Capítulo 3

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No sé cuánto tiempo he estado llorando en el suelo, pero no han pasado más de un par de segundos, pero cuando me pongo de pie mis extremidades se sienten entumecidas no pasa demasiado tiempo antes que decida ponerme en pie y empezar a correr.

Soy vagamente de los gritos de Nichollas a mi espalda, pero no dejo de moverme en ningún momento, tampoco lo hago cuando uno de sus guardias de seguridad tratan de detenerme, sigo corriendo como si la vida se me fuera en ello, mis pulmones exigen aire, mis piernas queman, las lágrimas picaban en la parte posterior de mi garganta y caen por mis mejillas encontrando la ansiada libertad empañando mi vista, y a pesar de todo esto, no me detengo sino hasta encontrarme frente al enrejado del cementerio.

Con el poco dinero que cargo en los bolsillos me doy el lujo de comprar un ramo de flores, me he quedado sin un solo euro para volver a casa, cosa a la que no le tomo mucha importancia, no tendría nada por hacer si no hasta la noche, cuando vuelva al bar.

No puedo evitar sentirme asqueado de mí mismo al pensar que volveré a subirme a la tarima a generar erecciones en todos ellos, a soportar los gritos excitados llenos de obscenidades de personas que quieren pasar una noche en mi cama, a soportar la mirada azul de Nick sobre mis movimientos, sobre mi cuerpo.

Pero no puedo quejarme, no cuando aquellas personas conscientemente me están contribuyendo, gracias a cada uno de ellos estoy pagando el hospital de mama, gracias a ellos ella sigue con vida, al menos tengo un techo para dormir y hay buenos días en que el dinero alcanza para comer decentemente, así que, podría seguirme hundiendo en la miseria si eso significa que la tendré aquí conmigo.

La tumba de mi hermana seguía en las mismas condiciones de hacía meses, me acerco a ella de manera lenta y pausada, hacia tantos meses que no venía a este lugar que, por alguna razón, me invade una sensación de tristeza y melancolía, y las ganas de salir corriendo no se hacen de esperar. La extraño, extraño levantarla por las mañanas para llevarla al instituto, extraño escuchar sus risas al final del día y observar sus ojos, llenos de alegría y ajenos a lo que sucedía a nuestro alrededor.

Siento tanta soledad y arrepentimiento, no encuentro la forma de suplicar perdón, de pedir ayuda para salir de aquel abismo en el que cada día me estoy hundiendo más y más, pero de nada serviría, no había nadie que fuera su salvación..., tomo una bocanada de aire entrecortadamente y me dejó caer de rodillas al suelo, observando las letras grabadas en el cemento y retirando las viejas flores y arrojándolas a un lado, poniendo las nuevas en el pequeño espacio destinado para ello.

—Jamás quise ser el chico que piensa en el suicidio, jamás pensé que llegaría a autolesionarme y mírame aquí, con un cuerpo lleno de cicatrices —Las palabras salen de mis labios sin que pueda procesarlas—, he llorado todas las noches hasta quedarme dormido, me siento inseguro, y me canse de pretender que todo está bien, pero soy... me he convertido en ese chico... y lo odio.

Para este momento contener el llanto es una tarea imposible, necesitaba tanto esto, necesitaba como en el infierno sacar todo lo que sentía, necesitaba, ya fuera por tan solo un momento, dejar salir todo lo que tenía dentro, todo aquello que llevaba tanto tiempo guardándolo—. Todos me han hecho pedazos y solo me han dicho, "Ahora constrúyete" —Bufo—. He perdido la esperanza.

>>Me siento tan solo, tan... vulnerable, tan mierda. Cada que meto esa mierda en mi cuerpo, puedo sentir como mi vida me abandona. Y me da igual, me está matando pero me da igual. Me tuve que hacer el fuerte a muy temprana edad Sophie, no tengo a nadie a mi lado, a veces siento que nunca es mi momento para hablar, mi momento para ser escuchado. Y las noches... ¿Por qué cuando llega la noche me siento vacío e inútil? ¿Por qué me siento tan sucio arriba del escenario cuando no he permitido que nadie me ponga una mano encima?

Esclavo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora