Estaba frente al comedor, con un plato lleno de comida frente a mí. Tenía mis manos sobre mis piernas. Mordía mi labio a cada segundo, estaba nerviosa. Justo ahora estaba desayunando con Rubén en casa. La noche anterior había sido fatal, no dormí, pensando en lo terrible que me lo había pasado en la otra habitación. Lo único bueno de ese día fue que Rubén me invitó a cenar y eso me vino muy bien. Ahora, tenía frente a mi a Rubén y no sabía que decirle. El devoraba feliz su desayuno mientras yo no dejaba de pensar en aquella voz que me había hablado y en por que Aiden no pudo ayudarme.
-¿Anna?-La voz del rubio me hizo salir de mis pensamientos. Lo miré confusa- ¿No me has escuchado?-Miré que el rió y sentí que mis mejillas ardieron rápidamente.
-¿Mande?-Pregunté ida. No había escuchado absolutamente nada de lo que el me había dicho.
-Te comenté que pronto iré a Noruega, no sé tal vez te apetecería ir conmigo.
¿Ir con él a Noruega? No sonaba mal, así me iba unos días. Aparte, no pensaba estar sola en casa con esa cosa en la otra habitación, Sin pensármelo asentí varias veces.
-Claro, suena bien-y por primera vez en la mañana, tomé los cubiertos y comencé a desayunar. Tomé un poco de mi jugo.
-Creí que nunca tocarías el plato, lo he cocinado para ti-Eso era un detalle muy mono de su parte, me gustaba que fuera tan detallista en ese tipo de cosas.
-Gracias, está muy delicioso-Sonreí, realmente lo estaba.
-Mientes.
-No.
-Si-sonrió y dejo de comer de su plato-a ti no te gusta como cocino.
-Pues ahora sí, de verdad está muy rico. A lo mejor solo hoy te esmeraste-Reí bajo y miré como el hacía un puchero-Vamos, no es tan malo.
-Si lo es-Me miró y de pronto sonó como una canción proveniente de un móvil. Era el suyo. Lo tomó y miró en el identificador-Disculpa, es mi madre, debo contestar. No tardo-Asentí y él se levantó de la mesa a atender el móvil.
Por pura casualidad miré hacía la cocina y juro por Dios que miré una sombra en la cocina. Mi piel se erizó nuevamente y cerré los ojos con fuerza. Tranquila, Anna. Está bien Escuché la voz de Aiden calmarme, pero ni siquiera Rubén me hacía sentir bien, estaba nerviosa y asustada. A los pocos segundos, sentí un aire recorrer mi espalda. No era Aiden, cuando estaba asustada, el no hacía ese tipo de cosas. ¿Por qué el no hacía nada? No te vayas, quédate conmigo. Esa voz otra vez, me levanté de la mesa y corrí hacia el patio. Me tiré en el patio y comencé a llorar. Esto era mucho para mí, no quería seguir escuchando esa voz. Tenía miedo, mucho. A los minutos, escuché unos pasos.
-¿Anna? ¿Qué pasó?-Preguntó una dulce voz femenina. Alcé la vista y miré a Lara. Me levanté y mis piernas temblaron. Ella se acercó rápido a mí y me abrazó. Correspondí a su abrazo rápidamente, antes de caerme.
-Tengo mucho miedo, Lara-susurré bajo. Ella aun me sujetaba con fuerza-Ha pasado algo terrible en la casa.
Lara se separó de mí, mirando un tanto preocupaba, en eso me acorde de la voz, ¿Tienes miedo? La misma voz chillante resonaba en mi mente, haciéndome estremecer. Le conté lo que pasó. Era la única persona a la que podía contarle esto. Tal vez no me iba a creer pero era la persona más adecuada para contarle. Al terminar, ella solo me miró y soltó un suspiro ¿Aliviado? ¿No le preocupaba lo que había en la casa? ¿Lo que casi me mataba?
-¿Tienes miedo?-Preguntó ella, haciéndome recordar la voz chillante de ayer. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda y asentí lentamente. Ella me miró seria, sin ningún rastro de sonrisa en su rostro. Se levantó y estiró su mano hacia mi, para que me levantará. Me levante y ella volvió a abrazarme-Escuché que te vas a Noruega, suertuda-Me dijo cambiando el tema.
-Si, Rubén me ha pedido que lo acompañe.. Oye, ¿Cómo sabes que estaba aquí?-Le pregunté de pronto. Ella volvió a sentarse en la nieve mientras me miraba
-Tus padres me dieron la dirección de la casa, espero que no te moleste-Se miraba un poco apenada, Sonreí y me acerqué un poco a ella.
-No te preocupes, está bien.
-Vale, bueno, tengo que irme-se levantó de la nieve nuevamente y sacudió su pantalón. Sí que era extraña-Ahora tengo exámenes en la escuela y no puedo faltar-Besó mi mejilla- Adiós!
Solamente miré como salió corriendo hacia la casa. Entré y Rubén no estaba en el piso de abajo.
-¿Rubén?-Pregunté y no me contestó nadie- Aiden, ¿dónde está?- En la habitación, Escuché a Aiden. Subí las escaleras y miré la puerta cerrada. Me tomé el atrevimiento de abrir sin tocar.
-¿Anna?-se escuchó su voz en el baño-
-Si, soy yo!-me acosté en la cama mirando hacía el techo.
A los pocos segundos escuché la puerta del baño abrirse. Cerré los ojos y cubrí mi rostro con una almohada. No quería que se sintiera incomodo, escuché una risita por parte de él, no pude evitar sonreír.
-Ya puedes mirar, ya me he vestido-habló, haciendo que el silencio que inundaba la habitación se rompiera.
No dije nada, estaba muy cómoda en la habitación. Sentía que en cualquier momento me dormiría. En unos segundos, sentí un peso sobre la cama, me quede quieta. Cerré los ojos cuando sentí que alguien quitaba la almohada de mi rostro. Sentía una respiración muy cerca de mí, lo cual hizo que me estremeciera. No me atreví a abrir los ojos. Te juro que si lo hace, le mato, escuché a Aiden decir. ¿Qué iba a hacer? Abrí los ojos y ahí estaba el, observándome, con esos hipnotizantes ojos verdes. Sonreí y él también sonrió. Dejó un pequeño beso en mi frente y se levantó de la cama. Era lo más sano para los dos.
-Creí que estabas dormida-Dijo Rubén, mientras se colocaba unos zapatos. Me senté sobre la cama y tallé mis ojos mientras lo escuchaba.
-Estaba a punto de hacerlo-Reí suavemente.
-Bueno, ¿Qué quieres que hagamos hoy? Ya tengo el día libre.
-No lo sé, cualquier cosa que sea salir de aquí lo antes posible-El sonrió
-Te propongo ir al Zoo.
-¿Al Zoo?-lo miré extrañada. No sabía lo que era un zoo, ¿Recuerdan que perdí la memoria? No recordaba ni lo que era un Zoo, mierda.
-Si tonta, el lugar ese donde vas a ver animales monos-Rió a carcajadas mientras se dirigía a la puerta. Miré el clima, ¿Abrían los Zoo’s en invierno?
-¿Abren el Zoo, en invierno?
-Supongo que sí.
-Ah-miré a la ventana, realmente el clima era hermoso. Ver los arboles cubiertos de nieve parecía tan lindo, parecían arboles de algodones de azúcar. Curioso, ¿No?
El salió de la habitación y me quedé ahí. Busqué algo más adecuado para ponerme ya que traía algo muy ligero. Me puse unos pantalones y unos converse. Me puse la chamarra que me había prestado Lara y me miré en el espejo. Mi cabello alborotado me hacía lucir adormilada y como si me acabara de levantar. Lo calmé un poco, cepillando y echándole agua, pero la cagaba más. Mi cabello se esponjaba con el agua. Bufé y me tuve que resignar a dejarme el cabello más esponjado que antes. Salí de la habitación y baje las escaleras al vestíbulo. Al bajar, Rubén estaba frente a la puerta, mirando la nieve en la calle. Me acerqué a el y sonreí.
-¿Qué tanto miras, campeón?-Susurré y al parecer se asustó, porque se sobre salto y me miró.
-Miraba la nieve, si-regresó su mirada a la nieve, no sin antes haberme sonreído.
-Y si está cerrado el Zoo, ¿A dónde iremos?-pregunté curiosa mientras miraba un coche estacionado frente a la casa
-Al zoo-lo miré y pude notar una sonrisa maliciosa en su rostro.
Este tío es raro. Me encanta
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Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)
FanfictionAnna Holmes no es una chica normal. La persigue la CIA, luego de haber trabajado para ellos y sus sucios planes, y hay una entidad conectada a ella, desde un extraño incidente que ocurrió hace tiempo, el cual no recuerda. Una temporada en su lugar n...