Andrew.
Camino al lado de Carter por el pequeño pasillo que conduce a una oficina.
Quisiera preguntarle tantas cosas, ¿Dónde estuvo? ¿Cómo volvió? ¿Ha comido? ¿ha consumido?... gritarle otras cuantas, como por ejemplo ¿por qué putas no fue capaz de avisar?, ¿por qué huyo así de la subasta cuando nosotros hubiésemos podido solucionar las cosas?... y abrazarlo por muchas horas.
— ¿Te duele mucho el rostro? Podríamos ir a la...
—No, estoy bien. —Me corta de tajo.
Asiento, dispuesto a no abrir más mi boca.
Si un día alguien me hubiese dicho que estaría siendo soporte para uno de los novios de Nichollas, sin duda alguna le hubiese metido un puñetazo.
Sigo sin entender por qué cada que me acerco a él siento como si tuviera que protegerlo como a un hermano menor, como si el hecho de que alguien tan solo se metiera con él o intentara hacerle daño, fuese motivo suficiente para patearle el rostro.
Y en realidad es así.
Porque me pasé cuatro putos días esperando tener una noticia de su paradero, una llamada para avisar que estaría bien, algo; cualquier mísera cosa para saber que estaba en buenas condiciones, pero simplemente pareció como si se hubiese esfumado de la tierra.
La preocupación que sentí desde el sábado y que se incrementó los días posteriores, no hizo más que carcomerme la mente, no podía dejar de pensar en cómo Carter llegaría a casa, o de qué manera lo haría, y cuando el artículo de su vida salió en internet quise encontrarlo, meterlo en una urna de cristal y no dejarle salir hasta que todo acabara.
Espere cuatro días, y no precisamente para ver un imbécil queriendo lastimarle. Por eso mismo no dude en lo absoluto en plantarle un puño a uno de mis amigos.
Nos detenemos frente a una puerta, y no me toma más de unos segundos darme cuenta de que hemos llegado, ni la reticencia de Carter a querer entrar allí. Todo su cuerpo tiembla, sus ojos rojos albergan lagrimas que buscan salir con furia, pero él no lo permite.
Estiro mi brazo y atraigo todo su pequeño cuerpo en mi dirección. —No tienes por qué entrar ahí si no quieres. —Susurro, tratando de darle su espacio, pero con las ganas de sacarlo de aquí latentes.
Se encoge de hombros. —Todo acto tiene su consecuencia ¿no es así?
— ¿De qué hablas?
—Andrew —se separa un poco, de modo que puedo ver como eleva su rostro para mirarme—, soy un chapero del tres al cuarto estudia en la mejor universidad de Londres y está manchando su nombre, solo van a tomar cartas en el asunto.
Cierro los ojos con fuerza.
—No vuelvas a decir una cosa así Carter. No eres un puto chapero, lo sabes.
Frunce el ceño. —No importa lo que yo sepa, cuando mi palabra no tiene ningún peso.
Se separa completamente de mi e ingresa a la habitación. Yo me quedo fuera unos segundos, aturdido por el pensamiento que tiene acerca de sí mismo.
Me adentro en la instancia y cierro la puerta, pero no me muevo de mi posición, no quiero que saquen de este lugar sin saber exactamente qué es lo que va a suceder con Carter.
—Señor Rowling —el decano señala el asiento frente a su escritorio—, tome asiento por favor, no voy a quitarle mucho tiempo —su mirada se dirige a mí—. Señor Seller, ¿puedo ayudarle en algo?

ESTÁS LEYENDO
Esclavo De Ti
Teen Fiction"Aveces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante" -Oscar Wilde Tan atractivo, Tan alto, Tan reconocido, Tan vacío, Tan arrogante, Tan falso, Tan él. ~▪~ ¡Tenemos nueva portada! Hec...