Capítulo 20

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Una fila de lujosos auto se eleva por la colina que lleva a la mansión Seller, grandes árboles de diferentes tipos se elevan sobre nosotros y sus flores, caídas sobre el camino, se encuentran regadas en todas partes, y, llevan hasta la entrada del lugar. Luce mágico, como el camino que conduce a un cuento de hadas.

Miro de reojo a Nick, quien me observa con una sonrisa cariñosa pintada en los labios, y, a medida que el Audi avanza por el camino, él saca el estuche de las máscaras y saca la que se supone debo ponerme yo.

—Es hora de ponernos las masaras.

Su sonrisa se ensancha, mientras coloca su sencilla máscara negra en su rostro.

Lo único que puedo apreciar de su rostro son sus ojos, que lucen más azules de lo normal, más sensuales bajo la temprana luz del anochecer, su boca perfilada y su barbilla. Su semblante cambia por completo, luce más apuesto que nunca.

Mi pecho se llena de una sensación desconocida pero cálida, y, haciendo a un lado el sentimiento, y con una sonrisa tirando en mis labios, también me pongo la máscara que me ha dado.

El hombre que conduce finalmente aparca en el camino de la entrada, una de las personas de afuera se apresura a abrir la puerta a mi lado y de repente, soy cegado por los flashes de las cámaras de los fotógrafos que mueren por tener en la primera plana de mañana al Magnate.

— ¿Estás listo?

—Eso creo. —suelto, en medio de una risilla nerviosa.

— ¿Confías en mí?

Frunzo el ceño en confusión, pero no me demoro nada en responder—: Siempre.

La sonrisa que se forma en su boca es única, y de un solo movimiento vuelve a cerrar la puerta del auto. Elevo una de mis cejas en confusión y él, en contestación, pasa su pulgar por mis labios antes de susurrar con voz ronca—: Necesito besarte... porque estoy más que seguro que no podré hacerlo allí adentro.

Asiento en su dirección y junto nuestros labios, empezando un baile de lenguas que nos deja sin aliento.

—Si no salimos van a sospechar —Digo, en un susurro y respiro profundo—, es hora.

Él asiente en mi dirección, orgulloso y sin esperar nada más, sale del auto, yo, por mi parte, me demoro un poco más al hacerlo, pero cuando lo hago, soy bombardeado por preguntas acerca de quién soy y que hago con el hombre que camina a unos metros de distancia.



La alfombra de un material oscuro de extiende sobre el césped por un lateral del lugar y conduce hasta una gigantesca carpa ubicada en los terrenos posteriores del lugar. Nick se posiciona a mi lado, toma mi brazo en un gesto que supongo es protector, y jalándome un poco haciendo nuestro camino por la alfombra junto con un grupo de personas que logro reconocer como lo más Élite de la comunidad londinense, luciendo su mejor sonrisa y sus costosos trajes.

Muchos de ellos se encuentran delante de una fuente casi al llegar a la carpa, posando para las cámaras que no dejan de iluminarlos por un solo segundo.

Al darse cuenta quien ha llegado, la atención de todos se va al hombre a mi lado, quien con gesto seguro y autoritario avanza conmigo acuestas hasta dejarme a un lado e ir a posar frente a la fuente.

Yo, me quedo a unos cuantos pasos de él, esperando el momento oportuno para avanzar en su dirección.

— ¡Señor Da Silva! —grita uno de ellos, llamando mi atención.

Esclavo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora