No le había hablado en todo el rato, y no pensaba hacerlo durante un buen tiempo. Aunque lo quisiera, de cualquier forma no podía evitar no seguir pensando en eso. En aquello que había hecho en mi cara. No podía superarlo y aunque quisiera olvidarlo, ese recuerdo me estaba acosando cada segundo y cada instante. Las horas pasaban tan lentamente mientras Richard nos transportaba al aeropuerto, donde tomaríamos el siguiente viendo a Oslo. No veía la hora para llegar a Oxford con mis amigos, comenzaba a echarles de menos y olvidar un poco lo que había pasado.
Una vez que llegamos al aeropuerto, salí y observé cada detalle de lugar. Definitivamente extrañaría esto, me hacía sentir tranquila, satisfecha y cómoda. Tomé mi maleta y entré en el aeropuerto, no sin antes despedirme de Richard y darle un abrazo. Rubén se acercó a su abuelo, así que aproveché y me fui lo antes posible de ahí. Me adentré en el rincón más profundo del aeropuerto y me senté en un banco para observar cómo la gente pasaba frente a mí. Estuve alrededor de veinte minutos sentada, cuando Rubén me hizo señas de que nuestro vuelo iba a salir.
Me levanté del banco y caminé arrastrando la maleta por el aeropuerto. Una vez que llegamos a la zona de embarque, me senté y comencé a jugar con la clave del móvil, no había nada que hacer, no había ningún tema de conversación para entablar con el idiota que tenía a mi lado, solo bastaba esperar a que pasaran las horas hasta encontrarme nuevamente en mi hogar.
Cuando nos hablaron para comenzar a entrar en el avión, me levanté y sin decir ni una palabra dejé la maleta con las personas que guardan el equipaje y caminé con el boleto en mi mano. Le di el boleto a una chica y me dejó pasar. Rápidamente y en cuanto entre en el avión busqué mi asiento. Me senté, subiendo mis pies en el asiento. Suspiré y mire a la ventana mientras poco a poco la gente llenaba el avión. Alguien se sentó a mi lado, y supe de quien se trataba. Volví a suspirar, esta vez recargándome en el asiento y poniendo mi rostro en la orilla de la ventanilla.
Las aeromozas comenzaron a dar las indicaciones de las salidas de emergencias y todas esas cosas que en ese momento estaba ignorando completamente. Estaba perdida en mis pensamientos, tal vez imaginando el momento en el que me pediría perdón. No sé cómo podía pensar en esas cosas, tal vez porque de verdad esperaba que lo hiciera, porque a pesar de lo que había hecho, quería que estuviera a mi lado. Tal vez porque yo sabía que la única culpable había sido Julieta, porque cuando me fui él se separó y le dijo que no había estado bien lo que había dicho. Tal vez porque me había tomado todo muy rápidamente y salí de ahí sin esperar ninguna respuesta, sin querer escuchar nada. Todo esto me había tomado por sorpresa y me había acobardado, negándome a afrontar esa situación. Esto no es lo mío.
El avión ya estaba sobre los aires cuando menos me di cuenta, podía observar los edificios como pequeñas figuras de un Monopoly, todo siempre era tan bello desde el cielo. Al pasar unos minutos me acomodé en mi asiento y miré a mi lado a un Rubén cabizbajo y jugando torpemente con el móvil. Mordí mi labio, un poco arrepentida pero a la vez cabreada. Enojada porque el permitió que esa mujer se acercara a él y lo besara. Era impresionante como estaba en cualquier cosa y de pronto se me venía a la cabeza Julieta.
Agité suavemente la cabeza, para olvidar todo lo ocurrido en Narvik, por lo que me puse mis cascos y me puse a escuchar música. Puse uno de mis brazos en el reposabrazos y cerré los ojos, dejándome llevar por la melodía de las canciones que se reproducían en los auriculares, y un instante me quedé dormida.
∞
Ya habíamos llegado a Londres. El tiempo no había pasado del todo rápido, pero si había sentido como que hubieran sido las horas que estuvimos en el avión. Habían sido dos vuelos y seguidos, y realmente quería descansar. Necesitaba tomar una siesta o algo así para relajar los nervios. Ambos salimos con nuestras maletas hacia la parada de taxis. Esto era realmente incómodo. Ninguno de los dos decía nada, solo estábamos esperando a que el taxi llegara y nos llevaran a Oxford, donde seguramente, todos nos estarían esperando. Mientras esperábamos, no podía evitar pensar en él. En la creciente necesidad que tenía por abrazarlo y besar sus labios, esos labios que ya habían sido besados por una chica. Comencé a jugar torpemente con mis pies, sintiendo la curiosidad de ser la primera en hablar y romper el hielo que había entre los dos desde hace más de 4 horas.
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Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)
FanfictionAnna Holmes no es una chica normal. La persigue la CIA, luego de haber trabajado para ellos y sus sucios planes, y hay una entidad conectada a ella, desde un extraño incidente que ocurrió hace tiempo, el cual no recuerda. Una temporada en su lugar n...