Capítulo 39: Un cristal sin pulir.

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Eran las 8:15 de la mañana cuando desperté al día siguiente. Una risa tonta adornaba mi rostro adormilado y la sabana era el único abrigo que tenía, en una barrera por evitar el contacto de los rayos del sol que entraban por la ventana con mi piel desnuda. Abrí poco a poco los ojos, encontrándome con un bulto al lado de la cama. Está habitación no era en la que había despertado el día anterior y mucho menos acostumbraba a dormir con alguien, removí la sabana que cubría ese bulto y me encontré con un dorso descubierto.

    Y entonces sonreí. Y supe de quien se trataba. 

    Me acerqué a él y besé su espalda, subiendo poco a poco hasta su oído, donde comencé a depositar pequeños y ruidosos besitos. Rubén comenzó a quejarse y a moverse en la cama. Sonreí y enredé la sabana a mi cuerpo, dejándolo a él desnudo. Mordí mi labio y me subí encima de él, acaricié su cabello, sin dejar de besar su mejilla repetidas veces. 

-Anna…-Lo escuche hablarme con la voz ronca por haberlo despertado. 

-¿Si?-Susurré sin dejar de besar su mejilla y la mitad de su rostro que podía besar. 

-Anna… Déjame dormir-Gruñó, para después esconder su rostro en la almohada, y tratar de dormir. Pero no lo iba a dejar dormir ya. 

-Vamos, Rubén, ya dormiste mucho-Comencé a saltar encima de él-Look around, there’s no one, but you and me….

-Ya, me levanto.  

    En ese instante, Rubén se levantó de golpe de la cama, haciendo que me cayera en la cama. El corrió al baño y se encerró dentro. Me levanté de la cama y solo me coloqué una de las camisas de Rubén y salí de la habitación, bajé los escalones y caminé a la cocina. Al entrar, caminé hasta el refrigerador y tomé un galón de jugo de naranja, serví un poco en un vaso de vidrio y comencé a tomar de sorbos. Buenos días, Anna. Sonreí al escuchar a Aiden y asentí. Dejé de tomarle al vaso y lo puse sobre el fregadero.

-Buenos días, Aiden-Dije despreocupada y claramente. 

-¿Aiden?-Preguntó una voz a mi espalda.

Oh, oh. 

     Y ahora, ¿Cómo le explicaba a Rubén? Él no sabía nada de Aiden, y no me había dignado a explicarle, mucho menos a decirle mi problema que tenía con Aiden. Suspiré, para después girarme y encontrarme con Rubén cruzado de brazos y observándome con el rostro tranquilo. Yo por otro lado, en lugar de estar tranquila estaba tensa, con la piel erizada y mi respiración casi entrecortada. Baje la vista hacia el suelo, como si hubiera descubierto engañándolo con otro, de una extraña razón me sentía de ese modo. Como si le hubiera sido infiel. Aunque los tres sabíamos que no había sido así. Los pasos de Rubén se fueron aproximando, llegando al grado de que ya podía ver sus pies encontrándose con los míos, sus manos tomaron mi rostro y me alzó levemente, haciendo que me encontrara con esos ojos verdes almendrados. Suspiré, preparando un discurso casi tan largo como el que me hizo ayer. 

-Yo… No sé cómo empezar. Aiden no es nadie. Pero a la vez es todo-Tragué seco-Es parte de mí, es como mi subconsciente. Tal vez me tomes por loca, pero es muy real, tan real que nos escucha a todos, me escucha a mí y a ti, es como una persona más-Estaba temblando un poco, teniendo la suerte por debajo de mis pies-Es complicado.

El dejo escapar un largo suspiro, comenzando a acariciar mis mejillas. Nadie se creería algo como lo que yo le estaba diciendo. Cualquiera se imaginaría que estaba de coña o que era solo una puta broma. Pero no lo era, era más real que nosotros dos hablando en estos momentos. 

-Mira, si estuviste con alguien más estos dos meses yo…

-No-Lo callé, evitando que siguiera hablando-No estuve con nadie lo juro. Esto que te digo es real, Aiden es un ente conectado a mí, puede hablar conmigo, hacer cualquier cosa, incluso escribir en las paredes. Por favor Rubén, no te lo había dicho antes porque esto es una estupidez y nunca me hubieras creído, ahora mismo estás dudando y piensas que estuve con alguien más…

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora