Aquella figura humana que estaba detrás de Rubén se me hizo tremendamente familiar.
-Anna-Me llamó aquella voz rasposa que ensordeció mis oídos como intensas explosiones.
Robert.
¿Qué hacía Robert ahí en ese momento de crisis y desesperación, mezclándose con almas, demonios y quien sabe que tantas estupideces?
-¿Robert?-Pregunté, viendo como poco a poco la neblina se disipaba y me dejaba ver a un Robert Lewis completamente distorsionado, definitivamente no era el mismo de hace unas horas. Era uno completamente gastado, viejo, con arrugas y canas, ¿Qué demonios había pasado?
-Anna, eres tú-Exclamó, dejándose caer en Rubén, el cual reaccionó y lo sostuvo.
-¿Qué te sucedió?-Pregunté preocupada, acercándome un poco para verlo.
Pero él es un maldito desgraciado.
-¿POR QUÉ NO LAS ENCUENTRO, ANNA?-Me preguntó, notablemente enojado y enervado. Tomó a Rubén del cuello, apuntándole con una pistola. Cerré los ojos al recordar la trágica historia de Robert.
Perdió a sus hijas y esposa, me recordó Aiden.
Esa misma tarde, había salido a dar un paseo con Scott, habíamos regresado tarde, tenía 10 años cuando llamaron a Robert para decirle que su esposa y sus hijas habían fallecido en un accidente automovilístico. Estuvo más de un mes encerrado en su oficina, lamentándose la muerte de las mujeres de vida. Nunca pudo superarlo a pesar de tenerme ahí con él bastante tiempo. Trágica historia.
-Ellas, se han ido, siendo lo único que tenía-Fue lo que me dijo, con los ojos rojos de tanto llorar, hinchados del cansancio y con una mirada triste que podía en las ventanas de sus ojos, a lo más profundo de su alma.
El canto en su voz era más apagado que de costumbre y sus pasos eran un tercio más lentos, podía notar el gran cambio en Robert, no era usual que tomara café, pero como era la bebida favorita de su esposa, durante un mes se bebió cerca de 5 tazas diarias. No entiendo como eso no lo mató. Sin embargo, poco a poco se recuperó.
Hasta ahora, que quería a sus hijas y esposa de vuelta y la única razón por la cual abrió el portal de almas fue para recuperarlas. Sin dudas la persona más idiota que había conocido en mi vida, aparte de Rubén. Pero eso era otra historia.
-Robert, ellas no están aquí-Susurré tranquila, pero a la vez alterada, esto me costaba la salvación del amor de mi vida.
-¿Cómo puedes decir semejante cosa? Ellas están aquí. LO SÉ-Me dijo acercando el cañón de la pistola a la sien de Rubén. El estaba más que nervioso, sus manos temblaban mientras trataba de tartamudear algo.
-Es verdad, ellas no están andando por aquí como almas perdidas-Dije, tratando de hacerlo entrar en razón-Entiéndelo, no hagas las cosas más complicadas, aunque las encontraras, sería imposible mantenerlas contigo por más tiempo.
Robert me miró, sin soltar a Rubén, pero noté el sufrimiento apoderándose de él.
-Las extraño mucho-Susurró, dejándose caer con Rubén a su lado, el me miró y negué, diciéndole que no tratara de separarse de él.
-Lo sé, Robert. Recuerdo por lo que pasaste, es tiempo de seguir adelante o terminar con el dolor de una vez por todas.
Dios mío, no quería que sonara como si estuviera incitándolo a suicidarse. No estaba en mis planes, pero me dí cuenta de que el lo había malinterpretado cuando se puso el cañón en el mentón.
-¡No! ¿Qué haces?-Pregunté sin moverme, Robert liberó a Rubén y este se acercó a mi cubriéndome de él.
Aw, que tierno.
Hasta a mi me pareció, y eso que a Aiden no le cae.
-Tienes razón Anna, tengo que terminar con mi sufrimiento, y la única forma de que eso suceda, es yendo con ellas, las necesito, no puedo seguir viviendo sin ellas.
Y lo hizo.
Tragué seco cuando el cuerpo descompuesto de Robert cayó al suelo, lanzando la pistola metros lejos de él. Su espíritu emergió de su cuerpo y la imagen de sus hijas y esposa reuniéndose de nuevo con él fue realmente conmovedora ante los ojos míos y de Rubén, en ese instante, Robert me miró.
-Apaga el condensador, Anna. Hazlo por mí-Dijo antes de que una ráfaga de viento corriera con intensidad, desintegrando cada alma y eliminándola por completo del lugar.
Estuve unos segundos, recapacitando, cuando reaccioné. El condensador seguía encendido.
-Tengo que ir-Dije al aire, caminando hacia la luz de Zeus. El continuo bloqueo de la neblina evitaba que pudiera ver más de cierto perímetro. Se me dificultaba un poco caminar entre el fuerte viento. Una mano me detuvo antes de haber avanzado un metro, giró completamente y antes de que pudiera articular palabra alguna, los labios de Rubén estaban puestos sobre los míos.
Estaba en un momento de shock, no sabía qué hacer. Sus cálidos labios golpeaban los míos con intensidad, y lo único que era capaz de hacer era corresponderlo, así que lo hice, dejé caer mis manos, las cuales poco a poco se fueron entrelazando con los dedos de él, mi respiración tranquila, se aceleró cuando nuestros labios comenzaron a mezclarse y a fundirse en uno solo. Idiota, pensé. ¿Y ahora me besaba? Las manos de Rubén tomaron mi rostro, acariciando mis mejillas, las cuales ardían en aquel momento tan romántico y estúpido, cuando se separó, quise hablar, pero puso su dedo índice en mi boca para callarme.
- Quiero pedirte perdón por no confiar en ti, porque ahora sé que esto es verdad. Me comporté como un idiota aquel día y también por no llamarte, en verdad no sé en que estaba pensando. Te amo Anna-Dijo y yo solo lo miré, completamente desconcertada y confundida.
-Yo…-Dije apenas.
-Está bien-La decepción invadió su rostro, y antes de que dijera alguna otra cosa, fui yo la que tomó su rostro y lo besó nuevamente. Era algo que simplemente no se podía hacer frente a Zeus.
-Te amo, Rubén. A pesar de que seas un puto gilipollas-Dije, ofendiéndolo al modo español. El rio y se separó de mi.
-Ve.
∞
Habían pasado como 10 minutos y seguía caminando en ese remolino de almas perdidas, cuando de pronto el ambiente se tensó. Del gran hoyó emergió una bestia negra. Como el dragón de los demonios. Era muy grande difícil de describir, su gran boca, parecía que contenía más de 6 lenguas, era como una bestia sacada del libro de Apocalipsis, volaba a gran velocidad, causándome daño y caídas estrepitosas. Tenía tentáculos que podían estirarse metros y metros, pareciendo no tener un límite. Como pude, esquive la mayor parte de los golpes y una vez terminado, entre jadeos, gemidos y respiraciones agitadas comencé a caminar, cojeando uno de mis pies, en dirección a una especie de máquina para apagar el condensador, pero el dragón solo era el principio.
Mientras me aproximaba al interruptor, miles de almas comenzaron a tomarme de los pies, jalándome y haciéndome imposible continuar el camino con regularidad, los pensamientos más terribles y abrumadores se pasearon por mi cabeza, mientras las voces de las personas que algunas vez me habían hecho daño me gritaban al oído lo inservible e inútil que era. Imágenes en vivo de las situaciones más traumáticas en mi vida se reprodujeron en lo que a mi parecer, era una pantalla de mil pulgadas con una bocina que podía reproducir el sonido mil veces mejor que una bocina común. Sentía que los tímpanos de mis oídos reventarían al escuchar claramente voces conocidas de los altavoces. Quería que terminara, mientras todo eso sucedía, almas perdidas trataban de llevarme a su mundo, mientras veía como todo a mi alrededor cambiaba, y sin darme cuenta, recorría cada etapa de mi vida en retroceso hasta que me veía como una niña de 8 años.
Y entonces alcancé el interruptor e hice lo que todos habían esperado que hiciera. Apagué el condensador.
Entonces una gran luz me cegó, y un sonido indescriptible me dejó sorda.
Traté de mirar, pero todo era blanco, luego negro.
¿Qué significa todo esto? ¿Aiden? ¿Estoy muerta?
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Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)
FanficAnna Holmes no es una chica normal. La persigue la CIA, luego de haber trabajado para ellos y sus sucios planes, y hay una entidad conectada a ella, desde un extraño incidente que ocurrió hace tiempo, el cual no recuerda. Una temporada en su lugar n...