Le había mandado un mensaje a Ana antes, le había pedido que le dijera a Ray que no llegaría a trabajar porque estaba muy enferma. Solo me quedaba rezar porque lo hiciera y una vez que volviera el día siguiente, él no decidiera despedirme.
Tomé una bocanada de aire, esperando que al hacerlo mis pulmones y el resto de mi cuerpo se llenaran de valor. Garreth cruzó la calle y agitó sus brazos mientras se acercaba a mí.
- Me alegra verte. — Dijo como saludo.
- ¿Podemos irnos de aquí? No quiero arriesgarme a que mi jefe me vea por aquí.
- Claro.
Di media vuelta y comencé a bajar por la calle, en dirección a la playa. Garreth se colocó junto a mí y me siguió todo el camino, pero no esperó mucho antes de volver a hablar. Ni siquiera la importo que personas que pasaran al lado de nosotros nos pudieran escuchar.
- Me dijiste que no era tu novio. — Rodeé los ojos. No podía escapar de eso ni un segundo. — Hace un momento los vi muy juntos...
- Garreth. — Murmuré. — Ahora mismo él es lo que menos importa.
- No, es que yo no lo entiendo, ¿cómo puedes querer a un ser como ese? ¿Cómo es que si quiera puedes tolerarlo? — Me paré un momento y alcé una ceja. — Nacimos para matarlos, para pelear contra todo lo sobrenatural. Está en nuestros genes.
- Pero nadie nace con odio. — Dije. — Ni siquiera nosotros. El odio es una conducta aprendida. — Me sorprendí a mí misma diciendo. Volví a caminar, ya estábamos llegando a la playa. Yo misma había llegado a pensar eso, lo cierto es que en cuanto descubrí lo que eran los Rhode, una enorme aversión se creó en mí, pero nunca fue un sentimiento más fuerte que eso. Garreth ya no respondió. Nos acercamos a una pequeña banca y tomamos asiento, afortunadamente no había gente cerca, nadie nos podría escuchar.
- Bueno. — Se encogió de hombros. — ¿Él es único vampiro? — Fruncí el ceño.
- ¿Por qué quieres saber eso?
- Bueno, Merrick, déjame decirte que de la misma manera en la que tú no confías en mí, yo tampoco te conozco. — Se llevó un dedo a los labios. — Es justo que ambos respondamos preguntas. No solo yo. — En eso tenía razón. Sabía que él quería algo de mí y bueno, ahora lo estaba descubriendo.
- Pero empieza tú, ¿Por qué llegaste a Newport? Dime todo.
- Bien. — Él miró al mar un segundo. La brisa marina movía nuestros cabellos hacia atrás y aunque era mayo, la temperatura era bastante fresca. — Mi padre y yo somos cazadores y bueno, básicamente viajamos por todo el país investigando y... Cazando. Supimos lo que estaba pasando aquí y pudimos ver un patrón, así que decidimos venir a investigar, saber que es lo que estaba pasando aquí y como eliminarlo. Pero primero teníamos saber que era, ¿me entiendes? Bien parecía obra de algún vampiro, hombre lobo o...
- ¡Espera! — Lo interrumpí. — ¿Los hombres lobo existen? — En cuanto le pregunté, él sonrió.
- Hombres lobo y muchísimas cosas más. — Me miró con inocencia. — No vives en el mundo que crees. — Eso ya lo sabía. De pronto la expresión de Garreth cambió y fue de divertida a curiosa. — ¿Desde hace cuánto se activaron tus genes? — Preguntó.
- Un par de meses, no sé la fecha exacta, pero supongo que octubre del año pasado, o un poco antes. ¿Por qué?
- Eso es muy poco. — Alzó ambas cejas.
- ¿Tú desde cuándo...? — Ni siquiera supe que preguntar, pero me entendió, aun así.
- Tenía dieciocho cuando mi padre y yo comenzamos a cazar, entonces se activó. Eso tiene tres años. — Ahora yo alcé las cejas.
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Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADA
FantasyDespués de todo lo sucedido con Marianne, Merrick decide que es momento de poner orden en su vida. Para eso decide que debe alejarse lo más posible del clan Rhode, en especial de los hermanos Alaric y Nicholas, aunque estos parecen no estar muy de a...