Capitulo 14: Deja te refresco la memoria.

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Cuando desperté estaba en una habitación blanca, estaba sentada en una silla de madera pero estaba… ¿Amarrada? ¿Qué había pasado? Me puse nerviosa al ver a aquel hombre del otro día entrar a la habitación. Aquel hombre que se había llevado a mi hermano. Me daban ganas de levantarme y partirle su cara, pero estaba amarrada a la silla y mientras trataba inútilmente de zafarme de la silla, el hombre comenzó a caminar alrededor mío. Estaba preocupada por mi hermano, quería saber de él, donde lo tenían. Miré al hombre que aún no dejaba de caminar alrededor de mí.

-¿Sabes por qué estás aquí?-Preguntó de pronto, escuchando esa voz irreconocible. La misma voz de la llamada, del hombre más despreciable del mundo.

Lo fulminé con la mirada y negué.

-Eres un peligro para las personas que están a tu alrededor. Y tus padres lo saben. No comprendo por qué no te dejaron ahí, en ese lugar donde tienen a las personas ‘‘Especiales’’-Hizo una señal de comillas con los dedos al pronunciar especiales.

-¿A qué te refieres?-Pregunté, mirándolo ahora. Ignóralo. Aiden. Estaba aquí-¿Aiden?-Se me escapó y el hombre escuchó. Sonrió

-Aiden…Justamente por eso.

-¿Tu? No sab…

-Lo sé, niña. Sé lo de Aiden.

¿Él sabía de Aiden? ¿Cómo? Supuestamente nadie lo sabía. Me pegué a la silla, cuando el rostro del hombre estaba tan cerca de mi.

-Deja te refresco la memoria, niñata-Hubo una pausa-Mi nombre es Andrew… Andrew Murphy.

-¿Andrew?-Fue cuando todo se reveló en mí.

Podía recordar exactamente lo que había pasado, todas las dudas que tenía sobre mi pasado se revelaban, con el simple hecho de escuchar el nombre de Andrew Murphy. Mi piel se erizó y unas imágenes comenzaron a correr en mi mente. Todo aquello que no lograba recordar apareció de pronto, como una película. Una película que no quería ver.

Yo escapaba, corría, desesperada. Trataba de encontrar una salida, escuchaba las sirenas de los policías seguirme.

-¡Allá, va! ¡No la dejen escapar!-Gritaba una voz de hombre, un adulto.

-¡Va hacía el bosque!-Una voz más joven gritaba más cerca de mí y yo desesperaba buscaba refugio en el bosque.

Entré en el bosque y corriendo a toda velocidad buscaba un refugio, una cueva, algo. Me escondí en un lugar donde nadie podía verme. Todos pasaron de mí, excepto él. Me miraba, los ojos azules y brillosos Tomé una piedra al mirar que se acercaba, me protegí con ella y el chico entró en la cueva.

-Tranquila, no te haré daño-susurró, tomando la piedra y removiéndola. Se acercó a mí y acarició mi mejilla.

-¿Qué quieres?-Susurré nerviosa-

-Tranquila, Anna. Vengo a ayudarte.

-Mientes, Ya me has hecho mucho daño.  

Y luego todo se puso negro. Abrí los ojos y ahí estaba ese hombre.

Luego otra imagen. ¿Por qué los policías me seguían?

-Tenemos el diagnóstico de la niña, lo siento mucho-Un hombre susurraba mientras yo escuchaba al otro lado de la puerta.

-¿Qué pasa, Dr. Lewis?-mi madre sollozando le preguntaba al doctor que me sucedía-

-Su hija tiene un tipo de vínculo con una entidad, pero esta entidad no es buena, es como un demonio, o algo así, tendrá que estar aquí, o al menos hasta que pueda  controlar la entidad. Este tipo de entidades no pueden controlar su fuerza y no hacen caso a las personas. Si me permite, puedo cuidar de la niña un tiempo, revisarla.

-Pero… ¿Eso tomará mucho?-preguntó mi padre.

-No lo sé, pero me temo que no podrá salir hasta que cumpla los 15 años. Podrá estudiar, no se preocupen, podrá tener una vida casi normal.

-¿A qué se refiere con ‘‘casi’’ normal?-Exclamo mi madre

-A lo del ente. La niña lo llama Aiden, y existe.

Hubo una pausa hasta que la puerta se abrió y caí al suelo. Mi madre me tomó en brazos y me miró con lágrimas en los ojos.

-Mamá… ¿Me van a dejar aquí?

Y luego, otros recuerdos. Cada uno de los recuerdos volvía. Ahora comprendía todo. Ahora comprendía porque me estaban siguiendo. Porqué me querían. Las entidades malévolas me seguían por alguna razón, querían de vuelta a Aiden y los de la CIA también me seguían, había entrado a la CIA a trabajar, a entrenar. Descubrí la gran mentira de la CIA y ahora me querían borrar del mapa. Todos querían matarme y yo por esa razón había escapado, me había ido. No quería que mi familia saliera herida y menos Rubén.

-Eres la chica más linda que he visto en la tierra.

Me encontré con la mirada de Andrew, que me sonreía de oreja a oreja, sabía que había recordado todo. Cada una de sus asquerosas y repugnantes mentiras y ahora, más que nada quería partirle la cara.

-¿Dónde está Drew?-Pregunté.

-En la habitación de al lado.

Con todas mis fuerzas logré salir de la silla y golpeé en la cara a Andrew, propinándole un buen puñetazo. Salí de la habitación y me encontré a Rubén corriendo hacía donde estaba. Choqué con él y lo miré.

-¿Rubén? ¿Cómo…?

-No hay tiempo, linda. Tenemos que ir por Drew-Abrió la puerta de al lado, no había nadie, solo Drew en una cuna. Lo tomé en mis brazos y salimos de ese infierno.

~~~~~~~~

No comprendía como Rubén había dado conmigo, estaba desconcertada, pero no me importaba. Tenía en mis brazos a mi hermano y nos dirigíamos hacía la casa. No comprendía porque no me perseguían. Pero en cualquier momento volverían. En todo el camino no dijimos nada, yo jugaba con los dedos de mi hermano y de vez en cuando miraba hacía la ventana. Al llegar me baje del auto y rápidamente entré en la casa. Mi madre se levantó de golpe y al mirar a Drew entre mis brazos corrió con lágrimas hacía mí.

-Encontraste a Drew-susurraba mientras tomaba al pequeño en sus brazos y depositaba besos en su rostro. Me abrazó a mi y luego se separó-¿Qué pasa, cielo?

-Lo recuerdo todo.

Mi madre se quedó pálida, quieta sin decir nada. Por suerte, Rubén aun no entraba a casa y al entrar se puso al lado de mí. Miró a mi madre y mi padre entró a la sala. Cuando llegó mi madre le susurró algo a mi padre. El me miró y no sabía si estaba sonriendo o estaba preocupado.

-Rubén, vámonos-susurré y tomé la mano de Rubén, saliendo de la casa. El caminaba detrás de mí y corrió para abrirme la puerta. Me subí y cerró la puerta. ¿Lo sabes? Aiden estaba de vuelta. Asentí y hubo un silencio, ¿Sabes que vendrán? Asentí nuevamente y Rubén se subió al auto. Tenía miedo de que esas entidades volvieran.

Al llegar a casa me baje y me dirigí a la habitación lo más rápido que pude. Al llegar fui a la habitación y me tiré en la cama, mientras comenzaba a llorar. Ahora sabía todo, y me hacía la misma pregunta de siempre, ¿Por qué no podía ser feliz de una vez? ¿Por qué no podía seguir mi vida normal? Lloraba en silencio. Aiden no se había molestado en hablarme, sabía que estaba ahí, sin embargo no hablaba. La presencia de Rubén hizo que dejara de llorar. Limpié mis lágrimas y me senté en la cama-

-¿Qué pasa, Anna?

-Nada.

-Vamos, dime-me preguntó suavemente mientras pasaba sus dedos por mis mejillas, removiéndome mis lágrimas y haciéndome sentir un poco mejor.

-No...-Susurré y lo miré. Pasé mis manos por sus mejillas y las acaricié. Me miraba con cierta confusión, pero no decía nada. Permanecía en silencio como yo, sin decir nada.

-Está bien-Dijo Rubén después de un rato, rompiendo el silencio en la habitación.

-Solo soy una chica...-susurré, comenzando a llorar, sintiendo como las lagrimas corrían por mi mejilla. Definitivamente hubiera preferido perder la memoria para siempre y comenzar desde cero, sin tener estas cargas tan pesadas montadas en mi espalda, haciendo mi vida más mucho más complicada. 

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora