Capítulo 48

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El sueño me venció ya entrada la noche, quedé dormida en una muy incómoda posición a los pies de la cama de mi mejor amiga. No me había dado cuenta de lo exhausta que me sentía y no hablando de un cansancio físico, sino de uno mental o incluso llegaba a un nivel mas profundo. Mientras dormía mi mente permaneció en blanco, permitiéndome tener unas cuantas horas de descanso, lejos de la pesadilla que se había vuelto mi vida. Pero había algo que me costaba admitir y es que toda esa oscuridad que se había escurrido por todos los recovecos, no me contaminó, sino que me mostró algo de mí que no hubiera conocido de otra manera. Y no estaba agradecida por eso, pero estaba abrazando esta nueva persona. Era más fuerte, decidida y valiente, no por no tener miedo, sino por haber logrado actuar a pesar de estos y por dentro sabía bien que lo iba a necesitar por mucho tiempo más.

A la mañana siguiente yo fui la ultima en despertar, bueno, eso si es que Abrielle y Megan habían dormido algo. Aun no entendía esa parte, pero no tenía ánimos de preguntar. Lo único que me consolaba era ver a Megan más animada y con una sonrisa más genuina en su cara. Mientras servían un gran desayuno para todas las personas en su casa, ella se mostraba más alegre y mucho más cómoda. Compartía con su madre y con sus hermanos, pues eso era lo que necesitaba. Su familia le ayudaría a salir adelante, de eso estaba convencida. Ya con eso en mente, ahora solo debía de preocuparme por lo que yo había dejado.

Había algo que me había estado quemando por dentro, desde el momento que dejamos la casa de los Rhode y era mi madre. Sentía una fuerte necesidad de botar todo y regresar a casa, incluso de solo pensarlo se me humedecían os ojos. Por otra parte, me dolía que mi madre hubiera sido absorbida por esto también, por eso quería estar con ella. Su vida era tranquila y perfecta como era, no tenía porqué haber sido complicada con toda esta mierda. Eso era horrible y tremendamente injusto.

- ¿Estás segura? — Pregunté una vez más, mirando seriamente a Megan. Abrielle se había perdido y estaba hablando con Ashton. Comenzaba a pensar que había decidido venir no solamente para cuidar a mi mejor amiga.

- Yo estaré bien... Y tendré a Abrielle rondando aquí hasta mañana para asegurarse de eso. — Ladeó la cabeza y me mostró una de esas sonrisas que podían iluminar una habitación entera. — Anda, tienes que regresar con tu madre. Yo lo entiendo. — Insistió. Sus manos fueron hasta mis hombros y me halaron hacia un pequeño, pero apretado abrazo.

- De acuerdo. — Decidí apretarla un poco de más antes de soltarla por completo. — Pero estaré pendiente al teléfono por si necesitas algo. — Su sonrisa continuó y asintió.

- Ahora vete antes de que te trague todo el desastre de esta casa.

- Bien. — Correspondí a su sonrisa. — Despídeme de Abrielle.

Salí de su casa a pie. Hubiera podido pedir un taxi, pero prefería caminar. No me tomaría más de diez minutos llegar con mi madre, por lo que me parecía una mejor idea. Además de que necesitaba unos minutos para respirar aire fresco y recordarme a mi misma que seguía de pie en el mismo planeta. Añadiendo que también me daba un poco de tiempo para estar sola con mis pensamientos e inevitablemente llegar a la pregunta; ¿Qué quería hacer a continuación?

No podía quedarme en este pueblo y esperar a que los problemas llegaran a mí. Aunque tampoco veía viable salir a buscarlos. Por dentro sentía que era mi responsabilidad proteger mi pueblo y Newport, pero también había cosas en las que debía de pensar. Marianne era una de ellas, mi decendencia era otra. Ahora tenía muchas más preguntas que responder y sabía que no averiguaría nada sentada aquí.

Para evitar una futura jaqueca, dejé de pensar en eso. Quizás lo mejor era preocuparme por lo que tenía en frente. Y en ese momento lo único que necesitaba era regresar con mi madre.

Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora