NARRA SAMUEL
Todos nos quedamos de ver en casa de Mangel. Yo ya estaba listo, vestía unos vaqueros oscuros y una camisa de botones un tanto ajustada. Decidí no coger ningún abrigo, ya que no me apetecía. Salí del departamento faltando veinte minutos a las ocho. Caminaba por las calles desoladas de Oxford, con este frío a nadie le gusta salir, uno prefiere estar en casa en el sofá, mirando películas mientras tomas chocolate caliente. En fin, cuando menos esperé, ya estaba frente a la casa de Mangel. Realmente me sentía un poco incómodo ahí, ya que casi no le hablaba. Willy era el que hablaba con ese par de locos, no yo. Me acerqué a la puerta de la casa y toqué tres veces. Lizbeth me abrió y me dejó pasar. Me senté sobre el sofá, esperando a que Anna y Rubén llegaran en cualquier momento. Mientras lo hacía, mi móvil vibró. Lo cogí y revisé que era. Un mensaje.
Willy, 7:48 p.m
¿Quedamos hoy?
Negué mientras leía el mensaje. Era claro que no, pero Willy no sabía que iba a salir con Anna y los chicos.
No puedo, hoy salgo. Tal vez mañana.
Ya no me respondió. Me giré y miré a Lizbeth, le sonreí y después de eso se escuchó el claxon de un coche. Anna. La primera persona en salir fue Lizbeth, seguida por mí, Mangel tenía que cerrar la puerta. Liz se subió y esperé a que Mangel se subiera al lado de ella, en cierta forma me incomodaba estar en medio de ellos dos, sabiendo que siempre se están agarrando la mano y dándose besos en la mejilla. En parte me sentía excluido. Estar con dos parejas dentro de un coche y yo sin nadie a quien abrazar o decirle Te quiero, era angustiante. Durante el camino los escuchaba conversar, se escuchaban muy animados, yo en cambio, empañaba la ventana del coche con mi cálida respiración. Cuando llegamos a la cafetería tan anhelada, Anna bajo corriendo y nosotros nos bajamos más tranquilos. Me metí las manos a los bolsillos mientras caminaba, el aire me golpeaba fuertemente en el cuerpo, pero no le tome importancia, no tenía tanto frío. Había estado en lugares peores. Frente a mí, Anna y Rubén, Lizbeth y Mangel, y otra pareja más. Genial, más parejas. ¿Cuántas parejas más tenía que ver? Esto comenzaba a agobiarme y a asfixiarme. Ver como todos son felices con otra persona y yo no. Me angustiaba. Estaba hasta el final, veía como Anna le presentaba a una chica a Mangel y a Liz. Debía admitir que era muy bonita y tenía una linda sonrisa. ¿Pero qué dices? Seguramente el chico que estaba con ella era su novio y yo de cabezota pensando que es bonita y tiene linda sonrisa. Traté de sacar esos pensamientos de mi cabeza cuando Anna se acercaba sonriente hacía mi con la chica a su lado, vestía unos jeans y unos botines. Un abrigo negro cubría su blusa, por lo que no lograba distinguirla. Su cabello, peinado en un recogido un tanto extraño pero bonito, y como diadema una trenza con su mismo cabello. En ese momento me coloqué un poco nervioso. No sabía cómo debía actuar. Voy a matar a Anna.
-Samuel, Andrea, Andrea, Samuel-Anna nos presentó y pude notar como se formaba una tierna sonrisa en los labios de Andrea.
-Mucho gusto, Samuel-Ella estiró su mano, para un saludo, pero yo tomé su mano, sin importarme mucho lo que pensara su ‘‘novio’’ y besé su mano. Ella se sonrojó, pude alcanzar a verla.
-El gusto es mío, Andrea-Sonreí. Justo en ese momento que tomé su mano, pude sentir lo suave y cálida que era. Miré disimuladamente al chico que estaba hace unos segundos con ella y a él no pareció importarle que estuviera con Andrea.
Nuestro tema de conversación paso a ser de videojuegos, y cual mejor juego que Minecraft. Descubrí que ella y yo teníamos muchas cosas en común, nos gustaban casi las mismas cosas, los mismos programas de televisión. Después de todo no había sido tan malo. Al cabo de unos minutos Anna comenzó a hablarnos para irnos de fiesta. Iba caminando detrás de Andrea, observando su cabello. Me detuve cuando ella lo hizo, esperando que ella se subiera en el coche. Revisé mi móvil y me fije que eran las 8: 15. Teníamos que irnos ya, a donde fuera que tuviéramos que ir, era mejor llegar temprano. Paso un rato y Andrea no entraba en el coche y comenzaba a hacer más frío. Entonces ella se agacho, hablando con el chico que había visto que estaba con ella. Esperé unos minutos, casi congelándome del frío y fue cuando comencé a maldecir por no haber cogido mi abrigo que estaba en mi cama. Andrea se giró hacia mí, haciéndome una seña que no logré comprender, la miré un tanto extraño.
-¿Qué?-Susurré bajo, alzando una ceja.
-Tengo que sentarme en tus piernas-me dijo de repente, con las mejillas coloradas. Me asomé y miré que el chico tenía en sus piernas tres bolsos un poco grandes, ¿Por qué no los agarraban?
Trague seco al escucharla. ¿Cómo iba a ser algo así? Apenas la conocía y ya tenía que sentarla sobre mis piernas, la verdad es que iba a ser un poco incómodo. Al final, como Anna estaba presionándome tuve que tomar el espacio que había en el auto. Andrea, como supuse, se sentó sobre mis piernas. Miré como cubría su rostro con sus manos, por lo que no pude notar si estaba sonrojada. Cerré la puerta del coche, todos comenzaron a platicar cada uno su tema, Lizbeth, platicaba con Mangel y el chico que estaba al lado de mí, que por lo que escuché, se llamaba Anthony. Anna charlaba con Rubén y yo y Andrea estábamos completamente en silencio. Ella aún no quitaba sus manos de su rostro y yo miraba hacia la ventana. Ahora tenía sobre mis piernas a una chica, que por cierto muy linda. Para mi mayor incomodidad y la de Andrea, los chicos decidieron salir de Oxford. Querían ir a Londres, era un viaje de aproximadamente una hora y media. Quería matarlos, pero a la ves agradecérselo. Podía conocer mejor a Andrea. Cuando ella escuchó que iríamos a Londres, se quitó las manos de los ojos, no iba a estar una hora con el rostro cubierto. Aún estaba ruborizada y eso me causaba un poco de gracia.
-Entonces, ¿tendré que traer a Andrea en mis piernas una hora y media? ¿Por qué siento que los voy a matar?-susurré eso último. Miraba a Anna y ella volteó. Me sonrió y comenzó a teclear en su celular. Me había ignorado. Entonces, vibró mi celular. Hija de su madre.
Andrea sintió que algo vibró y se asustó. Me miró con los ojos abiertos como platos y escuché la risa de Anna.
-Disculpa, es mi móvil, si me dejas-Acerqué mi mano a mi pantalón y ella asintió un poco nerviosa. Tomé el móvil y era un mensaje.
Anna Holmes, 8:38 p.m
Creo que encontramos a tu media naranja .
Esta está loca. Negué y guardé el móvil. Es que a veces era demasiado tarada. Andrea se acomodó sobre mis piernas nuevamente, Mi mano estaba sobre el descansabrazos y la otra estaba posada sobre una de mis piernas. Andrea estaba cruzada de piernas sobre mí, Anthony de vez en cuando me miraba y reía un poco, ¿Qué era tan gracioso? Aún faltaba alrededor de una hora para llegar y comenzaba a asfixiarme. Andrea se dio cuenta y le bajó un poco a la ventana. Sonreí y escuchaba en la radio la canción de All of Me. Miré por la ventana, estaba oscuro y apenas se divisaba el camino que Rubén estaba tomando. De vez en cuando me unía a la conversación de los chicos, reíamos un poco y Andrea también. Pasó media hora y estábamos como si nada, La vergüenza se había pasado y ahora hablábamos como si nada entre ella y yo. El caso era que ella tenía que coger confianza. Yo no tenía malas intenciones con ella, me parecía muy mona y tierna. Comenzó a contarme porque estaba en Oxford y que pronto iría a Madrid con Anna, cuando le conté que yo vivía en Madrid, los ojos de Andrea se iluminaron completamente, luciendo un destello que me cegó. Entre pláticas y risas llegamos a Londres, justo a tiempo. Las 10:13 p.m. Rubén se dirigió a una discoteca, a SURYA ECOLOGICAL CLUB. Según había leído, era una discoteca ecológica y tenía buena pinta por las fotografías que había visto con anterioridad. Cuando llegamos había gente haciendo fila para entrar. Rubén buscó estacionamiento. Nos bajamos del coche y nos dirigimos a la entrada. Para nuestra suerte, nos dejaron entrar a los siete. Anna, Rubén, Andrea, Mangel, Liz, Anthony y yo. Al entrar todos quedamos estupefactos. El lugar estaba muy bien para ser ecológico. Todos nos acercamos a la barra y pedimos un trago. Platicábamos y nos la pasábamos muy bien. Los primeros en ir a la pista a bailar fueron Mangel y Liz. Esos no perdían tiempo, siempre estaban y lo hacían todo juntos. Eran una gran pareja. De pronto, la discoteca se puso muy romántica y una canción tranquila sonaba por las bocinas. Anna y Rubén se fueron a bailar esa canción mientras yo observaba como ellos bailaban. Rubén la tomaba suavemente por la cintura mientras Anna enredaba sus brazos en su cuello. Tenía su rostro recargado en uno de sus hombros, tenía los ojos cerrados y una tierna sonrisa se dibujaba en los labios de mi mejor amiga. Estaba contenta de que ella estuviera tan feliz al lado de Rubén, es que ambos eran el uno al otro. Escuchaba a Andrea suspirar y la miré de reojo, sonreía. Ella también estaba mirando la tierna escena de Anna y Rubén. Giré completamente mi rostro y ella le dio un trago a su bebida.
-Son lindos, ¿no?-Ella asintió.
Y así estuvimos, Anthony, Andrea y yo, observando como Anna y Rubén bailaban y se daban pequeños besos. Suspiré, yo también quiero algo así.
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Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)
FanficAnna Holmes no es una chica normal. La persigue la CIA, luego de haber trabajado para ellos y sus sucios planes, y hay una entidad conectada a ella, desde un extraño incidente que ocurrió hace tiempo, el cual no recuerda. Una temporada en su lugar n...