Megan temblaba, sus ojos iban por todas partes. Recogió sus piernas y las abrazó, mientras guardaba silencio. Verla así hacía que mi corazón se rompiera en miles de pedazos, pero no podía pensar en que hacer, no llegaba nada a mi mente, al menos nada que pudiera funcionar. Pero ¿qué demonios puede funcionar en una situación así?
- Megan... — Alaric se acercó y Megan lo miró, pero sin estar realmente presente. — Megan, tienes que tomar una decisión.
- ¿Qué? — Su voz temblaba. Luego volvió a mirarme y estiró sus manos tratando de buscarme.
- Tienes que decidir si vas a beber. — Una corriente helada recorrió todo mi cuerpo. Sus palabras repiquetearon en mi cabeza y claramente, también lo hicieron dentro de Megan. — Tu corazón ha vuelto a latir y tienes que decidir pronto. — Megan se quedó con la boca abierta, dejó de mirarme y se enfocó en sus piernas.
- ¿Qué pasa si bebo? — Masculló, sin mirar a nadie.
- Tu corazón dejará de latir, pero terminarás la transformación y serás...
- Un vampiro. Seré una vampira. — Se mordió el labio inferior y cerró los ojos. — ¿Y si no lo hago?
- El veneno de Marianne perderá su fuerza y ahora mismo es lo que te mantiene con vida. — Abrielle estaba cerca de la puerta, junto con Nicholas y cuando Alaric explicó aquello, hizo que ella le tomara el brazo a Nicholas, buscando refugio. — Tu cuerpo fallará y...
- Moriré. Permanentemente esta vez. — Lo volvió a interrumpir. Llevó sus manos a la cabeza y jadeó. Alzó su rostro y cuando volví a hacer contacto visual con ella, pude ver que sus ojos estaban llenos de lágrimas y su labio inferior temblaba. — Merrick. — Comenzó a sacudir su cabeza. — Merrick. — Las lágrimas descendían por sus mejillas. — No, no, no. — Sus brazos se estiraron para abrazarme con fuerzas, mientras sollozaba en mi hombro. — No quiero morir. — Susurraba interrumpida por su poco a poco creciente llanto. — Pero tampoco quiero vivir para siempre. — La abracé con más fuerzas mientras yo misma me permitía dejar escapar un par de lágrimas.
Solo había dos personas a las que había prometido proteger; mi madre y Megan. Y aunque no tuviera culpa, sentía que le había fallado a Megan. Ver lo que le estaba pasando me dolía, me dolía la forma en la que había sido herida solo para lastimarme a mí. Lo último que quería en el mundo era verla sufrir, sufrir de esta manera, por eso quería alejarla de todo desde el principio, por miedo a que alguien la lastimara, pero había sucedido de todas formas y ya no había nada que yo pudiera hacer, pero sentía la obligación de hacer algo por ella, de apoyarla.
- Megan, no importa que decidas... Yo te voy a apoyar.
- No. — Me apartó, pero mantuvo sus manos sobre mis hombros. — Dime que hacer. — Sus ojos no paraban de llorar. — ¿Qué debo de hacer? — Me soltó y llevó sus manos a su cara, escondiéndose mientras lloraba. — No quiero ser vampira.
- Está bien. — Me deslicé para acercarme y volver a abrazarla. — Si no quieres no lo serás. — Su pequeño cuerpo se agitaba entre mis brazos. No quería perder a mi mejor amiga, pero tampoco quería tenerla para siempre como algo así.
- ¿Y mi madre? — Me miró. — ¿Y mis hermanos? Mi familia...
- Yo me encargaré. Si eso quieres. — Varias lágrimas y se habían escapado de mis ojos, pero aun así no se compraban a las que había liberado Megan.
- Pero no puedo dejarlos. — Dejó de verme, en cambio veía a quienes estaban a mis espaldas; los otros vampiros. — Son mi familia, Merrick. No puedo lastimarlos así. — Había dejado de llorar, pero sus ojos aún estaban cristalinos. — A penas tenemos dieciocho años. — Masculló. — Hay miles de cosas que quiero hacer antes de morir... Quiero ser alguien, hacer algo importante... Al menos así tendré tiempo de hacerlo todo.
ESTÁS LEYENDO
Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADA
FantasíaDespués de todo lo sucedido con Marianne, Merrick decide que es momento de poner orden en su vida. Para eso decide que debe alejarse lo más posible del clan Rhode, en especial de los hermanos Alaric y Nicholas, aunque estos parecen no estar muy de a...