Capítulo 34

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Sentía el estómago vacío después de escuchar todo el relato de Abrielle y no sabía bien por qué. De cierta manera sentía que no me correspondía saber eso, pero tenía que admitir que mi curiosidad era demasiada. Pero jamás me hubiera imaginado nada de lo que acababa de escuchar, lo que me llevó a pensar en la complejidad de todos. Al menos los vampiros de esa casa tenían un pasado que arrastrar, un pasado que los marcó literalmente por toda la eternidad. Y por un momento me pregunté cual sería la historia de Nicholas y Alaric. No sabía mucho, solo que se conocían desde antes de convertirse y de alguna manera estaba convencida que lo que habían pasado ellos era muy diferente a las historias que ya conocía y no sabía si de verdad quería conocerla.

- Así que... — Comenzó Megan, haciendo que volteara a verla. Ella estaba sentada en la cama junto con Abrielle y al lado de esta se encontraba un reloj que marcaban a penas las cinco de la mañana. Ya debía de estar amaneciendo, pero las cortinas eran tan gruesas que no dejaban que pasara nada de luz solar. — Lo de los ataúdes es cierto.

- ¿En serio? — La otra vampira alzó las cejas, pero tenía una expresión divertida. — De todo lo que escuchaste, ¿eso es lo único que llamó tu atención?

- No... Si entiendo, eras una mujer liberal al estilo de Juana de Arco, pero ¿de verdad dormían en ataúdes? Pensé que era un invento de Hollywood. — Apreté los labios, evitando que se escapara una risita.

- Bueno, antes se usaban mucho... No sé. — Se encogió de hombros. — Era lo que funcionaba en la época, ahora existen otras cosas.

- Ugh, que horror. No me imagino durmiendo dentro de una cosa así.

- Todos los que he conocido han estado dentro de féretros, tú tienes la ventaja de haber nacido en la modernidad... Y de conocernos a nosotros. — Finalizó guiñándole un ojo.

Por otra parte, había algo que seguía quemando mi curiosidad, temía preguntarlo por miedo a entrometerme demasiado, pero tal vez podía significar algo para Megan, una manera no de distraerá sino de enfocarla en su progreso, que la ayude y le demuestre que no todo está perdido.

- Abrielle... — Al parecer las dos se habían olvidado por completo de mi existencia. Las dos castañas me voltearon a ver y a quien iba dirigida mi pregunta asintió, como si supiera de ante mano que iba a preguntarle algo. — Ehm... — Balbuceé, no sabía como empezar. En mi mente tenía formado el concepto, pero no podía ponerlo en palabras que pudiera pronunciar. — ¿Cómo aprendiste a...? Quiero decir, después de todo lo que dijiste, ¿cómo te sobrepusiste a todo? — No fue la pregunta mejor elaborada, pero por su expresión supe que entendía a lo que me refería.

- Fue muy complicado... — Megan la miraba, sus facciones se habían endurecido. — Me alejé mucho de mi humanidad por mucho tiempo. — Las rodillas de Abrielle fueron a su pecho. — Estuve sola desde el principio y yo tuve que descubrir el mundo con unos ojos completamente nuevos... Esa experiencia puede ser totalmente sobrecogedora y puede volver loco a cualquiera o transformarlo en algo totalmente diferente. — Mi amiga aun analizaba lo que Abrielle decía y sabía que de alguna manera empatizaba con eso, ¿Quién mejor que ella para entender lo que estaba pasando? — Pero Nicholas llegó justo a tiempo, luego conocí a todos los demás y dejé de sentirme sola, tenía algo a lo que aferrarme, algo por lo que luchar; mi familia. Y en el camino aprendí a vivir nuevamente, a disfrutar lo que soy. — Luego le dirigió una mirada a Megan. — Es difícil y cada día es una lucha, pero no estás sola. Nos tienes a todos nosotros, esa es tu ventaja. — Sus ojos brillaron y me miró a mí. — Y tienes aun tu humanidad para aferrarte.

- Lo sé. — No sé si eso me lo dijo a mí, a Abrielle o a ella misma. — Gracias. — Todas sonreímos y Abrielle al estar más cerca llevó su mano al hombro de Megan y la estrechó, mientras ella me seguía mirando y luego me dijo gracias de nuevo solo moviendo los labios.

Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora