Capitulo 35: Día de campo arruinado.

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Faltaba tan poco para regresar a Londres, y aunque quisiera quedarme en Narvik unos días más, comenzaba a extrañar a mi familia, en los cuales solo entran mis amigos y Drew. Era un día precioso, Rubén y yo íbamos a salir a caminar y recorrer el pequeño pueblo donde vivían sus abuelos, y de paso, nos posaríamos en un pequeño parque para un día de picnic. No es que lo mío fuera salir a un día de picnic, pero Rubén me insistió como un niño pequeño para que fuera con él.

-Por favor, por favor-Me rogó de rodillas y poniendo sus manos juntas. Me miró con unos ojitos que tuve que aparte la vista de el.

-Basta, Rubén. No.

-Sí, di que sí, Anna-Rubén me abrazo de los piernas, haciéndome el típico berrinche de un niño a su madre.

-Rubén, ¿Qué demonios haces?-Lo miré y luego el me miró con esos ojos verdes brillosos-Vale, solo para que dejes de mirarme así.

De ahí Rubén se levantó emocionado y corriendo hacia la cocina con su abuela.

Y aquí veníamos Rubén y yo, caminando por las calles de Narvik, tomados de la mano y mirándonos de vez en cuando a los ojos. Me sonrojé un poco, comenzaba a acostumbrarme a sus miradas pero en ocasiones no podía controlarlo, es que… cualquiera se sonrojaría si tuviera a su lado a un chico súper guapo y este no dejara de mirarte. Pues así estaba yo, y no me culpen, aunque se viera un tanto ridículo y dijeran ‘‘Deja de hacer eso’’ No dejaría de hacerlo.

En fin, Una vez que llegamos al parque, Rubén sacó de una canasta esa típica manta blanca de cuadros rojos y la tendió en el césped. Se sentó ahí y yo lo observé. Reí un poco al ver que comenzó a hacerme señales para que me sentara a su lado, me acerqué a él y me coloqué frente a él, tomé su rostro con mis  dos manos y planté un tierno beso en sus labios. Lo sentí corresponder a mi beso y sentí como me tomo por la cintura y me acercó un poco más a él, sonreí sobre sus labios y me separé un poco, él tenía sus ojos cerrados,  reí mordiendo mi labio y dejé un corto beso. Me separé y me senté a su lado, tomé la canasta y dentro de esta había unos bocadillos de jamón, un toper con uvas y dos manzanas. También había un vaso un poco grande con jugo o refresco, no sabía que era. También había dos copas dentro, no supe como estuvieron todo el tiempo ahí sin que se rompieran. Diversos bocadillos que realmente no sabía que eran, aunque supuse que serían alguna cosa noruega que había preparado Eva. La madre de Rubén se había ido el día de ayer, no se había quedado muchos días, ya que tenía que regresar para cuidar a la hermanita de Rubén y estar con el padrino.

Rubén tomo uno de los bocadillos extraños y comenzó a comerlo. Yo lo observaba frunciendo el ceño y con una ligera sonrisa en mis labios, tomé un bocadillo de jamón y lo probé, sonreí al sentir el sabor del pan con el jamón, creo que tenía mucho sin probar un bocadillo de estos. Comencé a comerlos, dos, tres, cuatro. Dejé de comerlos  cuando miré que ya quedaban poco, debía dejarle a Rubén, miré hacia otro lado y tomé la copa, serví un poco de esa extraña bebida y le di un sorbo.

Vino.

    Era vino.

Lo curioso es que en mi vida había probado el vino, y este era bueno, sabía bien y a como lo describían era muy dulce. Parecía que era el vino más dulce del mundo y me gustaba. Sabía a jugo de uva. Claro, Anna, el vino está hecho de uva. Rodeé los ojos y le di otro sorbo al vino, uno más largo que hizo que se me acabara en dos sorbos.

Rubén me miró al notar que me había acabado en vino, sonrió y tomó la otra copa, se sirvió un poco y lo probó. Sonrió.

-Veo por qué te lo acabaste tan pronto.

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora