Capítulo 51

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La intensidad me sorprendió, no era algo que tuviera planeado ni tampoco algo que hubiera visto venir. Sin embargo, ahí estaba yo, en los brazos de Alaric, deshaciéndome en sus labios. No quería que me soltara, no quería que se fuera a quien sabe dónde, lo quería ahí conmigo.

Sin darme cuenta tenía mi cuerpo contra la pared, a un lado de una ventana. El fervor con el que su boca tomaba la mía era increíble, nunca había experimentado algo así. Sentía como mi sangre hervía, todo mi cuerpo se sacudía y me exigía oxígeno. Perdí toda sensación espacial cuando sus besos cambiaron de rumbo y llegaron hasta mi garganta. Me estrechó con un poco más de fuerza y la madera debajo de mi espalda crujió, lo que me sugirió que probablemente lo mejor era parar.

- Alaric... — Murmuré, relamiéndome los labios. Él no se separó, solo se fue acercando a mi rostro otra vez. Tragué saliva al tenerlo de nuevo tan cerca. Su nariz rozaba mi mejilla.

- ¿Sí?

- No tan rápido. — Esbozó una de esas medias sonrisas y dio un paso atrás, no sin antes darme un beso en la comisura de mis labios.

- De acuerdo. — Con un poco más de distancia entre ambos fue que pude sentir mis pulmones llenarse de aire otra vez. Una de sus manos fue a mi cabello, acomodando este un poco.

- No te vayas. — Volví a decir. Su mirada azulina estaba sobre mí, pero no en mis ojos. — ¿Alaric?

- Solo si puedo tener más de esto. — Murmuró. Su mano derecha me tomó por la barbilla, mientras que su dedo pulgar se posicionaba sobre mis labios. Y así como así volví a perder la respiración.

- ¿Ahora me estás chantajeando? — Hice mi mayor esfuerza para controlar mis temblores corporales.

- No lo sé, ¿está funcionando?

- Lo está.

- Entonces sí. — Su media sonrisa se hizo aún más presente. Se apartó un poco más y su diestra ahora estaba sobre mi mejilla. — Tengo que hacer algo, pero no me iré a menos que me pidas lo contrario. — Y me dio otro beso, pero mucho más inocente que cualquiera de los anteriores, este fue un beso tierno en mi frente. — No mates a nadie mientras no estoy, ¿sí?

- ¿No se supone que deberías de decir algo como "cuídate"? — Dije con ironía.

- Yo sé que tú puedes hacerlo, pero ¿quién va a cuidar al mundo de ti? — De alguna forma eso me hizo sonreír.

- Quizás tienes razón. — Él me respondió guiñándome un ojo.

- Vigila ese teléfono. — Dijo como despedida. Yo no agregué más, solo me quedé mirando como dejaba el porche y caminaba por la carretera hasta perderlo de vista. En mi mente agradecí haber pensado y haberme cepillado los dientes.

Tomé un tiempo para analizar lo que acaba de pasar. Sentimientos que no tenía ni idea desde cuando los tenía, habían salido a flote esa tarde y ya no era capaz de ocultarlos más. Solo que los había escondido tan bien que ni yo misma me lo había imaginado, pero ahora era como si me hubiera arrollado un tren, ahora todo tenía sentido. Aunque por otra parte me sentía aliviada. No tenía ni idea de lo mucho que eso me estaba afectando, se trataba de algo que había encerrado tanto dentro de mí que me había comenzado a afectar en otras maneras.

Entonces entendí, entendí porqué a veces sentía que lo odiaba, porqué en ocasiones no quería ni mirarlo, pero al mismo tiempo me preocupaba. Me preocupó cuando tuvo ayudó a Megan aquella noche y se separó. De alguna manera siempre terminaba buscando su apoyo cuando sentía que todo el mundo se volvía difícil. Y terminé desarrollando un sentimiento muy fuerte por él, sin realmente notarlo.

Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora