¡Alerta! LEAN EL CAPITULO ESCUCHANDO Everything de Lifehouse. Eso.
Aqui comienza....
Han pasado solo 6 horas y sigo sin creérmelo. No están. Se han ido para siempre. Nunca podré volver a sentir sus brazos rodearme en un sincero abrazo lleno de amor, ni experimentar todas esas cosas que experimentaba cuando me demostraban su amor, cuando se preocupaban por mí. Jamás podré volver a sentir lo que es que un padre te abracé, ni que te diga lo mucho que te ama. Todo eso se fue por el caño cuando ellos se fueron. Se llevaron parte de mi felicidad, parte de mi corazón y de mi alma, porque aunque no hayan sido mis verdaderos padres, para mi eran como si en verdad los hubieran sido.
Es un momento difícil para mí, y debo admitir que quisiera tener a Rubén a mi lado, para que me apoyase, pero él tampoco está. Solo tengo a Samuel y a Andrea, y ellos son los mejores. Son mis pilares en estos momentos de tristeza y dolor.Con angustia, recorro cada pasillo de la gran casa que poco a poco está perdiendo la alegría y el calor que la caracterizaba con la presencia de mis padres. El brillo que cegaba cada rincón, ha desaparecido y con ello, la casa ha muerto, esta oscura, lúgubre. Las flores están marchitas y las paredes gastadas, como si hubieran pasado años desde la última vez que alguien vivió en esa casa.
Sobre un buró, está una fotografía, me acerco a pasos vacilantes y cuando estoy frente a ella, acarició con la yema de mis dedos el marco del retrato. Son ellos, Helen y Nathan, en sus brazos cargan una niña, cabello castaño y chino. Los tres sonríen y al notar la felicidad en sus ojos yo también sonrío, pero rápidamente tomó la foto y la acuesto en el mesa, cubriendo la imagen de ellos. Y entonces me doy cuenta. La casa está de luto al igual que yo.Ambos habíamos perdido aquello que nos daba vida, que nos trasmitía felicidad y que nos daba otro motivo más para seguir, pero ahora que ya no había más luz, la casa dejaba de luchar, se dejaba caer con el paso de las horas y sabía que muy pronto sería inhabitable. Mi mirada estaba en el suelo, la madera rechinaba y las ventas se abrían con fuerza, el viento las empujaba y sonaba como gritos ahogados de lamento, como si aquella vieja casa tratara de decirme algo. Todo era tan melancólico y deprimente, que si no salía lo antes posible de ahí me quitaría la vida. Entonces pensé que de alguna manera esto había sido una mala idea. Había sido una mala idea venir y estar aquí, en un lugar donde todo me recordaba a ellos, las cortinas y el estilo tan propio de ellos en la decoración de la sala principal y los pasillos, los cuadros perfectamente acomodados y la cocina pulcramente limpia. Es tan ellos.
No pude evitar seguir llorando, sintiendo como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas, mientras paseaba mis dedos temblorosos por el sofá donde ellos acostumbraban a sentarse y leer un libro, o en ocasiones se ponían a ver televisión y vegetaban frente a este. Era tan difícil decir adiós.
-Anna, te estamos esperando-Una voz tierna y quebrada me llamó.
Era Andrea. Que estaba llamándome desde la puerta de entrada. Nos habíamos detenido a mitad de camino solo para echarle una última vista a esa casa. Caminé, haciendo que mis zapatos hicieran eco en la gran casa. Limpié mis mejillas húmedas, traté de quitar el máximo número de lágrimas y la miré. Ella sonrió débilmente y acarició mi mejilla.
-Vamos tarde, Samuel está allá.
Ambas nos dirigimos al coche y nos subimos. Suspiré, mirando con nostalgia y por última vez la casa de mis padres. Mis difuntos padres.
Andrea encendió el coche y prendió camino hasta el lugar donde Samuel nos esperaba, por lo que Andrea me había dicho, todo estaba preparado y solo faltábamos nosotros. No había mucha gente para acompañarnos, salvo unos viejos amigos de mis padres que acompañaban a Samuel. Se habían tomado la molestia de venir hasta Oxford para darles un último adiós y para dar el pésame. Ellos siempre habían querido este lugar, y querían ser enterrados ahí. Lleve una de mis manos a la ventana cristalina del coche y sentí el frío de ella en la palma de mi mano. Me estremecí y una lágrima más rodó por mi mejilla y calló en mis pantalones negros.
Una chamarra de cuero me cubría del frío y tenía un gorro negro en mi cabeza con el cabello rizado y suelto. No es como que estuviera a la moda, la verdad, la ropa en esos momentos no me importaba en lo absoluto. Andrea lucía un lindo vestido negro ampón y unos zapatos bajos. Su cabello estaba recogido en un chongo y no había maquillaje alguno en su rostro, salvo un brillo para los labios.
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Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)
ФанфикAnna Holmes no es una chica normal. La persigue la CIA, luego de haber trabajado para ellos y sus sucios planes, y hay una entidad conectada a ella, desde un extraño incidente que ocurrió hace tiempo, el cual no recuerda. Una temporada en su lugar n...