Capitulo 29: Territorio desconocido.

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Al fin habíamos llegado. No podía soportar cinco minutos más en un avión. Necesitaba mi espacio vital. En cuando el avión se detuvo y la gente comenzó a salir, tomé mi mochila, la mano de Rubén y salí disparada hacia la salida del avión. A mis espaldas, Rubén estallaba en risas mientras corría igual que yo. Lo jalé más a mí, cuando entramos al aeropuerto, buscando nuestras maletas. Mientras caminaba sentía un ligero dolor en mi cabeza y en mis oídos. Cuando llegamos a la zona donde recoges tu equipaje, solté la mano de Rubén. Me acerqué a la banda, buscando mi maleta. Una vieja, descolorada y cuadrada. Esa es la mía, la tomé y al lado de mía estaba de él. Tomé las dos y las puse en el suelo. Rubén me sonrió y tomó su maleta, con su mano libre tomó mi mano y juntos caminamos por todo el aeropuerto hasta encontrar la salida. Una vez fuera, nos dirigimos a la parada de los taxis. Saqué el móvil para revisar la hora. 1:02 p.m. Con suerte llegaríamos a la casa de los abuelos de Rubén a la hora de la comida. Guardé el móvil y sentí como Rubén me giraba sobre mi propio eje y comenzaba a acomodar mi gorro. Lo miré sonriendo y robé un beso de sus labios.

-¿Qué haces, rubio?-Pregunté sin dejar de mirar sus ojos verdes.

-Mi abuelo vendrá a recogernos.

-¿Estás de broma?-Fue cuando me entró un pequeño ataque de pánico, ¿Cómo podía ser posible que no me hubiera dicho algo? Aunque probablemente era algo que se podía esperar de él. Con lo despistado que es-¿Has dicho que vendrá?

El asintió.

Tomó mi rostro con sus manos y comenzó a acariciar mis mejillas. Cerré los ojos ante aquella muestra de cariño y de pronto sentí como juntaba sus labios con los míos. Opté por permanecer con los ojos cerrados mientras disfrutaba de sus labios junto a los míos. Subí mis manos por su pecho cubierto por su típica campera de colores. Sonreí sobre sus labios y pasé mis manos por su cuello. Comencé a acariciar su cabello, enredando mis dedos en él. Sus manos estaban sobre mi cintura, acercándome a él. Realmente no existía mejor sensación que besar a ese chico. Era algo que no se podía describir. Una sensación que no se podía describir con palabras. Me separé de sus labios solo un poco, tomando aire. Sus ojos se abrieron, encontrándose con los míos. Pude notar una sonrisa en sus labios e inconscientemente también se formó una en mis labios. El sonido de un claxon hizo que Rubén se girara y mirara  hacia la calle. Aproveché y besé su mejilla fugazmente. Lo miré ruborizarse y miré hacia donde el miraba. Una camioneta gris. Dentro de ella un señor de unos 70 años, completamente canoso y con una gran sonrisa en sus labios. De sus labios salió un es mi abuelo en un susurro. Una risita tonta escapó de mis labios, preguntándome cuanto tiempo tenía su abuelo observándonos. Tomé mi maleta y él tomó la suya,  se acercó a la parte de atrás de la camioneta, y estaba a punto de ponerla en la cajuela cuando salió su abuelo y abrió sus brazos para abrazar a su nieto. Sonreí, mirando como Rubén soltaba la maleta y estrechaba en brazos a su abuelo. Comenzaron a hablar en noruego y alcé una ceja al no entender lo que decían. Su abuelo me señaló y yo abrí los ojos como platos, ligeramente ruborizada. Su abuelo se acercó a mí y me abrazó.  Al principio dudé pero Rubén me hizo señas de que lo abrazara. Al principio reí pero luego cedí y abracé a su abuelo. Era tan cálido y se sentía tan bien abrazarlo. Me separé de él y me dijo algo que no logré entender. Rubén se ruborizó. Su abuelo se dirigió a la puerta de piloto y entró en la camioneta. Miré a Rubén alzando una ceja y el rio un poco.

-Mi abuelo ha dicho que eres muy linda y que no entiende cómo estás conmigo, ya que... Estoy muy feo.

No pude evitar reír ante lo que había dicho su abuelo sobre mí, ruborizándome.

-Ambos sabemos que no estás feo, lindo-Besé su mejilla y Rubén me abrió la puerta de la camioneta de su abuelo y entré, colocándome en medio de los dos.

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora