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Jimin despertó con el cuerpo completamente bañado en sudor y con la respiración agitada, costándole respirar. Lo cual era completamente malo, ya que todas sus feromonas estaban esparcidas por todo el aire, por lo que debía bañarse rápido.

— Jiminnie~.— Se congeló en su lugar al ver a su padre entrar mientras se apoyaba en las paredes para no perder el equilibrio.

Parecía que nuevamente había tomado bastante, lo cual tampoco era una buena señal.

— Mmm tu olor... hueles igual que a tu madre— se acercó con una perversa sonrisa y con los ojos dilatados.

— No-no... no te acerques— retrocedió sobre la cama, sintiendo el cuerpo completamente débil debido al celo.

— Eres igual a tu madre y hueles igual a ella.— Acarició su rostro mientras que con la otra mano iba subiendo de su pierna hacia su muslo.

— P-por favor, no— sollozó e intentó seguir retrocediendo, pero quedó atrapado entre la pared y él.

— Shh... si Jiminnie se porta bien, no dolerá mucho— sonrió, tambaleándose, y de repente rompió su camiseta.

— ¡N-no! ¡Suéltame!— intentó empujarlo, pero obviamente su padre tenía mucha más fuerza que él, aún estando ebrio, por lo que no logró moverlo ni un centímetro.

— ¡Cierra la boca!— lo golpeó, pero aún así Jimin siguió resistiéndose. Era la primera vez que su padre estaba haciéndole eso, ya que si bien lo había tocado de manera inapropiada más de una vez, jamás había llegado a tal extremo. Tenía miedo, mucho miedo.

Lo recostó con fuerza sobre la cama y luego tomó sus dos brazos con una sola mano, llevándolos hacia por encima de su cabeza, mientras que con la otra le iba bajando el pantalón, al mismo tiempo que lo besaba ferozmente y Jimin sollozaba.

— ¡Suéltame!— mordió con fuerza el labio ajeno, provocando que se alejara y consiguiera otro golpe.

Volvió a besarlo de manera agresiva, añadiendo también la lengua dentro de la cavidad bucal del menor, por lo que las arcadas en el omega no tardaron en aparecer.
Jimin entonces recordó aquel fragmento de vidrio que había logrado esconder de una copa de vino que un cliente había bajado, y que de un descuido, se había roto. Antes de que pudiera pensar en una forma de usarla, sintió un fuerte dolor en su parte baja trasera, haciendo que soltara un fuerte grito.

— N-no...— lloró mientras hundía el rostro entre las sábanas.

Enseguida empezó a darle algunas fuertes embestidas mientras que Jimin aún se encontraba llorando y gritando.

— Mh... yo sé que te gusta Jiminnie— dijo y luego sintió como todo el cuerpo de su padre se contraía y algo salía de su interior.

Cuando notó que se estaba acercando a su cuello, a punto de marcarlo, mordió su brazo.

— ¡Hijo de puta!— Se salió dentro de él y mientras se recuperaba del dolor, Jimin tomó el fragmento de vidrio que había ocultado bajo la cama, entre los tablones de madera. Se subió el pantalón y comenzó a correr, no sin antes tomar también el celular de su padre que había caído al suelo para así poder pedir ayuda en caso de que no le quedara otra opción.

Al llegar a las escaleras, solo pudo subir unos cuatro escalones, ya que sintió un fuerte tirón en su tobillo, provocando que cayera al suelo.
Entonces sujetó con fuerza el fragmento y se lo clavó en la mano que sujetaba su tobillo, por lo que el hombre gritó y soltó el agarre en su hijo.
El omega aprovechó eso para levantarse y subir rápido las escaleras mientras deseaba con todas su fuerzas que la puerta esté abierta, y así fue, ya que debido al alcohol había olvidado cerrarla.

Salió y corrió hacia la entrada principal, la cual obviamente se encontraba cerrada, por lo que intentó abrir una de las ventanas, pero también era imposible.

— ¡Mierda!— lloró con desesperación al escuchar los pasos de su padre subiendo.

Entonces sin tener otra alternativa, tomó una silla y, con la poca fuerza que le quedan, la estrelló contra la ventana, rompiéndola en el segundo golpe. Sin importar los daños salió por allí, clavándose varios fragmentos de vidrios en los pies y en el estómago, pero sin sentir ningún dolor alguno por la desesperación de escapar de allí.

Pensó en pedir ayuda a los vecinos, pero sabia perfectamente que estos lo ignorarían, ya que llevaban haciendo eso por años al escuchar los gritos y llantos de Jimin, así que lo único que pudo hacer fue correr mientras escuchaba los gritos de su padre atrás, persiguiéndolo.
Ni siquiera le daba tiempo a prender el celular y concentrarse sobre a qué número llamar.

Se metió en un callejón y se escondió detrás de un bote de basura. Estaba temblando de frío y sus pies, al igual que su estómago y mano, dolían mucho. Fue en ese momento de silencio que se dio cuenta que había comenzado a llover.

— Cuando te encuentre hijo de puta desearás que mejor te hubiera asesinado.— Escuchó la voz de su padre acercándose, por lo que juntó sus piernas y tapó con sus dos manos su boca, para que ningún sonido traicionero lograra escapar.— No te salvarás de esta, jamás te salvarás de mi.

Su lobo le repitió que corriera, que allí lo encontraría, por lo que decidió hacerle caso y comenzar a correr de nuevo mientras sacaba el celular del bolsillo de su pantalón y marcaba aquel número que tantas veces había marcado de niño en el teléfono de su casa.

"Atiende por favor, atiende"

¿Hola?— una voz completamente desconocida para Jimin atendió.

— Ho-hola, ¿se encuentra el señor Matthew?

¿Matthew? No... Ese era el nombre de uno de los antiguos propietarios.

¿Co-cómo?

Que la anterior familia se mudó.

Oh, ya veo... La-lamento las molestias.— Cortó la llamada y se dió vuelta al ya no escuchar los gritos de su padre.

Efectivamente lo había perdido, así que Jimin siguió caminando hasta que sus piernas no pudieron más y cayó al suelo.
Intentó levantarse pero no tenia nada de fuerzas y de a poco su vista se fue nublando.

No le importaría morir ahí mismo, al menos así encontraría finalmente paz

Antes de que perdiera completamente la consciencia notó una fuerte luz y unos gritos que pertenecían a una mujer.

— ¡Santos cielos... tranquilo! ¡Estarás bien!—  sintió como aquella mujer de cabello largo y rojo lo intentaba levantar.— Dios, estás muy delgado... aguanta un po-...— dejó de escuchar cuando sus ojos no aguantaron más y se cerraron.

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Mochi ❀Kookmin omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora