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Después de medio siglo, al fin, ¡Actualización.
Espero que les guste el capítulo.
Cinthya.


Capítulo 22:
Alessia.

Me frustra demasiado el hecho de que no haya dicho nada, ¿Qué se supone que debo hacer yo?

¡Largarme de aquí! He acompañado a mi hermano y conocí a la pequeña, no tengo porque quedarme más tiempo. 

Antes de que pueda cruzar el umbral de la puerta, siento su mano sosteniendo nuevamente mi brazo. Una parte de mi, quiere creer en la posibilidad de que al fin lo haga, pero por todo lo que me ha dicho, no puedo estar segura. Detengo mi andar con todas las ganas de darle un guantazo si se le ocurre decirme que "debemos hablar". 

— ¿Qué? —le confronto sin ninguna expresión en mi cara. 

Él me mira, y yo sigo con mi gesto implacable, ya estoy hasta la coronilla de que mencione la palabra "tiempo".

—Quédate, será solo un instante, luego yo mismo te llevaré a tu apartamento. —Muevo la cabeza de un lado a otro para negar. Sin embargo, parece ignorarme, puesto que no me suelta. Se gira hacia su madre, y dice: —Mamá, lo que sucede aquí es...

Pongo los ojos en blanco y suspiro ruidosamente, volvemos a lo mismo. 

—Al demonio, ya comprendo todo este asuntito de la cercanía y tus misteriosas ausencias en mis cenas. Ya han empezado oficialmente su aventurita guarra. Te lo dije, bueno, ya no es tu secretaria, pero aun así te decidiste, ¡Increíble! —espeta con un tonito jocoso en la voz. — ¿Cuánto tiempo vas a tardar tirándotela? Déjame decirte que esta es la peor elección que has hecho. 

—Mamá, no hay ninguna aventura. —Sisea. —Alessia y yo estamos saliendo. 

Mi mirada viaja hacia él, ¡La madre que me tuvo! Se lo ha dicho, siento que el corazón se me sale. Solo puedo dejarle de ver, cuando ella larga una carcajada burlesca.

—Hijo, tú no conoces lo que es una relación, ¿A caso lo olvidas? Ninguna mujer es digna de ti, bueno, solo una... y esta no lo es. —Su forma despectiva de referirse a mi, me ofende. Me muerdo la lengua, literal, no voy a caer en su juego. —Jamás aprobaría el hecho de que la señorita aquí presente entre en nuestra familia. Pero eso no es importante —mueve su mano con el fino afán de restarme interés—, como te me perdiste, he venido por ti para que lleves a Lorette a la casa, lo pobre no se siente bien. Sé obediente, y llévala.

Ya estamos otra vez. Sonrío irónica, cosas de la vida. Intenta hacerme sentir mal, pero solo consigue divertirme. ¿Qué edad cree que tiene su hijo? Por favor.

Sé obediente...

No puedo dejar de reírme, puede que sea por los nervios de tenerle aquí, pero también lo ridículo de la situación. 

—Ella se puede ir con ustedes, yo tengo algo que resolver, y es muy importante. —Sentencia. —No es ninguna broma, ni una aventura, es una relación de verdad. He estado pensando en la forma en que debía decírtelo, por lo mismo, imaginé tu actitud ante la noticia, y nunca encontré la forma. Pero ahora las cosas se han dado, ya lo sabes. Y voy a pedirte que por favor respetes a la persona con la que salgo, Alessia no necesita la aprobación de nadie que no sea yo. 

—De verdad, que aburrido es todo esto. Sé que te aburrirás, como ha sucedido con todas las otras chicas. —No sé como evitar que eso me llegue directamente. —No quiero seguir perdiendo mi tiempo con algo tan ridículo como absurdo. Haz lo que quieras, yo veré como al final la dejas botada, como otras tantas veces. Y tú, Alessia, no te ilusiones demasiado, ni vueles tan alto, luego te cortan las alas y la caída es muy fuerte. No te pierdas de la realidad. —Ante nuestras miradas, poco a poco se acerca, mantiene su distancia, no bajo la cabeza aunque me intimide, mantengo mis mirada en la suya. —La gente como tú, está destinada a quedarse en donde están, no creas en todo lo que las mentes excesivamente creativas y engañosas te hacen pensar.

Ámame a tu manera (1° BILOGÍA ÁMAME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora