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6 años atrás.

Cinco años habían pasado desde que Jimin desapareció, y absolutamente nadie sabía sobre el paradero de él o su padre; quien, además, era buscado por cometer un homicidio el día en que ambos desaparecieron.

Jungkook no podía creer como un agradable y amable señor se había convertido en alguien tan cruel. Entendía que se sintiera mal por la muerte de la persona que más amaba en el mundo y por la de su hijo menor, pero esa no era razón para que él se convirtiera en tal persona. Además, aún tenía otro hijo que igualmente estaba sufriendo bastante con ambas pérdidas. No era sólo él.

Ahora Jungkook, con ya trece años de edad, seguía aislándose de todos y llorando. Él tuvo que proteger a su amigo, a su hyung y no lo hizo. Los demás vivían diciéndole que no era su culpa, que era un niño; pero aún así, Jungkook seguía culpándose por todo.
¿Cómo no podía hacerlo si sabía por todas las cosas que su hyung estaba pasando antes de desaparecer? Tuvo que haber actuado antes.
Aunque realmente jamás se imaginó que el señor Park matara a alguien y que luego se escapara junto a Jimin.

— Jungkook... debes hacer amigos, sabes que nosotros no estaremos siempre aquí— le dijo el mayor de todos, quien en un año ya se graduaría. Sin embargo, Jungkook no le respondió.

Él simplemente ignoraba a todos y solamente en los recesos iba con sus hyungs, aunque tampoco les hablaba. Solo se mantenía en silencio al lado de ellos.

— Hoy es su cumpleaños...— dijo por primera vez en todo el día, intentando aguantar las lágrimas.

— Lo sabemos...— Taehyung se acercó para abrazarlo con las lágrimas ya cayendo de su rostro.

Los mayores veían a los dos menores del grupo llorar, mientras que ellos se aguantaban las lágrimas para poder ser fuertes frente a los más chicos y así para que puedan buscar apoyo y fuerza en ellos, pero eso no duró mucho. Seokjin pronto soltó un quejido junto con todas las lágrimas y les abrazó fuertemente. Los demás tampoco pudieron contenerse por mucho tiempo más, así que en unos segundos, se encontraban todos abrazándose mientras lloraban.

Los demás alumnos que pasaban, se compadecían de ellos, puesto que todos allí sabían el motivo por el que estaban así, tampoco podían negar que les preocupaba bastante aquel menor de lindas mejillas; ya que absolutamente todos del edificio conocían a Jimin y al grupo de éste. En realidad, la noticia había llegado a los oídos de todos los de aquel barrio.

🌌

Jungkook, como siempre, se encontraba en el fondo del salón, mientras hacía garabatos en una hoja.

Varios querían ser sus amigos, pero debido a la frialdad e indiferencia que había adoptado luego de la desaparición de su amigo, no permitía siquiera que ellos puedan acercarse a él. Por esa razón, con el pasar del tiempo, ya nadie intentaba hablarle, a excepción de alguien.

— ¡Jungkook!— Exclamó la niña de siempre, aquella nueva molesta niña tailandesa que siempre quería hablar con él e irrumpía su tranquilidad. Jungkook la ignoró de nuevo, ganándose su enojo. ¡Hey! ¡Cara de ratón te estoy hablando!— Jungkook finalmente la miró con el ceño fruncido.

Nadie le decía así.

Ni sus hyungs que vivían molestándose entre sí, le decían cosas así. Él era un conejito... no un ratón. No consideraba que los ratones fueran feos, pero definitivamente no le gustó el tono despectivo que uso ella contra él.

Mochi ❀Kookmin omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora