Problema en pañales

IX

—Lo juro.

—No te creo.

—Eres mi mejor amigo, estás obligado a confiar en lo que te digo.

—No sé por qué sigo juntándome contigo después de la preparatoria.

—Porque soy malditamente genial, ahora enfócate en lo que estoy diciendo —Jongdae rodó los ojos, nunca había creído quererlo, pero necesitaba que Sook llegara a molestarlos en ese mismo instante—. Me dijo una vez más que me ama, digo... dijo que le gustaba, pero es lo mismo.

—Creo que estabas soñando, tú mismo lo dijiste. Llegó más temprano de lo usual y se acostó a tu lado, demasiado fantasioso para ser cierto.

—Te odio.

—No estarías aquí si lo hicieras y, como te dije hace unos segundos, lo soñaste.

—¡Dijo que me amaba!

—Y cuando despertaste él no estaba, tú dijiste que llegó tarde con unas galletas de dinosaurio para Sook.

—Fue tan real.

—Reales son mis bolas, Yeol, deja de pensar en Baekhyun y concéntrate en mí.

—Creo que me gusta.

—Es algo tarde para eso, llevas una década atrasado, él tiene un novio que lo ama y al cual ama, creo que esta vez es hora de que tú sufras por amor.

—¿Querías que estuviera con un niño de trece cuando yo tenía casi dieciocho?

—Para el amor no hay edad.

—Él era un niño.

—Lo dice el que se detenía una hora para ver al primo menor de uno de sus mejores amigos. No me vengas con esas cosas, Chanyeol, ambos sabemos que te gustaba Baekhyun en ese tiempo y que desaprovechaste la oportunidad.

—Te dije que no lo mencionaras, se supone que era un secreto entre los dos.

—Siempre te gustó, amigo, todos lo sabemos. Podrías ser feliz con él en estos instantes y no estar molestándome cuando quiero estar con mi novio.

—¿Chanyeol podría estar feliz con quién? —Minseok volvió de su habitación con Sook entre los brazos, ¿cómo había logrado sostener al menor de aquella manera? Siquiera él lo sabía.

—Con Baekhyun.

—¿Te atrae Baekhyun?

—No.

—Di alguna vez en tu vida lo que piensas y sientes, Park Chanyeol, o acabarás solo para la eternidad —Jongdae le dio un golpe.

—Me gusta Baekhyun.

—¿Te gusta mami, papá Yeol? —Sook metió un dedo a su boca y observó a los tres hombres que estaban con él.

—Tú sí que eres rápido, cariño.

—No llames a Sookie así, tío Dae, o tu cabello no será el mismo mañana —el pequeño sonrió risueño, su ternura no podía durar demasiado.

—Eres un demonio.

—Gracias, tío Dae.

—Creo que siento escalofríos —cuando el de sonrisa gatuna susurró aquello al oído de su mejor amigo consiguió un golpe de parte de este por hablar mal de su pequeño hijo.

Sook llevaba su pijama de rilakkuma puesto y listo para la acción o, mejor dicho, para la noche de películas de terror con papá Yeol.

—¿Mami va a venir? Le dijiste a Sookie que vendría con nosotros.