Capítulo 38

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Podía jurar que mi corazón se detuvo y subió hasta mi garganta, presionándome para vomitarlo. Tenía nauseas, todo me daba vueltas mientras yo me quedaba petrificada, sin ni siquiera parpadear o respirar. Miles de cosas llegaban a mi mente, ninguna buena. Alejar esos pensamientos era difícil, pero sabía bien que era lo que debía de hacer para poder actuar con claridad.

- Tienes que irte. — Me giré para mirar a Alaric. — Ahora.

- Merrick...

- Alaric, por favor. — No pude controlar el tono desesperado de mi voz. — Hay dos cazadores en mi casa por una razón. Si alguno de ellos te ve... — Me fue imposible completar mi frase, la sola idea era demasiado para que pudiera reunir las palabras y pronunciarlas. — No voy a arriesgarte. — Concluí. Él se muerde el labio, sabe que tengo razón.

- Estaré cerca si se vuelve peligroso.

- No, regresa con los demás. Tengo todo bajo control. — Él me veía de arriba para abajo, buscando creerme. — Tengo que hacer esto sola. — Agregué. — Por favor.

- Te detesto. — Respondió y en cuestión de segundos ya no estaba.

Tragué saliva y caminé con paso firme. Mis pies se movieron más rápido de lo que había previsto y antes de que diera la siguiente respiración, ya estaba subiendo las escaleras de la entrada. Escuché voces, no distinguía que era lo que decían, solo que se trataba de mi madre prácticamente gritando. Abrí la puerta violentamente.

- ¡Váyanse ahora o llamaré a la policía! — Amenazó mi madre justo antes de que me apareciera en el umbral y entonces todos los ojos se posaron en mí.

En ningún momento me había detenido a pensar en cuáles eran mis peores miedos, pero al ver la situación a la que estaba entrando, sin duda alguna eso entraba en esa categoría. Ahí estaba el hombre que no había hecho más que engendrarme, arruinándome la vida otra vez. Solo que ahora tenía las herramientas para defenderme. Aunque, por otra parte, me preocupaba lo que pudiera haberle dicho a mi madre para intentar manipularla.

- ¡Merrick! — Broderick me llamó. Estaba a un par de pasos de mí, mi madre detrás de este, totalmente aterrorizada.

- ¿Qué estás haciendo aquí? — Espeté. Eliminando la distancia y sin quitarle la mirada de encima. — ¡Fuera de mi casa!

- ¿Para qué? — Respondió. — ¿Para que sigas engañando a tu madre?

- ¡A ti no te interesa lo que yo haga! — Por el rabillo del ojo alcancé a distinguir a Garreth y mi sangre comenzó a hervir dentro de mis venas. Todo esto se debía a él, él le contó a Broderick, no tenía ni que pensarlo dos veces para saber que eso era lo que había pasado. — ¿Qué te hace creer que puedes entrar a mi casa y asustar a mi madre? — Ladré cada una de mis palabras.

- ¡Soy tu padre!

- ¡Oh, por favor! — Di un paso atrás, pero aun así no cambiaba mi actitud. — ¡No uses esa mierda paternal! Porque llegaste demasiado tarde para eso, diecisiete años tarde. — Caminé en dirección a mi madre, quien me veía con los ojos desorbitados. Estaba confundida, abrumada, aterrada.

- Merrick... — Mi madre interrumpió, agitada y nerviosa. — ¿Cómo lo conoces?

- Yo... yo... — Balbuceé, no sabía como responderle.

- Que bueno que vine, alguien tenía que decirle la verdad a tu madre. Porque no eres la muchacha inocente que ella cree que eres, ¿cierto?

- ¡Cállate! — Lo miré de arriba abajo, sus botas y pantalones parecían estar bastante gastados, años desde que los habían comprado o pasado por un servicio de limpieza. Incluso él despedía un aroma a sudor, al parecer el sitio que habían allanado no tenía agua corriente.

Caza Roja - Transfusión parte II | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora