Alisa-
Mi respiración se acelera; siendo cada bombardeo de mi corazón, con el miedo de lo que estoy a punto de hacer.
"Tu y yo contra el mundo"
"Siempre estaré a tu lado"
"Eres mi pinky"
Y justo lo veo delante de mi; él frunce su ceño mientras limpia una gota de sudor cayendo por su frente. Al parecer se ejercitaba, puesto que tiene una camiseta gris y un sudador negro.
—¿Que haces aquí? — me pregunta, pero sin mostrar enojo o alguna molestia de verme.
—He venido a hablar contigo — me silencio y bajo mi cabeza, observando la prueba en mi mano.
Él se ríe como siempre: con sequedad.— Pensé que ya todo estaba dicho— me mira con burla y yo sólo asiento.
—Falta una última cosa. Déjame pasar.
Se hizo a un lado con algo de seriedad; yo pasé a su casa dirigiendo mis pasos hasta su sofá.
¡Oh, ese sofá de los recuerdos!. Allí vimos constantes películas. Allí reimos y también lloramos.
Pero es un recuerdo. Sólo eso.
Me giro y lo miro fijamente. Él me mira como si intentara ver más allá de mis ojos, pero su mirada me tensa.
—Alex... ¿Aún crees que yo me he acostado con Erick?— mi pregunta no lo tomó de sorpresa, puesto que este se rió de una forma burlona y acarició su mentón.
—No hay duda, Alisa. Él a cada momento me lo recuerda, y... No sólo pasó una vez.
Reí, me reí pero de tristeza. Me reí por seguir siendo una estúpida en pensar que él, después de todo, acudiría a mi para preguntarme que fue lo que sucedió. Pero no, ahora le cree a unas mentiras que se ha inventado su hermano.
Y no, no me enojo con Erick. Es solo un estúpido quién busca atención, ni siquiera lo puedo odiar como siento odiar a Alex. Ni siquiera puedo enojarme de que esté molestando a Alex con esas mentiras. Me duele que él no me ecuche a mi.
—¿De que ríes? ¿vienes a burlarte de mi?. Eso es lo que busca.
—Alex, eres demasiado idiota. ¿Sabe algo?— respiré profundo escuchando como mi corazón late más fuerte; el miedo aumenta y ese jodido nudo en mi garganta impide hablar como deseo—. Yo no me he acostado con él.
Esperaba que al menos él me mirara confundido, pero no, se rió secamente.
—¡Yo te vi, maldita sea! Acepta de una buena vez que lo hiciste. Ya pasó, ya te metiste en la cama de mi her... No, de ese maldito. ¿Ya eres feliz con eso, no?
Dejé escapar un alarido de dolor. Mi gargante se cerró y bajé la cabeza. Maldición, me duele mucho.
Mis ojos se llenan de lagrimas, pero no podía llorarle. Así que suspiré y levanté la cabeza.
—Alex, espero que después de que escuche algo, no vuelvas a buscarme en tu miserable vida. Agradezco haber sido tu amiga, agradezco esos momentos tan hermoso que pasamos, pero hasta aquí llegó.
Busqué el sobre entre el bulto y lo saqué..
—¿Que haces?
—Yo no me acosté con Erick. Eres tan estúpido que no recuerdas que tenía el periodo. Eres tan imbécil que no te has dado cuenta que él sólo lo hace para molestar. Esa noche tomamos en la disco, y amanecí en su cama. Pero aquí tengo prueba de que no me acosté con él.
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Enseñame a seducir © Terminado (Libro1)
RomancePara Alisa todo era perfecto hasta que descubre que el chico que ella quiere, odia a las chicas vírgenes y de pocas experiencias sexuales. Desmotivada y decepcionada por completo, acude a su mejor amigo Alex, quién estudia sexología y aparte es...