VII

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El pequeño despertó con Baekhyun a su lado, hizo lo que pudo para abrazarlo, pero sus brazos no iban más allá de sus costados. Se sentía bien teniendo una mamá, sabía que no la necesitaba, pero podía permitirse ser caprichoso de vez en cuando y echarle en cara a osito que también tenía una, porque él siempre se burlaba de él.

Baekhyun se despertó por el movimiento y, como pudo, abrió sus adormilados ojos sonriendo al instante. Supo donde estaba cuando estiró sus pies y estos salieron del marco de la cama, cerró los ojos cuando la luz lo aturdió de repente y suspiró. Había pasado la noche fuera de casa sin avisarle a su hermano, que seguramente lo llenaría de preguntas y una que otra reprimenda por "ser un irresponsable".

—Buenos días, mami Hyunnie.

—Buenos días, ¿dormiste bien?

El pequeño asintió y separó sus labios para hablar, pero entre ellos se coló un bostezo—. Cuando duermes luces muy lindo, ¿Sookie es lindo cuando duerme?

—Sookie es lindo todo el tiempo —ante el cumplido Sook escondió su rostro contra el pecho del mayor.

—Oye —su voz sonó más baja de lo normal por hablar desde su escondite.

—Dime, cariño.

—¡Vamos donde papá!

—Papá ha de estar cansado, lo derrotamos en las escondidas.

—Oh... —suspiró triste e hizo un puchero, aunque no demoró demasiado. Sook tiró del cuello de la camisa de Baekhyun y lo acercó para susurrar sobre su oído para que nadie le oyera. Chanyeol tenía orejas tan grandes que creía que él, aun así dormido, podía oír todo lo que decía—. ¿Podemos jugar otra vez?

—Hoy debo volver a casa, pero cuando venga el lunes podemos hacer lo que quieras. ¿Qué tal si hacemos desayuno para papá?

—¡Ya! —el pequeño alargó la sílaba a la vez que sonreía, salió de la cama al instante tirando del brazo de Baekhyun para no perder un minuto más, era el momento de poner manos a la obra.

Cuando tuvieron los tres desayunos listos volvieron a subir por las escaleras esta vez hacia la habitación de Chanyeol. Lógicamente Baekhyun no había pisado una habitación del mayor en su vida, ni creía hacerlo en la vida, pero para todo había una primera vez.

La observó con detenimiento, completamente gris y sobria; tenía una cama gigante en medio junto a dos mesas de noche en las cuales se posaban dos lámparas y algunos cuadros con Sook en ellos. Había un librero en una esquina que tenía objetos desparramados, junto a un sofá individual y una alfombra que le hacía cosquillear los pies. Chanyeol tenía una habitación simple, pero a Baekhyun le gustaba.

Sook no aguantó más y se lanzó sobre su padre quien despertó de golpe alarmado. Estuvo así medio minuto observando el lugar como si se tratara de un sueño, pestañeando y frunciendo los labios mientras se acostumbraba a la luz, no recordaba quién era.

—Hemos hecho el desayuno para ti.

—Sí —Sook levantó los pulgares y se sentó junto a su padre, Baekhyun dejó la bandeja en la mesa de noche y dejó caer las manos a cada costado algo incómodo.

Chanyeol escondió una sonrisa y palmeó la espalda de su pequeño, tirando de la bandeja para dejarla en medio de la cama—. Puedes sentarte, Baek.

Él lo hizo al instante y, quitándose la vergüenza de encima, se llevó una tostada embetunada en mermelada para llenar su estómago. Sook, mientras tanto, se llevaba un puñado de cereales con forma de ositos a la boca, llenándose las mejillas como su fuera una ardilla a punto de hibernar. El café caliente terminó entre los labios de Chanyeol, quien se quemó la lengua, pero no hizo ni un movimiento.

La noche anterior había sido un lío. Sook obligó a los cuatro adultos a jugar a las escondidas por toda la casa haciéndoles correr de un lado a otro, el pequeño sugirió también una pijamada, pero Kyungsoo y Jongin no podían quedarse porque volverían a viajar la mañana siguiente. Baekhyun no tenía nada que hacer así que aceptó la oferta, le cantó unas canciones a Sook y terminó dormido antes que el niño.

Chanyeol logró dormir a eso de las una de la mañana, luego de haber cubierto a su hijo y a Baekhyun con una manta para que no pasaran frío por la noche, leer el papeleo y planear su siguiente semana.

—¿Estuvo bien el trabajo?

—Nada nuevo, ni siquiera sé que estoy haciendo allí.

—¿Quieres volver a tu antiguo edificio? Adquirimos las inversiones de tu empresa, pero si no te sientes cómodo en la central... —se frotó el mentón. Podía enviar a Chanyeol de vuelta, después de todo esa era su oficina y, aunque no la ocupaba para nada, no era necesario tener al mayor ahí.

—En realidad no, prefiero ese lugar que mi puesto de trabajo en la otra empresa. Está más cerca de casa, puedo salir cuando quiera y no tengo a mi molesta compañera de cubículo cerca.

—Si te parece, está bien.

Sook no entendía nada, tampoco quería entender una conversación de adultos. Estaba bien siendo inteligente para algunas cosas y para otras no, después de todo iba a ser astronauta en la Antártica.

—Voy al baño —anunció y salió corriendo por la puerta, levantando las manos para no llenarse de migas y azúcar.

Chanyeol desvió la mirada, últimamente era un asco para las conversaciones. Así que se llenó la boca de pan tostado, mirando por el rabillo del ojo al menor que le parecía adorable con el rostro manchado y los ojos adormilados.

—Jongdae me ha contado que tienes un novio.

—Pensé que Minseok lo diría antes, pero tu amigo es un bocazas —se encogió de hombros restándole importancia e intentando ocultar su sonrisa.

—¿Es bueno contigo?

—Demasiado, no nos vemos mucho porque está muy ocupado, pero somos muy unidos. Nos conocimos en el aeropuerto cuando viajaba a Japón y el resto es historia, supongo.

Chanyeol estaba celoso, sabía cómo se sentían los celos y eso estaba experimentando. No estaba celoso porque él tuviera un novio, sino porque lucía mucho más feliz al hablar de él que cuando estaba pillado por él década atrás.

—¿Qué hay de ti? No has estado con nadie después de Kyungsoo.

—Esa es una historia larga y lamentable, Kyungsoo y yo nunca tuvimos algo realmente. Así que desde Yoona nunca he estado con alguien en una relación seria.

—La recuerdo, casi me rompió el brazo por tirarme de las escaleras. Jongdae y sus fiestas eran un desastre, él sigue siendo un desastre.

—Terminé con ella ese día o ella terminó conmigo —rio por lo bajo—. Fue de mutuo acuerdo, pero fui al que le gritaron más.

—¿En serio? Oí que ella fue la que te dejó.

Soltó una risita cuando vio a Chanyeol rodar los ojos y chasquear con la lengua.

Cuando ella le dio un empujón desde las escaleras por un "descuido", Chanyeol había sido el primero en correr a ayudarle. La casi fiesta del año se había acabado en medio segundo cuando hizo a todos marcharse, Baekhyun terminó llorando en silencio con el tobillo torcido y pensando que el brazo se le había echo trizas.

—Terminamos por eso, incluso siendo un enorme grano en el culo, no merecías algo como eso, nunca merecerás algo así.

Problema en pañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora