"La mentalidad global se está moviendo hacia un mundo de comercio libre e incremento en el mercado liberalista. Un mundo lleno de oportunidades. Un mundo donde los sueños pueden cumplirse. Suena fantástico, y es fantástico. Para un pequeño porcentaje de nosotros. Pero para el resto, la pobre mayoría, el sistema capitalista solo quiere una cosa: muerte y sufrimiento. Mientras vivimos nuestros días sin sufrimiento, y nos llenamos de comida barata la pobre gente de la tierra luchaba en fábricas. Antes de aclamar libertad debemos recordar una cosa: nuestra sociedad consumidora se basa en los granos de café provenientes de Perú. Nos atracamos con comida barata producida por los niños no pagados en India"—¿Era bueno?—me preguntó Jonas, bastante esperanzado.
—¡Muy bueno!—grité mientras aplaudía, para así alagarle, muy sonriente, reposando mi cabeza en su brazo el cual sostenía el ordenador.
—¿Debería cambiar el título a: "Las condiciones de trabajo son inhumanas"?—me sugirió.
—No, estaba bien de la forma en la que estaba—
—¿Si?—sonrió alagado. —¿Hay otras cosas que quieras comentar sobre el vídeo?—
—Em...¿Sabes? Escribiste "atracado con comida barata" ¿dos veces en un renglón? Quizás podrías cambiar eso—
—No, no. Ese es el punto. Escribirlo dos veces. Usas la repetición como una herramienta literaria para enfatizar....
Entonces algo llamó mi atención. Unas voces que provenían desde el otro lado de la acera. Se trataba de Ingrid, junto al grupo de chicas más populares del instituto. Posé mi mirada sobre esta, cosa que fue notable por otra de aquellas, quien la avisó de aquello. Las mire con atención, ignorando al que era mi novio sentado esperando mi interés. Lucí aturdida por unos instantes pero logré volver a encauzar la conversación.
—¿Fue bueno?—oí decirme de repente.
—Si, si. Lo fue... inteligentemente escrito—dije sin dejar de mirarles aún y sin prestar todo mi interés.
Entonces este alzó su mano hasta mi oreja, peinándome los cabellos detrás de esta, y aproximándose a besarme algo se interpuso en nuestro camino. Era una hoja de papel.
—Tengo un 5—dijo Isaak sentándose en aquellos escalones del instituto con nosotros.
—¿5? Está muy bien—dijo Jones.
—Ya, lo sé. Eva, ¿cuanto sacaste?—preguntó curioso.
—Em... no quiero hablar de ello—dije agachando mi cabeza.
—La cosa es, Jonas es tu novio. Así que tienes que decírselo todo—dijo, haciéndome reír disimuladamente. —Jonas me lo cuenta todo, así que lo sabré de todas formas—dijo divertido.
—Tiene razón—Afirmó Jones.
—Vale si. Tengo un 4—mentí, haciéndoles reír.
—¿Tienes un 4?—río Jones, arrebatándome mis notas de las manos.
—Buf, eso es malo—rió divertido.
—Si,si. Pero eres buena en muchas otras cosas. Eres capaz de vestirte sola, puedes lavarte los dientes tú sola... piensa en eso—bromeó Jones, acercándose a mi boca, y posteriormente darme un beso.
—Jonas nos vamos—nos interrumpió Isaak.
—¿Ya?—dijo Jonas