te ha pasado en la cara? -le pregunta mi padre sin poder evitar cambiar de tema, utilizando un tono de intriga.
Diego me mira con pura expresión de odio, aunque eso mi padre no lo nota.
-Me choqué con la puerta.
Más bien mi puño chocó contra su mejilla.
Mi padre ríe.
-¿Es que eres ciego?
-Estaban las luces apagadas.
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Mala influencia®
Teen FictionYA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que encontrarnos. Lo intentaría, pero no podría odiarte, porque un día, sin avisar, me salvaste. Y esas son de las cosas que nunca se olvidan. Y es...