Los últimos días han sido, como poco, caóticas.
Me he encontrado en medio de un huracán que amenaza con acabar todo a su paso.
Se siente como si el mundo se hubiese convertido en un caos, como si mi tumba estuviese cavada en lo más profundo de la tierra y estuviese listo para caer a ese abismo.
Como si de repente todo a lo que le he huido este tiempo me estuviese estallando en la cara y no pudiese hacer nada para contener su expansión.
El caos comenzó el lunes, cuando por equivocación, al conectarme a internet para notificar mi inasistencia a las instalaciones de la universidad un apartado en la página principal de Google llamó mi atención.
Esa mañana, luego de buscar explicaciones que no existen acerca de mi relación con Nichollas Da silva, me enteré que la noticia sobre la vida del chapero de tres al cuarto que baila en un club nocturno y se acuesta con el magnate, salió a la luz.
El anuncio de una revista en internet —de la cual no recuerdo el nombre, y donde una foto de un chico bailando en un tubo que no soy yo, encabeza la portada de una revista— y los comentarios, no se hicieron de esperar. La cantidad de artículos que hay en las redes es absurda, y las noticias dentro de ellas son tan irreales, tan estúpidas e incoherentes que, si no fuese por el peso de lo que está sucediendo, estaría muerto de la risa.
Leí uno de ellos, —todo por el masoquismo de querer caer un poco más en mi abismo—, en el que se habla de cómo un simple alumno de Oxford, que a simple vista es normal, pero que se retuerce en una varilla de metal por las noches, fue capaz de metérsele por los ojos al Magnate, para terminar enredado en sus sabanas, solo busca satisfacerse a sí mismo de la buena tajada de dinero que puede sacar de la familia Seller. Y, como si fuera poco, fue capaz de exponer al empresario en medio de un evento familiar con el afán de volverse noticia y conseguir la atención de la prensa. Todo por dinero, fue más de lo que pude soportar.
Decir que me sentí miserable, denigrado y asqueado por sobre todas las cosas, no se compara en lo más mínimo a lo que en realidad estoy sintiendo. La angustia, el dolor, la incertidumbre se han convertido en mis verdugos, estoy encadenado en una prisión mental, siendo torturado una y otra vez porque sé que pude haber evitado todo esto, sé que si hay alguien culpable de esta situación soy yo y me he permitido llenarme de la culpa porque sé que es menos de lo que merezco.
Al día siguiente —martes—, los periódicos llenaron las calles de Londres con mi nombre en sus portadas, relatando la vida trágica del pobre chico que, además de ser un drogadicto, vende su cuerpo con el motivo de mantener a su madre bien, de la cual aún no saben su paradero y piensan que no es más que una farsa de su parte para seguirle sacando dinero a Nichollas. Y yo, no pude sentirme más agradecido por el hecho de que no hayan podido saber nada de mi mamá, sin embargo, no he bajado la guardia, porque, apenas llegó el periódico a la casa de Omar, corrí hacia mi teléfono celular para comunicarme con el hospital y casi rogar porque no den información de mi madre ni dejen pasar a nadie que no sea yo.
Esa misma mañana, sin saber cómo o porque, una mujer con un equipo de hombres, apareció en la puerta de casa de Omar, presentándose como una de las reporteras de un reconocido programa de chisme y farándula. Ella, luego de su presentación, le pregunto si sabía dónde podría contactarme o si, en su defecto, podría entrevistarlo a él pues era mi jefe.
Él, en su desconcierto, le grito que no sabía de mi paradero, que se metiera en sus asuntos y le cerró la puerta en la cara.
En la misma tarde volvieron a tocar la puerta y, en medio de mi sorpresa descubrí que no era nada más y nada menos que Matthew, quien, al verme desaparecido agoto sus opciones hasta que lo trajeron aquí. Sobra decir acerca de la acalorada discusión que mantuvo con Omar cuando no le permitió el ingreso alegando acerca de su privacidad. Matt, tan obstinado como solo él puede ser, amenazó con tumbarle la puerta de ser necesario, pero que no se iba a mover del lugar hasta hablar conmigo.
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Esclavo De Ti
Ficção Adolescente"Aveces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante" -Oscar Wilde Tan atractivo, Tan alto, Tan reconocido, Tan vacío, Tan arrogante, Tan falso, Tan él. ~▪~ ¡Tenemos nueva portada! Hec...