CAPITULO 17

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CAPITULO XVII

El orden de las cosas

Raúl y Arnoldo se encontraban de camino al pueblo natal de los ciudadanos de Anderson en un Camión. De repente el camión se detuvo, unas bestias se veían cercas del camino y el copiloto les aviso a los pasajeros lo siguiente:

— Hay un grupito de bestias cercas del rango de seguridad. Aguardaremos hasta que pasen.

— Debe de haber una cierta distancia en la cual si pueden detectarnos —supuso Arnoldo.

— Debemos estar al pendiente entonces —dijo Raúl.

Después de que las bestias se marcharon no les tomó mucho tiempo en llegar al pueblo.

La entrada del pueblo se veía fantasiosa con los faros llenos iluminados alrededor. Una vez abajo decidieron observar con cuidado los vehículos de los guardias que poseían ya un repelente.

Mientras tanto en el laboratorio del sótano de la mansión. Eris se interrogaba la sustancia que usaba el repelente y muy curiosa le preguntó a Anderson:

— Esta formula... si no me equivoco es el compuesto de la niebla venenosa ¿verdad?

— Así es. Si introducimos a la materia orgánica animal o incluso vegetal la sustancia de la niebla esto reacciona como repelente —explicó Anderson.

— ¿Cómo descubrió eso?

— ... —Anderson se encontraba recordando lo que paso con temor y solo le dijo la parte más importante— llevaba un cuerpo envenenado en el día 1 y no pensé que estaba repeliéndolos hasta que supe como atacaban esas bestias al día siguiente... fue una bendición —dijo manteniendo los ojos cerrados con la cabeza abajo.

— Disculpe no sabia que le traía recuerdos dolorosos —Eris sintió una empatía mas fuerte con él.

— Tienes un gran corazón Eris, tu debes ser la nueva diosa de este mundo —dijo Anderson con una gran sonrisa en su boca.

Ya había pasado un rato Eris buscaba la manera de comunicarse con su equipo o con su jefe para informarles pero Khan no la dejaba sola.

Mónica se acercó a Khan y le dijo:

— Si quieres yo la cuido ahora

— Solo quiero que ella se familiarice conmigo y que no se sienta incomoda con ninguno de nosotros —balbuceaba Khan.

— No lo estas logrando —dijo Mónica viéndolo como alguien estúpido.

— ...estaré cercas —Khan salió del lugar.

— Veo que ya te acostumbraste a tu nueva vida y crees en nuestra causa —Mónica le dijo a Eris.

— Por que no pueden ser parte de esto las demás personas —Eris le contaba su inconformidad.

— Ellos son diferentes a nosotros.

— No es verdad somos iguales, somos seres humanos —dijo algo enojada.

— Mira ese tipo que conociste... Raúl, el hizo que mataran a una buena amiga tuya por sus propósitos inmaduros e irracionales.

— ...—Eris sintió algo extraño en el pecho, empezó a desconfiar de Raúl pero aún así lo defendió —no conoces a Raúl, el es una persona con un valor mas grande que el tuyo.

— ¿Valor? ¿Es así que lo defiendes? Jajaja, lo bueno es que ya no esta aquí para seguir contaminando tu pura mente. Descuida pronto lo olvidaras —dijo con seguridad Mónica.

Eris sentía un nudo en el estomago y solo quería que ellos llegaran hasta ella por cualquier medio.

Mas tarde ese día en el pueblo, Raúl y Arnoldo se encontraban asechando uno de los vehículos que se iban a robar. Ellos crearon una distracción diciéndoles que vieron a 2 personas desconocidas armando alboroto en un callejón a lo cual fueron de inmediato y les dio oportunidad de tomar el vehículo e irse. Los guardias se tardaron un minuto en darse cuenta de el engaño y avisaron a los otros guardias, los cuales ya sospechaban de que se trataba de ellos.

En la mansión Khan recibía una llamada de su equipo.

Señor unos tipos con la descripción que nos dio fueron vistos robándose un carro de los guardias.

— Gracias por informarme puedes volver a tu trabajo.

Khan fue a buscar a Mónica y habló en privado con ella mientras Eris fue con Anderson antes de que se hiciera mas tarde.

Ella trataba de convencer a Anderson de salir fuera para reunirse en secreto con Raúl y Arnoldo.

— ¿Qué es lo que buscas fuera de la mansión?

— Solo quiero salir y ver que estamos seguros aquí de cualquier bestia.

— No es necesario, pero si insistes mañana te lo mostraré

Eris buscaba una oportunidad para salir sin que la notaran y eso era más difícil de lo que le parecía.

Khan le había dicho la verdad a Mónica la cual estaba furiosa con él.

— ¡¿Cómo puedes arriesgarnos así?! ¡No sabes lo que has hecho!

— Alertaré a los demás, de todas formas son solo 2 viejos creídos. Por favor no le digas nada a Anderson.

— Tendrás que explicarle a el como es que ellos encontraron el lugar —dijo Mónica prometiéndolo —... por cierto... no los subestimes.

Khan fue a avisarles personalmente a los guardias de alrededor de la mansión sobre ellos mientras un ruido extraño se escucho a lo cual unos guardias fueron a investigar. Al llegar vieron que se trataba del vehículo robado, de repente sintieron que no podían moverse, eran victimas de la habilidad de Arnoldo, seguido de cortes en la espalda de Raúl.

— No podrán hacer nada con esas heridas —dijo Raúl satisfecho.

— Rápido que nos estarán buscando y no solo Eris por lo que veo —dijo Arnoldo.

Unos disparos pasaron cercas de ellos, eran los guardias que atacaron que persistían a pesar de sus heridas. Raúl y Arnoldo permanecieron en cubierto.

— Maldición ellos son igual de rudos que el tipo de la mano —dijo Arnoldo presionado— Eris nos advirtió pero no le hicimos caso.

De repente al oír los disparos Raúl sentía algo raro en su interior pero se contenía.

Anderson, que estaba todavía hablando con Eris, al oír los disparos inmediatamente le marcó a Khan que era el encargado en turno de la seguridad para pedirle una explicación.

Lo siento señor pero no puedo explicar esto. Espero que me perdone cuando le traiga las cabezas de esos 2 —dijo en sus pensamientos Khan mientras arrojaba su celular y lo destrozaba a pisotones.


R.P.G. El Despertar De Las Bestias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora