Capitulo 2: Vísperas de Navidad.

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Me desperté. Creo que no me percaté del tiempo que estuve dormida, ya que cuando desperté eran las 12 de la tarde. Me levanté, casi saltando de la cama y corrí al baño. Me encerré y me quite mi ropa rápidamente. Joder, seguramente mi padre ya había llegado y yo durmiendo, pensé. Me metí a la ducha y duré un buen rato ahí. Salí y apresuradamente busque algo que ponerme en mi armario

Tapate Anna, estoy aquí. Escuché a Aiden hablarme. Fruncí el ceño

-Vete, si tanto te molesta, jodido enfermo-le grité y seguí buscando entre todas las cosas.

  Me coloqué un juego de ropa interior blanco y una camisa negra, estaba descubierta por atrás. Me puse unos leggins azules con estampado de mezclilla. Me puse unos botines negros, y arreglé mi cabello chino. Me puse perfume y salí de la habitación,  Baje las escaleras y miré un pequeño bebé, gateando en el suelo. Lo cargué y lo miré.

-Hola Pequeño campeón-susurré y comencé a dejar besitos en su mejilla, divertida-

   Escuche al bebé reír y a mi madre caminar hacia mi. La miré y le sonreí, ella sonrió más al verme con el bebé.

-Veo que ya conociste a Drew. Él es tu hermano menor, tiene apenas 9 meses-dijo mi madre, tomando al pequeño Drew en sus brazos-

-Es hermoso, madre-sonreí- y ¿Papá?-lo busqué con la mirada por la cocina, de pronto sentí unas manos cubrir mis manos y volver mi vista negra. Me sobre salte y comencé a tocar sus manos. Eran unas manos arrugadas y suaves. Percibía un aroma de perfume masculino- ¿Papá?-susurré y quite sus manos de mi rostro, me voltee y lo miré a él. Todo el mundo se me vino abajo. Era él, al fin, lo estaba viendo justo al frente mío. Parecía un  completo extraño pero a la vez yo sabía que el era mi padre. No sabía que estaba llorando hasta que mi padre acercó sus manos a mis mejillas, y removía unas cuantas lágrimas que había en mis mejillas.

-No llores, Anna. Aquí estoy-escuché a mi padre susurrar. Su voz se escuchaba ronca y gruesa. Era un viejo de unos 40 años, su cabello estaba completamente cubierto con canas y su rostro estaba completamente lleno de arrugas. No pude evitar sonreír mientras escuchaba a mi padre hablarme

-Lo siento, te eché mucho de menos-susurré casi igual que él. Lo miré sonreírme y abrazarme. Correspondí a ese abrazo, sintiendo aquel cálido calor de un padre abrazando a su hija. Por primera vez me sentí querida, me sentí protegida. No necesitaba nada más, más que el abrazo de un buen padre y su compañía.

-¿Adivinas dónde estás estudiando, cielo?-escuché a mi madre hablar a la hora del desayuno. Todos estábamos ahí, mi padre, mi madre, Drew, y un muchacho que no reconocía, pero que se me hacía muy familiar.

-No-negué mientras comía una patata de mi plato. Aquel chico se me quedaba mirando mientras comía, debía admitir que era guapo, sus ojos eran de color entre café y verde, los dos colores estaban mezclados en un solo tono que no lograba distinguir. El chico sonrió y yo le correspondí. Me di cuenta de que mi madre me estaba observando con una gran sonrisa en sus labios. Me di cuenta que estaba ruborizada cuando sentí mis mejillas calientes. Sonreí y seguí comiendo otra patata-

-Harvard, estudias Diseño de Interiores-susurró mi madre, la miré mientras seguía comiendo.

-Ah, vale-Terminé de comer y dejé el plato ahí. Una señora grande con una delantal se acercó a mi y tomó mi plato, me sonrió y se fue del comedor. Me levanté de mi silla y el muchacho también se levantó de su silla- Saldré un rato al patio, tengo cosas que pensar-susurré y mi padre y mi madre asintieron. Comencé a caminar y salí al patio.

La naturaleza se apoderaba de aquel pedazo de tierra que había detrás de la gran casa de mis padres. A pesar de que había nieve cubriendo el lugar, se veía hermoso. Había un jardín muy mono en el patio y había también una mesa en medio de aquel lugar. Me acerqué a la mesa a paso lento, ya que la nieve me impedía andar a paso normal,  había seis sillas. Me senté y suspiré, aspirando aquel aroma a árboles y flores. Cerré los ojos, dejándome llevar por el agradable clima. Anna, ¿Qué haces?, escuché a Aiden.

-Descanso un rato, ¿Te importa?-le dije cortante, la verdad no quería escuchar la voz de Aiden jodiéndome el rato tan cálido de ese momento. Después de unos minutos se me hizo extraño que Aiden no siguiera hablando conmigo-¿Aiden?-pregunté suavemente mientras esperaba a que me contestara, sin embargo no escuche rastro de voz en mis oídos, solamente la dulce melodía de una voz desconocida. Abrí los ojos y me encontré con aquel chico que estaba en el comedor hace unos segundos en el desayuno. El me miraba con esos ojos tan hermosos, aquellos que apenas los miré y me perdí en ellos. Sentí mis mejillas nuevamente calientes y el rió suavemente al mirarme en aquella situación. ¿Qué le daba tanta risa?, suspiré y el fue el primero en hablar.

-Hola, mi nombre es Rubén-escuché al chico hablar, me dispuse a asentir y sonreí. El chico se sentó en una silla que había justo al lado de mí y tomó mi mano. Sentí como me ponía nerviosa, ¿Qué estaba haciendo él? ¿Acaso lo conocía? Supongo que sí, ya que estaba desayuno conmigo y mis padres.

-Disculpa, pero no te recuerdo-le dije un poco nerviosa. Claramente él se dio cuenta, ya que rió nuevamente y apretó suavemente mi mano. Tragué seco al sentir aquello que el hizo. Quería que la tierra me tragara, desaparecer. Ese chico era tan atractivo y tenía unos ojos preciosos. El se acercó  y yo me puse más nerviosa, sabía que me estaba colocando roja por el simple hecho de sentir que se acercaba a mí, al estar tan pegados, miré como el miraba mis labios, ¿Iba a besarme? No lo sabía. Mi cabeza daba muchas vueltas, pensando en que haría Rubén, si, ese era su nombre. Los latidos de mi corazón se aceleraron al sentirlo tan cerca e inconscientemente mordí mi labio, ¿Qué haces Anna? Estúpida, me dije a mi misma.

¿No me recuerdas?-La voz de Rubén me distrajo, hablaba tan cerca de mí, que podía sentir su respiración y el olor tan peculiar a la pasta de dientes- Dijiste que nunca me olvidarías-Mi piel se erizó al escucharlo hablar. ¿Había dicho eso de verdad?. Tragué seco y el rozó nuestros labios. Me coloqué más nerviosa y puse mis manos sobre su pecho, lo empuje un poco, tratando de alejara de mí. No me acordaba de él, no sabía quién era, solo sabía que se llamaba Rubén. Él sonrió y se alejó un poco más. Estaba sentado en la silla con una  chamarra negra y un gorro. No hacía mucho frío o al menos yo no lo sentía tanto. Bajé mi mirada y pude notar que el traía puestos unos guantes, una sonrisa escapó de mis labios, yo no tenía frío en lo absoluto y el parecía que iba a ir de viaje a Alaska.

-De verdad, lo siento. No sé quién eres..-Hice una breve pausa para después centrar mi mirada en sus ojos perfectamente avellanados. El no dejaba de mirarme, se acercó nuevamente a mí y con su mano comenzó a acariciar mi mejilla suavemente, esperando que dijera alguna otra cosa-Tal vez si me dijeras algo sobre ti o sobre nosotros, tal vez recordaría algo-susurré y luego sentí como su mano comenzaba a acariciar mi cabello chino. Sonreí ante aquella acción sin dejar de mirar sus ojos.

-Nos conocimos en España, hace 5 años. En Madrid, para ser precisos. Yo vivía con mi familia y estaba estudiando Diseño Gráfico en Madrid. Apenas ibas a entrar a la Universidad y estabas de vacaciones con tus padres- Él sonrió y yo solamente le escuchaba-Nos conocimos en un café, tu ibas con una amiga y yo con Miguel Ángel, sé que no le recuerdas, pero es un gran chico-dijo el terminando de hablar sin dejar de acariciar mi mejilla. Estaba mirando hacia el árbol más grande del patio mientras lo escuchaba atenta. Al terminar él, lo miré, ¿Fui a España?. Lo miré y él sonreía de oreja a oreja, estaba muy feliz. Yo tenía aún más dudas y el solo me había dicho eso.

-¿Hace 5 años?-El asintió y yo me quedé con la boca abierta. Supongo que tenía conociéndolo mucho tiempo-Y… ¿Tenemos algo?-susurré. El me miró extrañado antes de echarse a reír como un niño pequeño. Ahora era yo la que lo miraba extrañada.

-Sí, somos pareja-Me dijo con una gran sonrisa en su rostro, que luego se borró al mirar mi expresión. ¿Qué cara había puesto? Me acerqué a él y rocé nuestros labios. Ahora el nervioso era él, Yo sonreí, pensando en besarle. De todos modos, él era mi novio-Am…Llevamos 2 años de pareja-dijo él, para que yo me enterara. Asentí y me separé, me sonrojé y el volvió a sonreír. No debí acercarme así, una por que el tío era totalmente desconocido para mí, a pesar de que supuestamente era mi pareja y dos, porque Aiden no dejaba de gritar en mi oído, ¡TU QUE LE BESAS, Y YO QUE LE MATO AL IMBECIL ESE! Llegaba a pensar que era frustrante tener a alguien que gritase en tu oído por  cosas sin sentido.

-No debí… hacerlo-susurré y él se levantó de la silla. Me extendió la mano y yo la tomé, me ayudó a levantarme de la silla. Pisé la nieve y me hundí. Caminé hacía enfrente, tratando de caminar a la salida. Él tomó mi mano y yo la apreté suavemente mientras caminaba. El me seguía y cuando me volteé, pude darme  cuenta que él tenía su rostro serio, mirando hacia la puerta del patio. Cuando miré hacia la puerta y miré a una persona, no sabía quién era, y no comprendía porque él se había puesto tan serio. 

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora