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Yo no sé por qué siempre termino accediendo a lo que me piden. Me merezco mínimo muchos comentarios y votos, jajaja, okno. Querían al amor, amorcito, pan de Dios de Alessia, ¡Aquí lo tienen! Espero que les guste, hemos esperado treinta capítulos para esto, de verdad, ojalá que les agrade. 

¡Gracias por leer!

Abraaaaazoos. 

Cinthya.

***

Capítulo 30:

CHASE:

Santo mocarro. Habían sido muchos años los que transcurrieron desde que mi corazón decidió amar como lo hace ahora, antes de que ella con su hermosa sonrisa apareciera en mi vida, llegué a dudar de mi capacidad para entregarme a una sola persona. No tenía una mínima de idea de lo mucho que cambiaría en unos meses, y menos que la culpable sería justamente Alessia. Bien, tal vez ni siquiera necesitó hablar para conseguirlo, puede que su sola presencia me haya atraído. Dudas he tenido por montón, sobre todo cuando he de pensar que a su edad, muchas cosas le restan por vivir, y en la mía, es necesario empezar a encaminar lo que será el futuro. Un futuro donde sin pensarlo y con mucha certeza de que es lo que quiero, ella forma parte.

Y ahora tenerle aquí, frente a mí, dispuesta a que le ame, como lo merece. Con mis manos acariciando su piel, y mis labios sobre los suyos, me es inevitable no sentir el palpitar intenso de mi corazón, y también de otra cosa mucho más abajo, necesitado de atención, y que he tenido que hacer a un lado por amor a la que considero la mujer de mi vida. Acerco su cuerpo al mío, rodeándola con mis brazos, me permito disfrutar de su contacto. Siento su respiración, un tanto agitada. Tras depositar un beso en su cabello, busco su mirada, esos ojos cautivadores que me encantan.

—Te amo, Alessia. —Musito. —Tanto que podría esperar todo el tiempo del mundo por ti, solo por ti. —Beso con suavidad sus labios cuando no me responde. — ¿Quieres esto?

Su ceño se frunce, me debí escuchar muy estúpido con lo que dije antes. Mueve su cabeza de arriba hacia abajo con lentitud.

—Te he dicho lo que quiero, Chase. Que me ames, de la forma más sublime. Esta noche, quiero ser tuya, de una vez y para siempre. —Con la dulzura que siempre lo hace, me planta un beso. —Te amo.

Llevo mis labios a los suyos, besarle es una de las cosas que podría hacer por el resto de mi vida. Las otras serían, mirarle, escuchar su sonrisa, verle enfadada, fingiendo estar molesta, escribiendo, leyendo, durmiendo, la lista es interminable, porque Alessia lo representa todo para mí. Su cercanía, la gracia de ser el afortunado de tenerle, no puedo encontrar absolutamente nada malo en esta maravillosa mujer.

Deslizo mis manos por su espalda hasta alcanzar los broches de su sujetador, suelta aire por la boca, me dedico a observarle todo el tiempo mientras este se desliza por sus brazos. Me sonríe nerviosa, amo la inocencia de Alessia, en realidad amo todo de sí. Sus dedos se mueven por los botones de mi camisa, mientras les va soltando, rápido me deshago de ella, solo estorba.

No sé cuantos minutos transcurren, pero la magia que encierra este momento, está en los dos. Con la ropa dejando de ser un impedimento para que nuestra piel se roce, las sensaciones aumentan, y por más que desee lanzarle a la cama, hacerla mía y saciarme como un salvaje de ella, prefiero se romántico, tierno y dulce, como lo es ella. Con mis labios recorro el camino que lleva de su hombro, hasta el lóbulo de su oreja, escucho su risita, Alessia tiene serios problemas de sensibilidad a las cosquillas. Disfruto de su aroma, con mi nariz recorriendo su rostro.

—Eres hermosa, cariño. —Susurro al rozar nuestras narices.

Cierro los ojos al besarle, es el secreto, sentir, detectar a través del tacto. Desde la primera vez en que probé del néctar de sus labios, me he convertido en un esclavo de sus besos. Con insolentes trompicones, al no separarnos, consigo llevarle a la cama, donde con suavidad me permito recostarle. Sonríe, y esa es su forma de expresarse cuando se encuentra nerviosa, no necesito de palabras. Ronroneo algunas palabras mientras sigo la línea que lleva de la barbilla a sus labios, la excitación de tenerle tan cerca recorre mi todo mi ser, cuando sus suaves manos se posan en mi espalda. Coloco mis antebrazos sobre la cama para inclinarme y deleitarme una vez más con sus besos.

Ámame a tu manera (1° BILOGÍA ÁMAME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora