Las hojas de los arboles caen desprevenidos mientras yo camino por la acera de las calles, en busca de una respuesta. En busca de una señal, de alguna razón por que mis padres ya no están. Camino, buscando algo que me diga que ellos están bien, que no pasa nada, que yo debo estar tranquila, pero un dolor en mi pecho me prohíbe disfrutar de la tranquila, me prohíbe caminar e irradiar felicidad.
Las horas han pasado como segundos, no he dormido, ni he comido, he estado todo el día anterior encerrada, lamentándome y sufriendo por ellos. Ni Andrea ni Samuel, ni siquiera la sonrisa de mi pequeño hermano me ha alegrado el día, o ha pintado mi cielo de azul. Yo lo veo gris, y tengo frío. Mis pies están congelados y tengo quien sabe cuántos abrigos puestos en este momento. Solo quiero un buen abrazo, un abrazo que me regrese a la vida, porque, honestamente, estoy muriendo. Y hasta ahora, nada está resultando. Todos están preocupados por mí, pero no me importa.
Después de un largo camino de unas cuantas horas, regreso a casa de mi mejor amiga, abro la puerta y veo a Drew dormido en el sofá, con Andrea y Samuel a su lado, mirando hacia el televisor. Ambos me ven cuando cierro la puerta y esbozan una sonrisa. Hoy no es un día para sonreír, pensé. Me aproximé a ellos y vi a Samuel poner un sobre sobre el mesón. Me acerqué y lo abrí, eran dos boletos para Madrid. Al principio pasee los boletos por mis manos, sintiendo el tipo de papel en que estaban impresos los dos boletos. Creí que sería una broma, pero no lo era. Lo miré perpleja y el rio.
-Te conseguimos unos boletos para Madrid, para que vayas con Drew. No queremos que estés pudriéndote aquí, sabiendo que cada rincón de Oxford te recuerda a ellos-Comentó Andrea, que se cruzó de brazos-Así que empaca. Sales esta tarde a las 6.
-¿Acaso estás loca? ¿Cómo supones que me vaya así como así?-Pregunté, alzando una ceja, un tanto enojada-
-Los boletos están comprados, no los niegues, por favor.
Suspiré. Mis padres acababan de fallecer y Andrea y Samuel me querían lejos de Oxford. Es que a veces no los entendía. Por supuesto que no quería ir.
-Voy por mis maletas-Dije y mire como una sonrisa de victoria se asomaba por cada una de esas bocas burlonas. Asquerosos. Siempre se salían con la suya. Me di la vuelta y subí las escaleras para dirigirme a la habitación.
∞
El auto de Samuel iba a toda prisa, ambos sonreían mientras yo miraba hacia la ventana como una niña de cinco años. En parte me daban ganas de besarles la cara, porque se preocupaban por mí y no querían que estuviera metida encerrada todo el tiempo recordando la trágica perdida de mis padres, pero era todo muy pronto, ni siquiera un tiempo para detenerme y analizar las cosas.
-¿Emocionada?-Preguntó Andrea, que se dio la vuelta y sonrió ampliamente.
-Yo usaría Desconcertada.
-No seas ridícula-Interrumpió Samuel-Te la pasarás de lo mejor, Anna. Allá están todos los chicos, no te faltará nada.
-Claro-Respondí irónica.
-Además-Continuó, ignorando mi comentario-Iremos para allá. Lo prometo-Dijo sin dejar de mirar a la carretera.
A mi lado, estaba el pequeño Drew, que se metía los dedos a la boca y comenzó a balbucear palabras sin sentido, lo cual me hizo reír un poco. Me acerqué a él y tomé su manito, sintiendo como el apretaba mis dedos con toda su diminuta fuerza. Me causaba mucha ternura y me daban ganas de besarlo en la cara. Pensar que este pequeño era lo único que tenía. Ambos nos teníamos el uno al otro, y siempre sería así. De ahora en adelante, iba a procurar estar cerca de él y estar al tanto de sus necesidades. Deposité un beso en su mejilla y me acomodé en el asiento mientras en la radio se escuchaba Soul Meets Body.
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Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)
ФанфикAnna Holmes no es una chica normal. La persigue la CIA, luego de haber trabajado para ellos y sus sucios planes, y hay una entidad conectada a ella, desde un extraño incidente que ocurrió hace tiempo, el cual no recuerda. Una temporada en su lugar n...