Entré a mi casa y mi madre enseguida se me acercó para abrazarme calurosamente, con la excusa de que me había extrañado y dejó besos en mis mejillas. Ese tipo de comportamientos eran raros en ella, pero de vez en cuando me gustaba recibir un abrazo de su parte. Y tal vez en ese momento necesitaba más de mi madre de lo que me hubiera gustado admitir.
- ¿Qué tal la fogata? — Preguntó una vez que me soltó. Dejé mi mochila en el suelo y me encogí de hombros.
- Estuvo bien. Megan y yo bailamos un buen rato.
- Me alegra que te hayas divertido, cariño. — Sonrió de lado y yo arqueé una ceja ante ese gesto.
- ¿Pasa algo?
- ¿No me vas a decir algo? — Me rasqué la barbilla y no respondí. — Dios hija, ¿crees que no te vi con Nicholas hace unos momentos?
- ¿Qué? — El volumen de mi voz me sorprendió. Sacudí la cabeza y me crucé de brazos. — ¿Por qué me estabas espiando?
- Porque estaba impaciente porque llegaras y en cuanto te vi con él... Bueno. — Se interrumpió ella misma. — Nicholas es un buen chico, de verdad me agrada y me gusta que él sea tu novio.
- Para. — Alcé mis manos y negué con la cabeza. — No es mi novio. — Pareció como si hubiera dicho una barbarie, una grosería.
- ¿Entonces?
- No lo sé, mamá. — Me rasqué la nuca. — No estoy segura de nada. — Mi mamá enarcó una ceja. Como me gustaría poder contarle todo.
- Cariño, si quieres hablar, sabes que yo siempre estaré para ti, soy tu madre. — Y eso fue como una puñalada a mi corazón. Fingí la mejor sonrisa que pude y asentí con la cabeza.
- Si llego a necesitar algo, te lo contaré, lo juro. — Decir esa mentira me dolió tanto como si escupiera veneno. Tomé mi mochila del suelo. — Iré a mi cuarto, bajaré para la cena.
- Claro. — Me devolvió la sonrisa.
Subí las escaleras arrastrando mi mochila por los escalones, no tenía ganas de hacer el esfuerzo para cargarla. En cuanto llegué a mi habitación, abrí la mochila sobre la cama y comencé a sacar las cosas que había empacado.
Coloqué toda mi ropa sucia en el cesto y al terminar, empecé a desvestirme para tomar un baño. En cuanto me quité los pantalones, algo cayó al suelo, una pequeña bola de papel. La tomé con una mano y en lugar de tirar a la basura, decidí desdoblarla. Era el número de Garreth. Presioné la hoja en mi puño y lo arrojé a la basura.
En mi mente solo estaba Nicholas y no era fan de eso. Todo me daba vueltas y sabía que debía sentirme bien, él era un amigo y lo quería, pero no sabía que pensar o que sentir. No era capaz ni de distinguir si me sentía de esa forma porque él era un vampiro y yo había nacido para matar a seres como él... O si era algo más. Todo era complicado, demasiado complicado y yo no quería complicarme más.
Lo que debía de preocuparme era el hecho que Marianne regresaría tarde o temprano yo debía de estar lista. Si, había estado entrenando con Alaric por meses y estaba segura de que ya podía defenderme por mí misma, quiero decir, le rompí la nariz en una ocasión, pero no sabía si eso sería suficiente con Marianne.
Y luego estaba todo eso de mis genes de cazador. Quería saber más, quería saber de dónde provenía. Y aunque tenía una vaga idea, la mejor forma de informarme sería con alguien que ha crecido con eso toda su vida, ¿no? Y al mismo tiempo averiguar que es lo que quiere en Oregón.
Me puse de pie de golpe y saqué el papel arrugado del bote. Tomé mi celular y marqué rápidamente el número. Lo hice tan rápido como pude, para no darme el tiempo de arrepentirme.
ESTÁS LEYENDO
Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADA
FantasyDespués de todo lo sucedido con Marianne, Merrick decide que es momento de poner orden en su vida. Para eso decide que debe alejarse lo más posible del clan Rhode, en especial de los hermanos Alaric y Nicholas, aunque estos parecen no estar muy de a...