Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADA

Capítulo 23

Le tomé de la muñeca y me llevé una enorme sorpresa cuando escuché decirle que él también tenía algo que decir. Pronto Nicholas se posicionó delante de mí para guiarme por un corto pasillo afortunadamente sin mucha gente, hasta llegar a un cuarto cercano a una salida trasera y con una enorme ventana con vista a los viejos arboles de Northanger. La habitación era pequeña, pero eso no le impedía tener un aire lujoso como el resto del edificio.

- Oye, Nicholas, yo...

- No. — Él me interrumpió y alzó las manos. — Déjame hablar.

- Pero... Es que... — Balbuceé. Nicholas me miró con sus insistentes ojos grises, no tenía idea que era lo que me quería decir, pero no tenía ánimos de escucharle, yo tenía algo muy importante que decirle. Suspiré vencida y asentí.

- Bien... La verdad es que yo... — Parecía que él tampoco tenía idea de lo que iba a decir, así que volví a intentar hablar, pero él no me dejó. — Déjame hablar, por favor. — Repitió. Se pasó una mano por el cabello y tomó aire antes de volver a dirigirme la mirada. — He estado pensado mucho desde el día de la competencia... — Por fin comenzó, aunque cada que pronunciaba una palabra su voz temblaba con duda. — No quiero volver a tener algo así, yo me preocupo por ti y... — Se mordió el labio inferior. — Había estado cegado por un capricho, ¿sabes? Eres una chica increíble y no he conocido antes a nadie como tú. Te quiero, no tengo dudas de eso, pero estaba confundido. Estaba encaprichado de tenerte de cierta forma, que no pude ver que ya te tenía como amiga y Merrick, no quiero perderte, no quiero perder eso. — Ladeé la cabeza y analicé sus facciones mientras de nuevo buscaba las palabras para continuar. — Después de lo que pasó, me di cuenta de que no quiero perder tu amistad... Yo, yo extraño a mi amiga. Y sí, antes te quise de otra forma, pero al conocerte... Cuando me diste la oportunidad de acercarme a ti, algo cambió. Ahora me doy cuenta de que no quiero que algo cambie la relación que teníamos antes. ¿Qué pasaría si algo sale mal? Te perdería también como amiga y no quiero eso. — Comenzó a balbucear nuevamente y también a repetir palabras. Sonreí de lado y eliminé la distancia que había entre los dos, rodeando su cuello con mis brazos y abrazándolo.

- Yo también extraño a mi amigo, Nicholas. — Le susurré en el oído. — Te extraño a ti. — Él me apretó un poco más, pero lo sentí aliviado. El ambiente tenso que llenaba el pequeño cuarto rápidamente desapareció. Di un paso atrás y me encontré con una enorme sonrisa de su parte. Él había hecho todo mi trabajo y me reconfortaba saber que él se sentía de la misma manera que yo. No me imagino lo mal que me hubiera sentido si de alguna forma lo hubiera lastimado. — ¿Entonces...?

- Amigos y nada más. — Él sonrió. — Además eres una pésima novia, ¿lo sabes? — Bromeó. — Nada romántica. — Eso me provocó una sonrisa. Lo tomé del brazo para caminar de regreso a la fiesta. De camino ambos teníamos una sonrisa tonta en el rostro mientras hablábamos de cualquier cosa e incluso burlándonos un poco de toda la situación. De nuevo tenía esa conexión especial con Nicholas, que tal vez no había visto antes, pero estaba agradecida que volviera. Al cabo de un par de minutos llegamos hasta el mismo punto en donde nos habíamos visto la primera vez y pronto llegó Rachel con nosotros dos.

- Hola, cariño. — Dijo ella dirigiéndose a mí, con una sonrisa dulce. Luego miró a Nicholas y dejó una mano sobre su hombro. Llevaba el cabello semi recogido y su piel parecía resplandecer con la luz cálida dentro del recinto, decir que ella era la mujer más hermosa que había visto jamás se quedaba corto. — ¿Puedes venir un momento? Estaba buscando a Alaric, pero ya sabes como es, seguro debe de estar escondido por ahí.

- Seguro. — Asintió y luego me miró. — Ahora vuelvo. — Rachel mantuvo su mano en el hombro de él y lo acompañó abriéndose paso entre la gente, la falda de su vestido rojo oscuro iba moviéndose casi como olas de mar, dejando a la vista de vez en cuando unos tacones de aguja.