Capitulo 12: Niñera

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Conducía hacía la casa de mis padres. Estaba cansada, quería dormir todo el día y despertar hasta el siguiente día en la tarde. Pero le había prometido a mis padres que cuidaría de Drew y Rubén se había ido con sus amigos a casa de Miguel Ángel. Un fondo de música clásica hacía que el ambiente en mi coche fuera relajante. Los cristales hasta arriba y la calefacción provocaban que mi auto estuviera calientito y me abrigara del frío, aunque no se comparara con los brazos de Rubén. Al llegar a casa de mis padres, apagué el auto, me bajé del coche y caminé hasta la puerta. Llevaba la misma ropa y no cargaba nada de ropa extra, ya que según mis padres, regresarían temprano y no tendría que quedarme a dormir. Solo traía una mochila pequeña con mis cosas, mi móvil y mi cartera. Me detuve frente a la puerta como el primer día que llegué y toqué tres veces suavemente. Esperé un segundo y mi madre, radiante y más preciosa que nunca me abrió la puerta. Llevaba un vestido negro largo de tirantes y brilloso. Podía notar que estaba escotado por atrás. La abracé y sonreí, aspirando ese aroma tan suyo de ella. Sabía que irían a cenar, ya que al levantar la vista mi padre vestía un traje color gris con una camisa blanca y una corbata gris. Sus zapatos cafés y su cabello castaño, hacían juego y se miraba muy apuesto. Los dos se veían muy bien. A ambos los besé en la mejilla.

-Nos alegra mucho que te hayas tomado el tiempo de cuidar a tu hermano mientras salimos-susurró mi padre con una sonrisa.

-¿A dónde irán?-Pregunté curiosa mientras los miraba.

Ellos cruzaron miradas y sonrieron antes de contestarme. Yo mientras los observaba cruzada de brazos, reí un poco.

-Verás, pequeña Anna-Comenzó mi madre, la miré alzando una ceja. Ella no se contuvo la risa y rió-Tu padre y yo...Iremos a cenar –Asentí-  a una restaurante llamado Palermo.

-¿Palermo?

-Si-Siguió mi padre-Es muy lujoso y tu madre y yo tenemos el gusto de complacernos e ir.

-¿Y no me invitaron?-Indignada, hice un puchero del cual mis padres se burlaron.

-Anna..

-Está bien, mamá. Solo bromeo-Sonreí y ellos salieron de la casa, el clima estaba bien, hacía un poco de frío pero en sus brazos cargaban unos abrigos.

Los despedí con la mano y miré que se acercaban al auto. Cerré la puerta y me dirigí a la sala, solo era por esta noche, solamente hoy sería la niñera de Drew. Al llegar, miré en el sofá un pequeño bulto cubierto con una manta sobre el sofá principal. Me acerqué y era Drew. Sonreí y besé su mejilla. Lo tapé más y me senté al lado de él. Comencé a cambiar canales cuando de pronto mi móvil vibró. Lo saqué y tenía un mensaje nuevo.

-Aiden, revisa la casa por favor-Le pedí de la manera más educada. Es Rubén, ¿cierto? Mis ojos brillaron, realmente me gustaba escuchar su nombre-Si, es él. Ahora anda y revisa la casa- Después de eso, presioné el botón para leer el mensaje.

Rubén, 04:12 p.m

Ya te estoy extrañando, la estoy pasando bien con los chicos, cuando me desocupe te mando un mensaje. Te quiero.

Mis ojos brillaron al ver el contenido del mensaje, quería saltar de la emoción pero no lo hice. Comencé a escribir una buena respuesta para él.

Y yo a ti. Drew está dormido, es una bendición, si no, no sabría cómo dormirlo. No te preocupes por mí, estoy bien, me alegro que te la pases bien con los chicos, salúdamelos. Te quiero un poquito más.

Le mandé el mensaje y ya no me contestó. Seguramente se estaba riendo en el momento que recibió mi mensaje. Seguí cambiando los canales y la presencia de Aiden a mi lado me hizo sentir un poco incomoda. Está todo bien, asentí y ya un poco más tranquila seguí cambiando los canales, me detuve para mirar una caricatura de monos amarillos que hacían estupideces, después me di cuenta que eran los Simpsons, mi serie favorita. Estuve durante un rato mirando la serie cuando sentí que algo se movió gire rápidamente y Drew se estaba despertando, ¿Qué se supone que debía hacer si lloraba? Lo miré un poco nerviosa y miré que se sentaba mientras tallaba sus ojos, me vio y rió. Yo también reí y lo senté en mis piernas. Miré como jugaba con sus dedos y se los metía a la boca. Despues de un rato, se bajo de mis piernas y comenzó a gatear en el sofá. A lo mejor quería jugar. Miré sobre la mesa unos juguetes, los tomé y se los acerqué, miré como se los metía a la boca.

Más Allá (ElRubius fanfiction, EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora