CAPITULO 45

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CAPITULO XLV

El retiro del héroe.

Raúl presenció el suicidio de Kibulga después de que le dijera el secreto de la ubicación de Osnar.

Eris fue a ver a Mónica que estaba tirada en el suelo.

— Menos mal estoy a tiempo —dijo Eris preparándose para usar su habilidad.

— Estoy bien, la desviación del golpe redujo la potencia —explicó Mónica.

Raúl volvió con sus amigos sintiéndose decepcionado.

— ¿Raúl estas bien? —preguntó Eris preocupada.

— ...si estoy bien. El cuerpo sin vida de Kibulga esta en una cripta secreta abajo —dijo desanimado.

— Te ves fatal ¿te costo trabajo eliminarlo? —preguntó Arnoldo.

— Él se quito la vida por si mismo —dijo Raúl.

— ¿Descubriste algo?... sobre lo que le paso en Villa Cascabel —preguntó Arnoldo.

Raúl se quedo callado pensando claramente las cosas.

· Si les decía la verdad, que Osnar esta vivo, tendrían el riesgo de que les pasará lo que le paso a Zaragoza, por intentar averiguar que esta pasando en el mundo.

· Si les dijera que Osnar ya esta muerto, haciéndole caso a la advertencia de Zaragoza, no tendrían que arriesgarse a terminar siendo esclavos del poder de Osnar.

Raúl decidió hacer caso de la advertencia de Zaragoza y evitar que se acerquen a Osnar por su propia seguridad, que de todas formas ya no le queda mucho tiempo de vida a Osnar.

— Me dijo que Osnar había muerto y el muy tonto pensó que la habilidad de Eris podía revivir a alguien que ya lleva mucho tiempo muerto.

— Entonces por que no cesan de aparecer bestias o de que aparezcan nuevas, como los ogros —preguntó directamente Arnoldo.

— Era una teoría eso que Osnar era el responsable de los "despertares", los ogros fueron los últimos antes de que muriera.

Arnoldo, que era muy listo, no le quedaba claro de lo que estaba diciendo Raúl.

— Estaba completamente seguro de que él era el responsable de todo y de que al acabar con su vida todo regresaría a la normalidad —Arnoldo insistió.

— ...¿Es que aún te queda claro? Esto no es un juego. Todo lo que podemos hacer es prepararnos para sobrevivir a lo que vendrá en el futuro —contestó fríamente Raúl.

— Tu presencia se siente diferente —Eris dijo preocupada —. ¿Es cierto que aumentarse tu nivel?

Todas las personas ahí presentes se fijaron con atención a Raúl.

— Solo se que me he sentido raro en los últimos días. A veces siento que tengo un hormigueo en todo el cuerpo y también que mi cuerpo se mueve tan rápido que siento que no lo estoy moviendo yo.

— ¿Tienes una habilidad nueva? —preguntó Roy.

— No lo se.

Tomaron un carro y se dirigieron a la ciudad de Bonarta.

En el camino, Eris, que se sentía preocupada por Raúl, platicaba con él.

— ¿Qué es lo que sientes?

— ¿Sobre que?

— ¿Querías en verdad enfrentarte a Osnar y convertirte en un héroe legendario como en los juegos?

— ...no eso ya no es parte de mi... pero ahora que se acabó todo quisiera que ya no me buscaran.

El hombre de traje negro, quien conducía, frenó y todos ahí se impactaron.

— ¿En verdad sabes lo que estas diciendo? —preguntó con una voz conocida el hombre de negro.

— Ahora que sabemos que Osnar esta muerto no veo la necesidad de seguir en esta guerra sin sentido —explicó Raúl —. Lo siento... Jefe.

Todos voltearon con el hombre de negro que se quitó el casco y se dieron cuenta que era el Jefe. Estaba vivo.

— ¿Cómo es que esta vivo? —preguntó Eris.

— Para mi fue sencillo sobrevivir, solo que unos amigos míos, muy influyentes me hicieron pasar por muerto para que los retrasados del gobierno ya no me buscaran y así a sacudírmelos de una vez por todas.

— ¡Por que no nos dijeron nada! —Arnoldo le gritó al Jefe y volteó con Roy.

— Yo tampoco lo sabia estoy igual de impresionado que tú —dijo Roy.

— Quería ver que no me necesitaban para dirigir la agencia.

Siguieron su camino a la ciudad Bonarta ignorando el hecho de que Raúl había decidido dejar contacto con ellos.

Ya en la ciudad.

— Menos mal están a salvo... ¿pudieron acabar con él? —preguntó Robín que estaba al pendiente de su regreso.

— Si, ya pueden estar tranquilos —dijo el Jefe.

— Nos llevará décadas reconstruir esta ciudad y hacerla segura otra vez —dijo Robín —. Pero la recuperamos y nadie volverá a quitárnosla.

— Haremos lo posible para mandar ayuda para reconstruir —dijo Arnoldo.

— Seria de mucha utilidad alguien como usted en nuestra agencia —le ofreció un lugar el Jefe.

— Esta gente son mis hijos, jamás los dejaré.

Eris se llenó de orgullo al escuchar esas palabras y Raúl quiso irse a su pueblo ya.

— ¿Estas seguro de esto? —Mónica le preguntó a Raúl —. No puedes dejar sola a Eris.

— Ella no esta sola, te tiene a ti y a sus demás compañeros —dijo Raúl.

— Sabes a que me refiero. Incluso se que no quieres irte, ¿Cuál es tu miedo?

— Yo solo quiero que ella sea feliz con alguien que no tenga tanta inmadurez como yo. Volverán a verme estoy seguro pero yo no me moveré de mi gente.

Raúl se despidió con un hasta luego.


R.P.G. El Despertar De Las Bestias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora