Alisa Hills
El sonido de los pájaros explotaban mis oídos. Abrí los ojos y estiré mi cuerpo; hice un quejido al momento de sentir un dolor en la espalda y en la pelvis, juntos con un poco de irritación en mi vagina.
¿Y como no estar hinchada si te follaron tres veces en una noche?
Mi estúpida conciencia me recordaba lo pérdida que me encontraba en el placer. No entiendo que le ocurrió a alex al entrar en mi cuarto y cogerme mientras dormía, ¿no se suponía que estaba enojado?
Ah si, recordé que le dolían las bolas por retener el deseo.
Me giré y lo vi con sus ojos cerrado, estaba a mi lado y no lo sabía, lo último que recordé, fue que le dije:
-Me gusta el sexo.
Y el me dijo:
-Es la idea, ahora duerme tranquila.
No sabía que para seducir debía hacerme adicta al sexo, bueno, con Alex se siente rico.
Lo miro y le sonrío ¿Quien diría que él me quitaría la virginidad? Y bueno, para mí que él lo sea, no es algo de otro mundo. Lo quiero mucho pero adoro a Jorge, es mi vida.
Miro como entre la sabana crece algo, decido tocar por curiosidad y me sorprendo al ver que había tenido una erección. ¡Por Dios! Este hombre es de guerra. Decido alejarme un poco, no vaya a ser que quiera el mañanero, y yo no esto apta para romperme la cosita de nuevo. Me siento irritada ¿y como no? Alex tiene un monstruo entre las piernas.
Cuando ya casi salía de la cama, Alex me tomó del hombro y me hizo caer a su lado, me llevó hasta él y me abrazó.
-¡Alex!
-¿Para donde crees que vas, pelusa?
-¿pelusa?
-tu nuevo apodo- me lleva de nuevo hasta él y siento su paquete en mi trasero.
- me duele todo, estoy preocupada ¿me habrá roto algo adentro? - él empieza a reír y no entiendo.
-¿Por que tienes que ser tan inocente? Es normal que te duela, ya que ayer era virgen y tu cuerpo apena se adapta a un nuevo cambio sexual.
- Debí haberme enfocado en educación sexual, pero mi mente siempre fue inocente.
-Soy tu maestro, cualquier duda siempre consultala conmigo.
-¿Es normal que se te haya levantado mientras dormía?- Él hace un ronroneo y se ríe.
-Es normal, al menos en la mayorías de hombres lo es.
-Hazme un masaje, que no aguanto el dolor.
Él me hizo acostar de espalda y yo ayer no me tomé la molestia de vestirme, no sé si ya me gustaba exhibirme o perdí la vergüenza. Él buscó un aceite y empezó por mi cuello para ir bajando por mi espalda, luego en la columna en donde mas me dolía.
-¿Por que ahora te la pasas desnuda? Sabes que eso no me ayuda mucho.
No evité sonreír.
- Trata de aguantarte porque me tienes irritada.
-Tengo una crema especial para eso, te las vas a poner y estar tranquila para que te mejores.
-¿Todavia me falta mas prácticas?
-obviamente.
Él siguió haciendo el masaje pero me giró quedando de frente hacia él.
-Te haré un masaje en la cadera y pelvis, la cual te relajará.
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Enseñame a seducir © Terminado (Libro1)
Roman d'amourPara Alisa todo era perfecto hasta que descubre que el chico que ella quiere, odia a las chicas vírgenes y de pocas experiencias sexuales. Desmotivada y decepcionada por completo, acude a su mejor amigo Alex, quién estudia sexología y aparte es...