CAPITULO XLI
El domador de ogros, Kibulga.
Ruidos fuertes se escucharon desde afuera. Eris, que se encontraba en el refugio sintió dentro de ella un mal presentimiento. Y se dispuso a ir con sus amigos.
— Ya se tardaron mucho, tengo que ir con ellos —dijo Eris preocupada.
— No vayas es peligroso —dijo Robín sujetándole el brazo.
— No puedo dejarlos —dijo Eris agarrando la mano que la sujetaba.
— ...tienes razón... Yo iré.
— No tienes que ir, tu trabajo esta aquí.
— Es mas seguro que yo vaya, yo puedo curar a distancia. No te preocupes ya he salido de este tipo de cosas.
— ¡No te...!
— ¡Guardias, sujétenla!
Dos hombres sujetaron a Eris mientras el viejo iba a ayudar a Raúl y Arnoldo.
Arnoldo se sentía confundido al escuchar la intervención en la radio, pero se preocupó más por el ogro que tenia en frente. Tomó el Arma de Eris y sin ni siquiera apuntar disparó en dirección al ogro fallando al principio.
— Por que nunca aprendí a apuntar y disparar un arma —se dijo asimismo.
Uno de los disparos hizo que se escuchará un grito humano que venía del ogro.
De la protuberancia en la espalda del ogro salió una persona que estaba conectada por un cordón que tenia la persona en la nuca y conectaba con la nuca del ogro.
— ¿Qué clase de arma tienes? —dijo la persona mientras el ogro se quejaba del dolor.
La persona tenia una herida en el muslo provocada por el arma de Eris.
— ¡Quieres callarte! —la persona le gritó al ogro.
El ogro se quedo callado y la persona se presentó:
— Tienes suerte en ser el único en verme en este estado. Me llamo Kibulga. Y soy uno de los nuevos reyes del mundo nuevo.
Con solo mirarlo, Arnoldo sintió algo que no había sentido desde la vez en que se enfrentaron a David, lo que significaba que era de un nivel superior al suyo.
En ese momento Arnoldo corrió, pero en un instante Kibulga lo atrajo hacia donde estaba.
— No tienes escapatoria ya —dijo kibulga sentándole un fuerte golpe que lo enterró en el suelo.
Sintiéndose victorioso Kibulga fue a buscar a Raúl.
Arnoldo se levantó como sin mucho daño y dio las gracias de a verse tomado la poción de resistencia rápidamente cuando sintió peligro y fue a buscar a Raúl lo mas rápido que pudo.
Robín vio a donde se dirigía Arnoldo y fue tras él.
Raúl se encontraba lastimado pero todavía podía correr.
El ogro donde que estaba con Kibulga apareció frente a él y lo pateó.
Raúl sintió otra vez como su cuerpo estaba reaccionando de una manera extraña al dolor.
— Ahí estas —dijo Kibulga viendo desde el hombro del ogro a Raúl.
— ...¿Que...? ¿Quién...? —Raúl no sabía como reaccionar al verlo.
Arnoldo apareció y ayudaba a escapar a Raúl.
— Ese tipo es muy peligroso debemos huir rápido.
Se escondieron no muy lejos y a Raúl se le empezaron a curar las heridas.
— Los encontré —dijo Robín mientras curaba a Raúl.
— Debemos volver ahora —dijo Arnoldo.
— Yo los distraigo —dijo Raúl decidido.
— Esto no es un juego —dijo Arnoldo.
— No hay tiempo, estaré bien, me tomaré la poción de resistencia. Ya váyanse —ordenó Raúl mientras se tomaba un chochito.
Raúl salió a enfrentarse a los ogros mientras los otros 2 corrían al refugio.
— No escapara nadie —dijo Kibulga mientras los otros 2 ogros ignoraban a Raúl para ir tras los otros 2.
— ¡NOOO! —gritó Raúl.
Kibulga capturó a los 3 con vida, siendo sujetados por las manos de los ogros, y los reunió.
— Pudiste resistir mi golpe, estoy impresionado.
— ¿Qué quieres de nosotros? ya destruiste todo —dijo Robín.
— Quiero que el mensaje quede bien claro y para eso no debe haber sobrevivientes. No es nada personal hacia ustedes —Dijo sínicamente Kibulga —. ¿Quién será el primero en morir? —vio al viejo —. Tu y tu habilidad de curar es una molestia para mí. ¡MUERE!
El ogro apretó fuerte la mano que sujetaba al viejo hasta que murió. Arnoldo cerró los ojos fuertemente y Raúl vio con coraje como lo mató.
El ogro soltó al viejo y lo dejó en el suelo.
— ¿Quién será el siguiente? —dijo Kibulga.
— Dime quien eres primero — preguntó Raúl.
— Soy Kibulga, uno de los nuevos reyes del mundo y ustedes son de los policías bestiales si no me equivoco.
— No cualquier policía, si no el mismo Raúl Palacios Germán —el primero en subir un nivel.
— Oh cierto ya te reconocí —dijo Kibulga.
— Algo que me queda claro, a parte de que te venceré, es que tienes algo que ver con Oznar.
Kibulga se quedó callado por casi unos segundos.
— ¿Por qué te quedaste callado? —preguntó Raúl.
— Los mataré a los 2. No me importan quien sean. Mi razón en este mundo es definitiva.
Robín empezó a levantarse gracias a Eris.
— ¿Pero qué? Ya habías muerto —se preguntó Kibulga.
— Lo resucité, ahora libera a mis amigos —dijo apuntándole con el rifle de balas de punta de plasma.
— Tienen suerte les perdonaré la vida por este regalo que nos han dado —habló Kibulga en plurar.
Kibulga soltó a Raúl y Arnoldo y capturó a Eris sin que se lo esperara.
Raúl se enfureció y tomó su espada y fue tras Kibulga, un ogro tomó a Raúl.
— Ella ya es parte de nosotros —dijo Kibulga e hizo que el ogro lo arrojará lejos con mucha fuerza.
Eris lloro al no poder hacer nada.
— ¡Raúl! —gritaron Arnoldo y Robín.
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R.P.G. El Despertar De Las Bestias.
PertualanganA causa de una fuerza misteriosa el mundo fue invadido por bestias, convirtiendo la vida de la personas en un "juego" en donde el "subir de nivel" puede volverse una locura.