Capítulo 42: En el desierto

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    Escapé, lo más lejos que pude del hogar de Steve, alejándome de cualquier persona que pudiera salir lastimada. No quería, por ningún motivo, que alguien sufriera por mi culpa. Mis pies ya no podían soportar mi peso y debía dormir. Aiden y yo nos dirigimos a la estación de tren nuevamente y pedí un boleto al primer lugar que se me vino a la mente. Phoenix. Ahí estaba alguien que conocía y que podía confiar en él. Incluso había sido mi entrenador. Ed, que juzgando por su edad -similar a la mía- me había ayudado en muchas cosas en aquella época que estuve de esclava en la CIA con Murphy.

    Escogí el horario más pronto, que justo partía en 15 minutos y corrí con mi diminuta mochila a la zona para abordar el tren. Una vez ahí, subí en el expreso y me acomode en mi asiento, cual estaba enumerado.

    A mi lado, había una chica, con aspecto decrepito y escalofriante. Su cabello, negro y lacio, caía sobre sus hombros, cubriendo su rostro desde el ángulo que yo podía disponer para apreciar su rostro. La chica hojeaba un libro, estrecho y largo. Parecía interesante, hasta que lo cerró, y pude apreciar la portada del libro.

Ghostgirl. Antes lo había escuchado, pero no lo había leído, simplemente no había tenido la oportunidad,  de hecho, el único libro que había leído en mi vida fue el de Bajo la Misma Estrella. Me acomode en el asiento y suspiré, esto era una mierda. 

Necesitaba dormir un poco, recobrar fuerzas, no había pasado un día cuando ya no estaban siguiendo. ¿Por qué a mí? ¿Por qué no me dejan en paz y ya? No sé cuál era el objetivo de Murphy por tenerme de presa con él, sabía que no era solamente por lo que yo sabía o descubrí, sino porque me quería tener ahí, para él, a su disposición. Como un vil cerdo. Y él no se iba a dar por vencido hasta tenerme como su presa en una cama. 

    El tren comenzó a avanzar, yo me acomode en mi asiento, esta noche iba a descansar y sin darme cuenta, caí en un profundo sueño.

Aiden me jodió la noche, lanzándome de pronto un bote de agua, la chica a mi lado se esfumó como el humo. Tal vez bajó antes. Me sorprendió lo rápido que iba y lo lejos que ya estábamos de San Francisco. Me acomodé en la silla y mire hacia los lados, después de estirarme un poco y relajar los músculos, luego de estar agarrotada en ese incomodo lugar para dormir fruncí el ceño. Al ver como Aiden empañaba la ventana y escribía en el campo empapado: Idiota.

-¿Idiota?-Grité en un susurro de forma exagerada-Tu eres el idiota aquí, déjame dormir, coño-Susurre más tranquila, acomodándome y sintiendo que el tren se detenía. Segundos después, Aiden me volvió a lanzar la botella y harta, me senté y lo busqué.

-Aiden, joder...

Y entonces mire afuera, patrullas y policías conversando. Esto simplemente pintaba algo muy malo para mí. Maldito seas, Murphy, pensamos Aiden y yo. Dos policías entraron en el vagón donde yo estaba y fue cuando me alarme. El tren comenzó a avanzar y los oficiales comenzaron a preguntar algunas cosas.

-Disculpen que interrumpamos su bella velada, pero solo es una inspección, no se pregunten-Informó un oficial-Pero para comenzar, necesito que me pasen su identificación.

    Me levanté como pude y comencé a caminar, me colgué la mochila y camine al otro vagón. Me estaba aproximando a la puerta, con las piernas flaqueándome y mi respiración cortada.

-Señorita, la de la mochila. Le pido que tome asiento.

Sabían que era yo, y obviamente no iba a detenerme. Abrí la puerta y pasando por alto lo que me decían los policías salí, y pase al siguiente vagón, corrí con todas mis fuerzas, mientras era seguida por dos hombres armados. El vagón era el último, ya no había escapatoria, así que escape por la ventana, afuera hacía mucho frío y cuando voltee al paisaje no había nada. Era puro desierto. Comencé a caminar encima del techo del tren, mientras veía como algunos policías salían por las ventanas como yo y se montaban para seguirme. Yo seguía corriendo, deseosa y creyendo que de cualquier modo, me iba a librar de ellos, pero aunque lo hiciera, no se detendrían hasta encontrarme. 

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora