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Capítulo 7:
Alessia.

El silencio es abrumante y la tensión se puede cortar con una tijera sin filo —Así de jodido está todo— El corazón me late desbocado y los nervios me impiden estar tranquila, tamborileo los dedos sobre mi pierna. La apertura de las puertas del ascensor me corta la respiración. Claro, ahora estoy casi muriendo, pero nunca me muerdo la lengua cuando debo hacerlo. ¿Quién me manda a tener una lengua tan suelta? Ya lo decía mi hermano, lo que en los estudios era mi salvación, en la vida representaría mi muerte. Anotado en mi toma de apuntes mental: para la próxima, "NO" hables sin ver a quien tienes en las espaldas primero.

— ¿Usted me odia? —suelta en cuanto pisamos su oficina, me pilla desprevenida. Él, toma asiento en su silla y realiza un gesto frente a él para que me siente. Así lo hago. —Bonito concepto el que se va creando de mí, y lo mejor es que lo dice frente a otros sin anestesia ni curitas.

—No, no tengo porque odiar a alguien que no conozco. No soy de juzgar a las personas por lo que se ve, sino por sus actos y... —busco en mi cabeza las palabras correctas, no quiero terminar de embarrar mi desastre. —Con respecto al concepto, no lo es, yo diría que es más una simple opinión.

—Bien —dice con un movimiento de desdén en su mano. —Entonces, ¿Los hombres como yo no aspiramos a encontrar a la mujer de nuestras vidas? Ustedes ha visto o leído demasiadas novelas e historias románticas, Woods. —Afirma, y está en lo cierto. He visto novelas mexicanas, he invertido el dinero de mis extras en bonitos libros, lo que me recuerda que necesito uno nuevo. —No todo empresario es una máquina de hacer negocios o un ser sin corazón ni escrúpulos. Puede que continúe solo, justamente por eso, mi persona especial no ha aparecido.

Le miro con la ceja alzada. Reprimo mi risa, al final me va a resultar todo un romántico. Si me va a despedir, debería hacerlo sin preámbulos. Al ver que no digo nada, continúa:

—Pensé que eras una chica fuerte, pero el marisco te ha sucumbido, fue por eso que te enfermaste, ¿Es así?

—No hablo de cosas personales en el trabajo. —Comento con contundencia, segura de que con ello doy por cerrado el tema. Pero, una vez más me equivoco, por supuesto que un tipo como él, no va a vencerse tan fácilmente.

—Que conveniente. —Se mofa. —Muy callada ahora, pero en el restaurante parecías muñeco de cuerda hablando de mí y de mi madre, que según lo que tú misma has dicho, vendría siendo la misma cosa.

Suelto un bufido. No hay ser humano más insoportable que él. No es mi culpa, ¿Quién lo manda a escuchar conversaciones que no son suyas? Y para no seguir siendo tan brusca y hasta altanera, le respondo:

—No me gusta nada que provenga del mar, los mariscos y yo nunca hemos sido amigos. Los odio tanto, que si me perdiese en alta mar y lo único que podría comer es lo que sale de él, preferiría comerme mis dedos antes que eso. Y no sé por qué el hecho de que no me haya sentado nada bien la comida es tema de conversación, según lo que vi, a usted tampoco le ha agradado demasiado señor Bateman.

—Lo mío es un trauma infantil, tenía un pez de mascota, un día regresé de la escuela y no estaba en su pecera, resulta que Myzzi, la gata de mi madre se lo comió. Desde entonces no tengo mascotas y no consumo mariscos en su honor. Siendo sincero, me sentí un ser ruin al tener que comer eso, a mi tía no le gusta que desprecien su comida. —Se encoge de hombros como niño pequeño e inocente. —Qué raro es esto, mi prima se ha comprometido con su hermano y en cuestión de nada contraerán nupcias. Eso nos convierte en familia, nueva prima.

—Error, señor Bateman —Hablo demasiado pronto — Andrew es quien se casa con Jessica, no yo. Lo cual conduce a que él sea quien forme parte de su familia, no yo. A mí simplemente deben considerarme, la hermana del novio. Según lo que sé, no necesariamente he de estar dentro de la familia.

Ámame a tu manera (1° BILOGÍA ÁMAME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora