|44|

4.6K 245 63
                                    

Capítulo 44:
Alessia.

Me siento entumecida, y al abrir los ojos, el dolor en alguna parte de mi cabeza incrementa. Algo me incomoda en la nariz. Muevo mi mano derecha. Donde hay algo en mi dedo índice. Olor a limpio, no, es el aroma del hospital. ¡Madre del cielo! Otra vez he llegado a este sitio, ya deberían darme una habitación personal.

Los recuerdos de lo sucedido se aglomeran en mi mente, ¿Qué demonios pasó? Todo se vuelve confuso, ¿He resbalado? Claramente tengo la imagen de esas dos mujeres, pero no estoy segura de sí han tenido que ver con mi caída. Solo tengo claro el dolor fuerte que sentí, y que era mucho mayor al que tengo ahora mismo. Las escaleras, ellas, yo... su mano me tocó, pero, ¿De quién?

La puerta de la habitación se abre, dejándome ver al doctor Ward.

—Tanto que extrañas, que me visita muy seguido. —Bromea, se acerca a las máquinas para tomar nota. — ¿Recuerdas lo ocurrido?

Asiento, aunque no llevo claro nada.

— ¿Sabes cómo te llamas?

—Alessia. —Musito.

—Perfecto, Alessia. Estamos aquí porque tuviste un accidente en las escaleras. Te has llevado un buen golpe, y tienes una herida en la cabeza que con cuidados sanará. —Saca su lámpara fina. —Déjame hacerte una revisión de rutina, así nos aseguramos de que estés bien.

La luz se pasea por mis ojos, me fastidia, pero tengo que aguantarlo. Hace un par de cosas más, todas para comprobar que no haya quedado tonta con el golpe. Pero puedo hablar y mover mis extremidades, más allá de que tengo dolor, pero para él, es normal, y con medicina se pasará. Llama a una de las enfermeras, y le indica que vaya con mis familiares para anunciar que he despertado, y que llame a los otros médicos que me están atendiendo.

Un par de pruebas más. Todas para confirmar que su primer veredicto es correcto. Los tres concluyen en que no hay mayores afecciones a las que ya dictaminaron, parece que en esta ocasión, también la salvo. Ellos me dicen que pronto, en cosa de nada permitirán las visitas, pero primero deben cambiarme de habitación, a una zona de acceso permitido.

Les agradezco a los enfermeros que ayudaron en mi traslado, pese a que insistí en que no era necesario tanta cosa, y fácilmente podía moverme en una silla de ruedas para evitar caminar, ellos se negaron. Dos minutos después, vuelvo a quedarme sola. El dolor en mi cabeza poco a poco va desapareciendo, y puedo estar más cómoda. Cierro los ojos un momento, soy más torcida que el rabo de un puerco.

El sonido de la manija me hace abrir los ojos, con la esperanza de que ya me den permiso de tener visitas, quiero saber quiénes han venido, aunque aparezcan los regaños por ser despistada, y las preguntas sobre lo sucedido. Se queda en el umbral, y me informa:

—Su madre ha querido pasar a verla. —Frunzo el entrecejo.

Hago mi intento por decirle que se ha equivocado, están buscando a otra persona que no soy yo, pero ella sale para dejar entrar a la visita. Y sí, es una madre, pero es la madre que ha parido a Chase, no a mí.

—Es una atrevida, señora. —Espeto enojada. —Usted nunca se podría comparar con mi madre.

—Tampoco es que me muera por serlo, pero debo sacar provecho de este momento. —Se acerca para estar a mi lado. —Hay un par de cosas que no quedaron claras entre tú y yo.

—Yo creo que sí, y no piense que el golpe me ha afectado, porque lo recuerdo todo. Y se lo diré a Chase, para que de una vez se entera de la clase de persona que es usted, que le busquen ayuda con un psiquiatra, porque alguien que es capaz de dañar a una persona de su propia familia, con tal de salirse con la suya, está mal de la cabeza.

Ámame a tu manera (1° BILOGÍA ÁMAME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora